Probando los límites 1

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por roxarte31, 23 Nov 2020.

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  1. roxarte31

    roxarte31 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Esta experiencia la viví hace unos años con la misma mujer que escribí "Disfrutamos los dos".

    Probando los límites

    Corría mayo, era día miércoles feriado de 21 de mayo y un comercial de tv me hizo pensar un nuevo destino. Le hablé al whatsapp y le pregunté si tenía tiempo, me dijo que no, pero que más tarde me preguntaría... Era que ya había aprendido a ser curiosa, más si no le había dado detalles.

    Pasaron las horas, ya de noche me dice: ¡ya, ahora tengo tiempo! Y yo le pedí que fuera respondiendo las preguntas a continuación:

    R: ¿puedes regalarme 48 horas este fin de semana?
    A: ¡No puedo, pero si de regalos se trata, hablo con mi jefe que me debe unas horas extra y mañana mismo te doy tus 48 horas!
    R: ¿Si te dice que sí, entonces puedes viajar conmigo?
    P: Espera un minuto….

    Pasan cinco minutos y suena el whatsapp

    P: ¿A dónde me quieres llevar?
    R: Fuera de los límites, a probar…te
    P: A PROBARnos…
    R: Bueno, como sea, solo llevemos algo para comer y traje de baño.

    No me preguntó más que la hora de juntarnos ese jueves, ella no sabía a dónde íbamos, pero intuía a qué íbamos. La recogí en el centro, compramos algo para comer y enfilamos por el camino, que bordeaba un gran río, pasamos por un pueblo y seguimos ruta. Conversábamos de cualquier cosa, el día despejado, el paisaje, las praderas y no se aguantó…

    A: ¿Dónde vamos que me pediste traje de año, si estamos en mayo y ya es pleno otoño?
    R: ¡A las termas!
    A: ¿A las termas? ¿Dónde hay por aquí cerca? Llevamos media hora de viaje y pensé que era más cerca…
    R: De eso se trata, de ir al límite, lejos de la ciudad, probarnos en nuestros límites…
    A: te escuché probarnos y me subió un calor por el cuerpo, me siento roja.

    Efectivamente, estaba más que sonrojada pero no hice más alarde, nuestro viaje transcurría sin más distracción que lo sinuoso de la ruta y los lagos que están alrededor; cada cierto rato yo ponía mi mano en su pierna, la miraba y me acercaba de forma suave a su entrepierna. Ella miraba el camino, mi mano y me devolvía un agarrón en el paquete. Ninguno de los dos desabrochó un botón o hizo algún toqueteo brusco en el camino.

    Al llegar a las termas tipo 16 horas estaba de día, helado pero despejado, nos entregaron las llaves de la cabaña, un saco de leña y las reglas. La única que me acuerdo era que se cortaba la luz a las 2330 porque se apagaba el generador. La cabaña tenia dos habitaciones, un living-comedor y cocina juntos y baño.

    Hicimos fuego en la combustión para temperar la cabaña, una vez que se encendió nos pusimos cómodos, unos besos, caricias y desabrochó mi pantalón, bajó mi bóxer y sacó mi pene y me llevó a la cama. Recién ahí comenzó a dar pequeños lengüetazos, agarrarlo con sus labios y sacarme el pantalón. Yo intentaba desabrochar su blusa, aunque me tenía absorto de placer con su boca caliente envolviéndome, logré desabrochar su pantalón y poco a poco lo hice descender por sus piernas, salió su blusa sólo quedó su colaless. Me acariciaba el torso y las piernas, yo hacía lo propio en sus pechos pero ella no me dejaba más…

    Cambiaba el ritmo, su mano resbalaba en mi pene lleno de saliva, lo apretaba y lo agitaba como si quisiera que todo acabara ahí hasta que también comenzó a tocar mis testículos, ya estaba todo mojado, sus manos se concentraban entre mi miembro, mis bolas y mi ano. Ya había descubierto la vez anterior como provocar placer hasta que le pedí que pare ¡Que por favor pare! O le iba a llenar la boca de semen…

    A me miró lujuriosa y ella misma se sacó su colaless, dejó al descubierto su pubis brillante, depilado, pero más brillo tenía con su humedad. Pensé que lo tiraría fuera de la cama, era la única prenda que nos quedaba, sin embargo lo tomó, lo olió y luego lo puso en mi nariz para sentir su aroma, mis labios percibieron su humedad. Me dijo: vengo mojada desde que me subí a la camioneta.

    Yo aún suspiraba su perfume, aún recuperaba mi aliento después de la chupada que había dado. Le pedí que se tienda boca abajo, para acariciar su espalda, darle besos y sentir su piel, recorrer su cuello con mis labios, apretar el lóbulo de su oreja y también agarrarle su trasero.

    Mi lengua descubría nuevos caminos, mis manos comprimían su cadera, sus muslos, mientras la seguía besando. Le pedí su concha, que eleve su trasero se quede “a lo perrito”, primero para saborear su vulva rosada, abrirla, meter mis dedos, mis labios o mi lengua. Una vez que la sentí agitada cuando circundaba su clítoris me cambié a su trasero, oía sus jadeos y yo me desplazaba por sus cachetes observando el palpito de su ojete. Primero mi dedo para intentar entrar y luego mi lengua se introducía en su interior, sentía el calor de su cuerpo, no distinguía entre saliva o sus jugos y me detuvo:

    A: por favor, métemelo, pero quiero que me sostengas…

    Claro, a esas alturas el sudor estaba en nuestra piel, nuestra respiración y el fuego de la combustión tenían encendido todo.

    No me dejó buscarla, de un tirón me llevó el hasta su ingle, la rodee con mis brazos y pretendí jugar no meterlo enseguida, pero ella fue más hábil. Buscó mi trasero y me rozó con un dedo, que fue un reflejo para que yo le metiera el pico hasta adentro… ¡Su gemido fue potente, desde dentro, quedó sin aire!

    Yo besé sus pechos, pero al comenzar a bombearla, ella seguía pendiente de estimularme, dos de sus dedos me marcaban el ritmo de la penetración, ella quería controlar lo poco y nada controlable que había.

    En un momento me soltó, me separó un poco e introdujo sus dedos índice y medio de cada mano en el borde de sus labios mayores, quería sentir el roce de mi pene en su vagina, a mí me excitó y efectivamente el roce mayor nos hizo explotar en un orgasmo: yo la inundé de semen y ella dejó salir muchos fluidos.

    Nos reímos, nos despegamos porque literalmente estábamos fundidos, una ducha tibia por separado y nos cambiamos a la cama que habíamos elegido para dormir. Había que recobrar el aliento y que mejor después de una ducha y en una cama limpia.

    Que si quedaba algo de la mujer convencional que ella declaraba ser, no lo creo, no había nada tradicional que me hiciera pensar eso.

    Había caído la noche y corría un poco de viento, pero no habíamos viajado en vano a las termas.

    Desnudos en la cama, silencio solo se rompía por la brisa o el trinar de los pájaros, ahí en medio de la cordillera…
    R: ¿y tu traje de baño donde está?
    A: Encontré sólo un bikini, pero hace mucho frío para salir afuera, mañana vamos a la piscina…
    R: El frío es entre la puerta y el agua… ¿No te atreves?


    Continuará…
     
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  2. (sic)

    (sic) Usuario Casual nvl. 2
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    Esperando la continuación
     
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  3. criss10

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    Genial!!! Atento.....a la continuación.
     
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  4. DON PEPE

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    Gracias por el relato.
     
  5. odtc

    odtc Usuario Casual nvl. 2
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  6. Neonflux

    Neonflux Usuario Nuevo nvl. 1
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    Desde el año pasado ,que espero la segunda parte
    Se están repitiendo mucho las historias.
     
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