Un nuevo amor (Parte 4)

Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 21 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

Bueno, las casualidades de la vida se dan muy a menudo, pero este tipo de casualidades era algo que no me esperaba y ni siquiera si había llegado a pasar por mi mente.
Durante el verano, habiendo terminado el año universitario, Marcelo me invitó a pasar unos días con su familia porque irían de vacaciones a un camping. Estaba emocionada y algo ansiosa igual de poder conocer a sus padres, él igual estaba contento de poder presentarme ante ellos, incluso se notaba algo más nervioso de lo normal.
Me preparé lo mejor posible, y puse en mi bolso las cosas que iba a necesitar. Se conoce a la mujer por cargar más cosas de las que necesita, pero es que uno nunca sabe cuándo puede llegar a requerir de algo urgente, jaja. Así que él me fue a buscar al depa para ayudarme con mis cosas.
Recuerdo que esa vez aprovechamos de besarnos y regalonear un rato antes de irnos, porque sabíamos que junto a sus padres no podríamos querernos de esa manera jaja.
Marcelo me hablaba maravillas de sus padres, que eran muy esforzados y que habían trabajado muy duro para poder darle la educación que había tenido. Les estaba yendo muy bien en sus trabajos, así que todo iba de viento en popa para la familia.
Me gusta cuando la gente puede salir adelante, a pesar de no tener todas las comodidades como yo las tuve. Aunque igual siempre quise ponerme en el lugar de otros y no derrochar todo mi dinero como una irresponsable.
En fin, llegamos a la casa de Marcelo y me encontré con su mami, quien me recibió con mucha alegría y un abrazo re apretado jaja, me saludó diciéndome que era muy bonita y que le daba gusto conocerme por fin, porque Marcelo le había hablado sobre mi desde hacía mucho tiempo.
Estuvimos conversando un buen rato mientras esperábamos a que llegara el papá de Marcelo, que andaba comprando provisiones para el viaje, porque como nos íbamos a quedar un buen tiempo allá, necesitaríamos muchas cosas. La mami de Marce me empezó a mostrar las típicas fotos de su hijo de pequeño, y yo simplemente sonriendo jaja.
Luego de un buen rato, apareció el personaje que menos pensé que llegaría a encontrarme. El hombre que se había asomado por la puerta era el mismo hombre con el que había tenido una cita mientras trabajaba de escort. Si no se acuerdan, les recomiendo que vayan a mi publicación "La Escort (Parte 2)". Era el mismísimo Alfredo, el hombre que me hizo llegar al orgasmo en aquel motel fuera de la ciudad.
Ambos nos quedamos perplejos jaja, casi sin decir nada, fue algo muy extraño e incómodo, porque ninguno reaccionaba a saludarse.
Él tomó la iniciativa y me abrazó suave y lento, como queriendo no hacerme daño. Notaba en su cara que no quería ser descubierto jaja, porque sabía lo que ambos habíamos hecho hace tiempo, pero ese tema ya era pasado y nadie tenía que saberlo tampoco.
El tema fue que se intentó sacar el pillo con que andaba pensando en otra cosa, por eso no había reaccionado a saludarme antes jaja, aunque debo admitir que yo igual me puse muy nerviosa cuando llegó. Porque había sido un hombre que conocí durante solo una tarde y que me había provocado un orgasmo en el sexo. a pesar de que no lo conocía de nada, logró hacerme sentir deseada y satisfizo mi necesidad con ese exquisito sexo oral. La verdad es que era bastante raro estar parada frente a él como la polola de su hijo, y claramente es como muchos dicen: el mundo es un pañuelo.
Resultaba que el hombre con el que había estado en un motel, ahora era mi suegro jaja, pero preferí dejar que pasara todo piola y simplemente seguí con mi actuación de que no lo conocía de ninguna parte, él hizo lo mismo.
Viajamos tranquilos todos hasta llegar a la cordillera, nos quedamos en unas cabañas muy bonitas en medio de un frondoso bosque. No conocía ese lugar, así que era algo nuevo para mi. Decidimos salir a caminar con Marcelo mientras sus papás se encargaban de ordenar algunas cosas y una vez que estuvimos más que lejos, a Marcelo se le ocurrió la idea de abrazarme por la espalda y besar mi cuello, que es mi punto débil.
Lo único que quería era relajarme jaja, y luego de un par de segundos, noto que Marcelo me está bajando el pantalón. Lo escucho decirme con una voz muy excitada que nunca lo había hecho en un bosque jaja, y que tenía muchas ganas de tenerme desnuda ahí mismo. Le comenté que podían pillarnos, tal vez sus papás nos saldrían a buscar y si nos llegaban a encontrar así, quizás qué iban a pensar.
A él pareció no importarle y metió sus dedos entre mis piernas para estimularme. Ahí fue en que me quedé callada para concentrarme en lo que estaba sintiendo, no tenía tiempo para pensar en si nos descubrirían o no, la verdad es que fue muy osado de su parte y no esperaba que actuara de esa manera jaja.
Al cabo de un rato, siento que está metiendo su pene en mi vagina. Se sentía demasiado exquisito todo y lo único que quería era que entrara luego. Pero él me torturó durante unos momentos, rozándome con el glande sin tener intenciones de entrar.
Tuve que sujetarlo yo para poder meterlo por mi cuenta y que empezara de una buena vez. Me estaba muriendo de ganas por hacerlo y él no me dejaba disfrutar jaja.
Estuvimos teniendo sexo ahí mismo, en medio de los árboles, con el sonido de los pájaritos y el agua del río corriendo bien abajo. Pero no pudimos durar mucho hasta que escuchamos pisadas que se acercaban a paso firme.
Me quité a Marcelo y subí mis pantalones lo más rápido que pude para que nadie se diera cuenta de lo que estábamos haciendo. Y para la mayor de mis preocupaciones, resultó que era Alfredo el que se estaba acercando mientras giraba la cabeza a todas partes, buscándonos, hasta que nos encontró, para nuestra suerte, con los pantalones arriba jaja.

Esta historia continua, esto todavía no termina. Espero que les esté gustando todo.
Nos vemos en la próxima.
Bye <3