Por una sonrisa.. 2

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por roxarte31, 28 Mar 2016.

  1. roxarte31

    roxarte31 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Viene de: “Por una Sonrisa”

    Como el deseo se prende con la mirada, en la semana siguiente, me bastó tan sólo mirarla para que su cuerpo recordara los besos, las caricias y todas las sensaciones que ella había vivido. Esta vez quería empezar temprano para disfrutar más, por lo que pasamos por un happy hour y nos pasamos por la Costanera para empezar el juego.

    Primero besos en el cuello, después en los labios tan sólo para humedecer nuestras lenguas y comenzar a jugar… Como los límites estaban fuera, ahí mismo en la Costanera –dentro de la camioneta- las manos curioseaban la piel que recién hace una semana habían recorrido por primera vez. Mis besos cada vez eran más atrevidos: primero el cuello, los labios, luego en el hombro como si intentara correr la tira de su sostén.

    Ella se dejaba besar y ponía sus manos en mi torso bajo la camisa. Cada vez que sentía sus uñas en mi piel era un mordisco en su cuello o mi lengua recorriendo su oreja izquierda. Había tiempo… estaba centrado sólo en besarla, aunque a veces temerario intentaba besar sus pechos separando tan solo un poco su blusa.

    Quise ir por más y desabroché un botón pero no fue suficiente, con otro más pude apreciar sus pechos que esperaban mi lengua… ¡No esperaron sus gemidos más que el primer contacto de mis labios con sus senos para hacerse presentes! A pesar de tenerlos a disposición, aún el sostén los recubría, como si tratara de protegerles de tantos besos. Mis manos estaban en su espalda, presionando cada cierto tiempo los puntos donde comenzaba a retorcerse, cosquillas decía ella, placer decía yo.

    Sujeté firme su espalda y besé cada pecho, más quería retirar los tirantes para que no molesten… mi lengua los empujó para descubrir un poco más, aunque mis dedos ya trabajaban para liberar la presión ejercida en su espalda. Retiró ella su sostén y abrió un tercer botón de la blusa: estaba ahí con sus tetas al aire, en la calle, tapada con sólo con el vapor de los vidrios empañados. Mis labios corrieron a sus pezones duros, que se erizaban aún más con el calor de mis exhalaciones, como si más duros no les fuera a tocar o no les hiciera sentir placer.

    Una vez acariciados y recorridos sus pechos, simplemente le saqué la blusa para besar su espalda, su nuca y tocar de vez en cuando sus pezones. Nunca dijo no, nunca verbalizó contrariedad por quitarse la ropa así en la camioneta. Mientras las sostenía contra mí, abrí lentamente su pantalón y me dijo: NO, tendrás que esperar… Había dejado que la desnude a besos pero impidió que me acerque a su entrepierna pues “estaba en sus días”.

    Para no pasarse de frío, buscó su blusa y sin abrocharla se volcó sobre mí en un movimiento decidido y suave: no quería que los transeúntes percibieran algo extraño. Besó mi torso, se detuvo en mis tetillas que siempre están erectas, casi como pezón. Sus manos me recorrían y también estiró el asiento, abrió mi pantalón junto con el cierre para sobar mi miembro. Su lengua recorría mi cuello, mi torso y también mi abdomen; parecía que sólo a ratos le interesaba sobarme sobre el bóxer. Hizo que baje un poco mi pantalón.

    Me daba placer tenerla ahí semidesnuda, en plena calle, dándome besos mientras la gente caminaba. De repente comenzó a mordisquearlo sobre el bóxer, era sólo el preámbulo para sacarlo, escupirlo y masturbarme. Con una mano lo acariciaba y con la otra tomaba las bolas. Cada vez que iba hacia abajo me apretaba el pico con fuerza y estiraba los testículos para retorcerme de placer. Cuando una mano se cansaba, ponía la otra para seguir la tarea…

    Me tenía caliente, le tocaba los pechos y a ratos el culo. Intentaba acercar su cara para que lo chupe; sin embargo ella seguía en sus menesteres. Cuando comencé a respirar bien agitado, ella detuvo el trabajo de sus manos; dejó pasar un momento, y sólo besaba la punta, recorría su lengua el glande hasta que lo metió de golpe hasta el fondo en su boca.

    Sus dedos índice y pulgar formaron un círculo alrededor de mi pene mientras su lengua lo acariciaba y humedecía: empezó a mover son suavidad sus dedos mientras sus labios se deslizaban acalorados.

    Comenzó a alternar besos a mi glande con el movimiento de su mano, como si quisiera que acabe en su boca, lo intuí, pero me quedé en silencio para descubrir hasta dónde quería llegar ella. Poco a poco hicieron efecto sus besos y me dejé llevar: cuando abrió su boca para chuparlo ¡disparé mi semen justo a su boca! Ella dignamente lo recibió, exprimió mi pene, cerró la boca, abrió la puerta de la camioneta y lo escupió afuera.

    Estaba ella sorprendida porque era la primera vez que alguien se lo echaba adentro y se asustó, no supo reaccionar y simplemente lo expulsó. Le expliqué que lo podía saborear con la punta de la lengua, le di un beso en la boca y le sugerí que si quería, podía compartir la sensación conmigo. De puro caliente me pidió que no me masturbe para compartir más…

    A la semana siguiente nos encontramos por casualidad en un carrete y lo primero que preguntó era si me había acordado de su pedido… sólo le guiñé un ojo. Todos estaban en su onda, algunos ya se iban de la casa y otras subían las escalas para atinar con el dueño de casa. Me llevó a la cocina de la casa de su amigo, trancó la puerta con una silla y apagó la luz para sentirse segura: sus labios buscaron mi pene y yo ayudé a que lo encuentre. Comenzó a chupar, a masajear con sus dos manos mientras estaba ella de rodillas y yo afirmado en la pared. Mi pico reaccionó y creció en su boca, lo tenía sólo para ella: desesperada lo apretaba y lo lamía; quería experimentar.

    No me dejó tocar su piel, ni sus pechos ni su espalda… parecía que quería probar que de una chupada podía darme un orgasmo. Los nervios y el temor a que nos pillaran hicieron que mi excitación aumentara fácilmente, no demoró en llegar el placer y con él la leche que ella deseaba.

    Ver su cara mientras ella saboreaba mi semen era más placer. Ella no dudó en besar mis labios. Yo no dudé en introducir mi lengua en su boca para recibir mi semen a cambio de placer. Después de ese beso con lengua, ella me pidió que sienta el calor de su entrepierna. Su calzón estaba mojado así que mis dedos lo corrieron un poco, esa humedad la llevé a mi boca y jugué a excitarla con mis dedos en su interior. Hizo que me detenga cuando estaba a punto de tener un orgasmo pues alguien tocó la puerta de la cocina, acomodó su falda y salimos como si nada.

    La noche había terminado y ella sólo estuvo a punto de tener un orgasmo.

    Continuará
     
    #1 roxarte31, 28 Mar 2016
    Última edición: 8 Abr 2016
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  2. Magic_DaFrE

    Magic_DaFrE Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Muy buen relato, me gusto mucho sobre todo el lenguaje que ocupas, este si es un relato erótico
     
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  3. ice_32

    ice_32 Usuario Casual nvl. 2
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    excelente relato...harto detalle...a la espera de la tercera parte..
     
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  4. roxarte31

    roxarte31 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Acabó la espera!
     
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  5. DON PEPE

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    Gracias por el relato.