Por una sonrisa...

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por roxarte31, 21 Mar 2016.

  1. roxarte31

    roxarte31 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Esto fue hace un buen tiempo... una amiga me presentó a una amiga así como a la pasada, nos saludamos después unas veces más hasta que un día cruzamos la calle juntos: le sonreí!
    No tenía mucho más información de ella, de quién era ni qué hacía, pero como le sonreí ella también siguió la corriente y la invité a salir: su única condición era que debía ser soltero... me reí porque no uso tener pareja. Salimos y después del bar quedamos con ganas de seguir hablando.

    Ella una mujer de treinta y tantos y yo comenzando la tercera década, ella con un cuerpo esbelto y bien cuidado, con un trasero que envidiaría cualquier veinteañera; estatura mediana y yo un poco más alto, sin ningún atributo más que alto caliente.

    Así que después de tanto hablar nos fuimos a la Costanera para caminar, estacionamos la camioneta y le di un beso suave para probar... Ella no quiso ser menos y me lo devolvió con caricias, aún cuando sólo habíamos interactuado esa noche. Poco a poco los besos dejaron de ser inocentes y no sólo sus labios eran objeto de mi deseo.

    Continué mi tarea en su rostro y en su cuello, presionando suavemente su espalda, ella tan sólo se dejaba guiar por el ritmo de su respiración y por disfrutar el instante. Todo se detuvo una vez que intenté explorar bajo su blusa, me hizo sacar mis manos de su piel; sin embargo cayó en la cuenta que si había llegado a gemir sólo con besos, su cuerpo le pidió más...
    Sin pensar en dónde ir, simplemente le dije: es tarde, no crees? - Sí pero no tengo dónde llevarte a esta hora me dijo con cara de frustración. Ese afán de no querer verbalizar ciertas palabras me llevó a decirle: sé de un lugar donde nadie nos va a molestar pero no es mi casa. El sólo hecho de continuar con los besos le hizo brillar sus ojos, aunque para no ir de perdidas, se entusiasmó a besarme y buscar en mi entrepierna con sus manos cómo iba a ser su tarea después.

    Fuimos a un motel. A las dos am de un martes no hay demanda y
    me dijo que ella no acostumbraba a salir así la primera vez, que ella no era así... Simplemente no le pedí explicaciones, no tenía que demostrar nada, sólo podía dejarse llevar y si no quería algo debía ser clara. Ante sus dudas probé nuevamente con besos en su cuello, ahí las resolvió o al menos las dejó de lado.

    Ya en el motel no se hicieron esperar las caricias, los besos, el explorarse suavemente, casi como si fuera la primera vez. De inocentes intentando hacerle creer al otro la inexperiencia...

    Mientras ella exploraba mis brazos o mis hombros con sus manos yo besaba sus labios, la sostenía hacia mi cuerpo y la acariciaba con decisión: otra vez agitó su respiración! Era el momento de ir más allá, descubrir su piel, besar sus pechos... cada roce de mis labios con su puel desnuda era un suspiro, mis manos recorrían su piel hasta que desabroché su pantalón: no opuso resistencia. Mientras besaba sus pezones duros y le rodeaba el cuello, también exploraba su entrepierna inundada en placer. Suavemente introduje mis dedos, intentaba decir que no pero su cuerpo pedía más.

    Sus labios vaginales apretados deseaban más, por lo que mis besos recorrieron su abdomen plano, sujeté sus caderas con ambas manos para que no escape y me di a la tarea de besar su piel hasta encontrar esa humedad que llamaba a mi lengua. Con calma la besé reconociendo cada pliegue, pese a la incomodidad inicial, se liberó el deseo y me detuve en cada punto donde contraía su cuerpo.

    Para hacer un trabajo acabado, decidí voltearle con mis manos, como que no entendía al principio o quizás quería seguir disfrutando; sin embargo continué tocando su clítoris y me aboqué a su trasero: tuve que sujetarla para que no arranque de un beso negro hasta que su placer lo consumió mi boca.

    Estaba roja, acalorada, resoplaba de placer… le abracé y descansó unos segundos pues ahora ella sería quien me recorrería con sus labios en mi piel. Alternaba entre mi torso el sacar mi pantalón. Sus manos exploraban mis piernas y con pequeños mordiscos y tirones retiró mi bóxer. Una vez este afuera no dudó en probar mi pene, sentir esa saliva caliente me hizo desearla… alternaba entre mis testículos y mi miembro con pasión hasta dejarlo todo húmedo: ella quería sentirme sin reparos.
    Se detuvo y dijo: métemelo ahora que estoy caliente! Sólo la punta rozaba sus labios apretados, la acomodé entre mis brazos, entrecruzamos nuestras lenguas y lo hacía entrar despacio en su vagina. Una vez hecho el camino suavemente, lo saqué y me miró con cara de reclamo, besé sus pechos y se lo metí hasta el fondo: ella gemía de placer!! Escuchaba sus gemidos y más fuerte dejaba caer mi cuerpo sobre su vagina que me contenía y buscaba retenerme…

    Ella quiso tomar el control y se posó sobre mí, me dio un respiro, y sin siquiera mirar guió su vagina a mi pene, se lo metió y saltaba sobre mí, yo sólo sostenía sus caderas para que no arranque ni se salga hasta que en un momento sentí las contracciones de su musculatura interior, respiraba profundo y tenía sus ojos cerrados. Hizo una pausa y me besó profundamente sin haberse retirado ni un poquito de mi pene, no quería dejar de sentirlo…

    Estaba cansada se posó en mi torso, acomodó sus pechos y sin sacarse mi pene pidió tregua. No le duró mucho el descanso pues su cuerpo comenzó nuevamente a pedir acción. Se movía suave y mi pene estaba sensible. Ella se tomaba el trabajo de subir y bajar a pausas, comencé a excitarme y con una mano tomó mis testículos, los separaba cada vez que se deslizaba sobre mi piel, los amasaba como si intentara masturbarme mientras me acariciaba con su vagina a lo largo de mi pene: esto me excitó y lo repitió hasta hacerme acabar inmerso en placer.

    Como desde un principio dijimos que estaba todo permitido, ella después de un rato se sentó sobre mi cara, se acomodó dándome la espalda y me dejó su entrepierna a disposición para que la explorara. Me tenía atrapado con sus piernas, sin embargo no dudé en estimular su clítoris, ayudarme con mis dedos para darle placer en sus labios vaginales, estimular su botón con mi lengua y colocar mis dedos tanto en su entrepierna como con la puerta de su trasero. Mientras tanto ella tenía apoyada su cara en mi pubis, quería disfrutar el aroma a sexo. Una vez que se calentó, comenzó a chupar, a besar, incluso a mordisquear mi pene, según fuera su estímulo en su entrepierna.

    Sus esfuerzos rindieron frutos, sus manos me masturbaban y recorrían mis testículos; tuve un orgasmo lleno de placer. Descansamos una hora y ya era hora de ir trabajar.

    Continuará
     
    #1 roxarte31, 21 Mar 2016
    Última edición: 28 Mar 2016
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  2. klaussen

    klaussen Usuario Nuevo nvl. 1
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    buen relato amigo, espero la segunda parte
     
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  3. Magic_DaFrE

    Magic_DaFrE Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Muy buen relato me gusto mucho, los detalles, el vocabulario, todo. Esperando la segunda parte
     
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  4. ice_32

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    pero q excelente relato...detalles precisos que hacia que la imaginacion estuviera en el lugar apreciando todo...a la espera de la segunda parte...
     
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  5. roxarte31

    roxarte31 Usuario Nuevo nvl. 1
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    gracias!
    Ya está lista la segunda parte...
     
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  6. DON PEPE

    DON PEPE Super Moderador
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    Buenos relatos.