Un nuevo amor (Parte 1)

Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 21 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

Bueno, hace mucho tiempo que no me ponía las pilas para poder seguirles contando las experiencias que he tenido durante mi vida sexual. Pero aquí estoy de vuelta y le doy las gracias igual a quienes se acercaron a dejar su mensaje de buena onda y pidiéndome volver jaja.

Bien, como les había contado en la publicación anterior, terminé de hacerme la escort y preferí seguir con mi vida fuera de ese extraño mundo. El año ya se estaba acabando, así que con un grupo decidimos armar un viaje a la cordillera, donde nos conseguiríamos unas cabañas y carpas para quienes desearan quedarse así. Organizamos todo y reunimos a un número de no más de veinte chiquillos de la universidad, compuesto por gente de mi curso, de tercero, segundo y mechones que ya se habían encariñado con nosotros.
Llegado el día, nos juntamos todos en el terminal para tomar una micro que nos llevaría hasta donde queríamos, así que nos tomó no más de dos horas y por fin pudimos bajarnos para hablar con la administradora del lugar. Un espacio realmente amplio con un montón de cabañas dispersas por el campo. Había mesas junto a cada casa y un espacio para guardar autos, que usamos más bien para poner las carpas de los chicos.
Durante la tarde estuvimos ordenando todo, organizando qué íbamos a hacer, las rutas que tomaríamos para el treeking y todo eso. Y bien llegada la noche nos juntamos todos a lecear. Estaban todos reunidos alrededor de la mesa y empezamos a hacer juegos con los tragos y todo eso, como yo no bebía, llevé jugos también para tener algo qué tomar jaja. También había otros chicos que no bebían alcohol, así que ahí compartimos y nos reíamos de nuestros amigos que ya estaban medio happys.
Más tardecito nos dio sueño, así que dejamos a los borrachines ahí riéndose de sus propias estupideces y sentimentalismos jaja. Me fui a la pieza que me tocaba y compartí cama con una chica de segundo año. No voy a decir su nombre porque no es parte tan especial en este relato, así que omitiré todo desde esa noche hasta el día siguiente.
Durante el otro día, hicimos una caminata muy larga y tuvimos muchas pausas para que los que no estaban acostumbrados a caminar tantas distancias, descansaran. Entre esas paradas, me puse a conversar con un grupo de segundo que llevaban un libro de aves, eso me interesó bastante así que ahí estuvimos un buen rato reconociendo los cantos de los pajaritos que había por el lugar.
Uno de los chicos que será de vital importancia para esta historia, es Samuel, un niño de cabello ondulado, de cuerpo promedio y con un poco de barba. Él no se veía como un chico muy popular ni nada de eso, se demostraba como alguien bastante tranquilo para mi gusto.
Así que durante la tarde bromeamos harto, charlamos y compartimos nuestras provisiones de viaje para no pasar hambres. Hasta que bien tarde, llegamos todos muertos de cansancio hasta las cabañas. Como el día había sido realmente agotador, nos fuimos todos derechito a la cama jaja, menos los que se habían quedado durante la tarde tomando alcohol o cosas así.
En mi pieza estaba todo vacío, y no quería dormir sola tampoco, así que le pregunté a mis nuevos amigos si querían acompañarme, obviamente preguntándole a quienes me acompañaban en la pieza si no les molestaba cambiar de lugares, puesto que todos estábamos muy cansados y necesitábamos un buen colchón.
Ellos no se hicieron atado e intercambiaron sus cosas para esa noche solamente. Así que estando todos juntos ahí, le pregunté a la niña que nos acompañaba si dormiría conmigo, pero ella dijo que compartiría cama con el otro muchacho del grupo. Por lo tanto, Marcelo tendría que quedarse conmigo jaja, a pesar de ser un niño dos años menor que yo, no lo parecía tanto tampoco.
Así que nos pusimos pijama y nos arropamos bajo las frazadas porque estaba haciendo muchísimo frío.
Transcurrido un buen rato, mientras conversaba en voz baja con Marcelo, de pronto escuchamos el típico sonido que hacen los labios cuando se besan. Y realmente era que los otros dos niños estaban comiéndose a besos debajo de las frazadas jajaa, eso hizo que las mejillas de Marcelo se enrojecieran y volteara hacia mi, como sin saber qué hacer.
Levanté las cejas en señal de 1313 jaja, como molestándolo y él sólo soltó una leve risa incómoda. Le dije que mejor durmiéramos, así que me acerqué a él y me acurruqué para tener calorcito. Ni me imagino cómo se habrá sentido él, estando con una chica de cuarto año jaja y en una cama.
Pasaron las horas y la noche ya había caído por completo, no se qué hora habrá sido pero me encontré con Marcelo abrazándome y haciendo cucharita con su mano en mi cadera. Volteé mi cabeza para ver si él estaba despierto, pero nada, así que simplemente dejé pasar la noche hasta el día siguiente.
Cuando salimos después del almuerzo, fuimos a una laguna que estaba por ahí cerca. Tomamos nuestros trajes de baño y nos fuimos derechito a tirarnos al agua para aprovechar el sol que había.
Yo me había puesto un bikini que me compré hace un par de semanas atrás de color morado, me encantaba mucho cómo me quedaba. Me lancé un piquero y me encontré con los chicos con los que compartí el día anterior llamándome en dirección a una pequeña cascada que había más adentro.
Me puse a nadar para seguirlos hasta allí, y una vez debajo, noté que los niños estaban sentados sobre unas rocas. Me acerqué un poco más y en un resbalón terminó bajo el agua de manera muy repentina, me dio un tremendo susto porque fue tan sorpresivo todo. Pero Marcelo y el otro chico alcanzaron a sujetarme de los brazos para levantarme otra vez.
Para mi vergüenza, mientras intentaba levantarme pase a poner mi mano sobre el regazo de Marcelo. Ambos estábamos medio incómodos, pero preferí dejar que pasara piola, sin que los otros dos se dieran cuenta de ello.
Luego me senté junto a Marcelo muy cerca de la cascada y notamos que estos dos niños volvieron a comerse la boca a besos, claro que mucho más calentones jajajaa. Nos rodeó un poco de risa incómoda y le dije que mejor nos corriéramos un poco para dejarlos solos.
Él me acompañó y quedamos detrás de la cascada, lejos de la vista de los demás. Fue entonces que Marcelo me dice que le gustó mucho mi bikini y que me quedaba super porque tengo un cuerpo muy lindo según su opinión.
Le pedí disculpas por lo que había pasado con mi mano y que no tenía intención de hacerlo sentir incómodo ni nada jaja, fue ahí que nos sinceramos más y estuvimos más cómodos. Simplemente ahí disfrutando del ruido del agua cayendo y a lo lejos los gritos de los chicos.
Entre las conversaciones que teníamos, él intentaba todo el tiempo acariciarme los hombros o el rostro jaja, como que logré percibir su nerviosismo, hasta que luego de un rato, nos quedamos mirando harto tiempito, él se la jugó y se acercó para darme un beso.
Un beso que para mi resultó ser bastante tierno, se lo correspondí y ahí estuvimos sólo unos pocos segundos más hasta que terminamos. Nos miramos y nos reímos desviando la mirada a otro lado.
Más tarde, bien de noche, estábamos de regreso en las cabañas. Los demás estaban haciendo juegos con tragos y yo me sentía muy cansada como para seguir estando ahí. Ya eran como las 1 de la mañana y mi cuerpo ya no daba más jaja
Lo bueno de todo fue que la niña con la que compartía cama me dijo que no me preocupara porque se quedaría otra vez en la carpa con los otros, así que le dije a Marcelo que me iría a acostar porque estaba muy cansada. Él me dijo que me acompañaría porque no le gustaban mucho esos juegos en donde ya estaban todos medio borrachos jaja.
Entonces nos fuimos a acostar, me puse mi pijama en el baño y noté que él ya me estaba esperando ahí. Me pasé por arriba y entré para acostarme bajo las frazadas. Marcelo quería abrazarme, así que lo dejé poner su brazo debajo de mi cuello.

Bueno, dejaré este relato hasta aquí. Voy a tomar un descansito y pronto les subiré la siguiente parte de esta historia.
Muchas gracias a quienes me pedían volver con mis relatos, en serio les agradezco, aquí estoy de vuelta para ustedes
Nos vemos en la próxima
Bye <3