3ero de forma inesperada

Hola, qué tal? Mi nombre es Pascale y hace un tiempo vengo leyendo sus historias y me animé a compartirles una de varias que tengo.

Cuéntenme qué les pareció.

Esto sucedió hace algunos años, era día viernes y con un grupo de amigos decidimos ir a un bar a tomar algo luego de terminar la jornada; dentro del grupo se encontraban Pablo y su polola Pamela.


Ellos eran una pareja que llevaba varios años de relación, bien buena onda. Pablo era alto y de contextura delgada, habíamos sido compañeros en la universidad y mantuvimos una buena relación de amistad con posterioridad. A Pamela no la conocía tanto, habíamos intercambiado palabras alguna vez dentro de los carretes, pero nada más allá de eso; 1,65 más o menos, contextura normal con unas lindas caderas, senos lindos y unos ojos color verde muy bellos.


Habiendo llegado al bar nos pusimos a tomar un rato, todo tranquilo y normal hasta que Pablo propone dejar aquel lugar para dirigirnos a su dpto. Como había terminado la semana casi nadie quiso acompañar producto del cansancio. En esas situaciones siempre digo, ‘’Entre darle y no darle, hay que puro darle’’, así que le hice ver que yo apañaba Pablo y Pamela se alegraron, volvieron a insistir, ahora con el aliciente de que ya se había sumado alguien, pero no encontraron respuestas positivas así que fuimos los tres no más.


Llegamos a su departamento, la noche transcurrió normal, tomamos unas piscolas y conversabamos de la vida; en ese momento salió a colación -producto de una broma sin importancia- el tema de los swinguers, Pablo me preguntó si había asistido alguna vez a ese tipo de fiestas a lo que contesté que sí. Por supuesto que ambos quedaron muy intrigados y les comenté un poco de mi experiencia y quedaron maravillados, me señalaron ‘’siempre nos ha calentado la idea de tirar con más gente’’ pero no se había dado la ocasión. Continuaron la conversación y noté que Pamela acariciaba la pierna de Pablo, en ese momento no le tomé importancia, pero luego entendí que era una señal de lo que iba a pasar a continuación.


Luego de haberles contado a grandes rasgos mis experiencias me levanté al baño; me mojé la cara y al volver noté que Pablo y Pamela se estaban besando de forma apasionada, incluso él tenía su mano abajo de la polera. Para no hacerlos sentir incómodos hice un poco de ruido antes de entrar en escena, aunque noté que Pamela me había visto de reojo, sin embargo ellos volvieron a sus posiciones como si nada hubiera pasado.


Al entrar me hacen un espacio en el sillón y me dicen, ven siéntate, quedando Pamela al medio. Continuamos la noche y nos hundimos cada vez más en el alcohol, supongo que eso desnihibió a los muchachos porque lentamente comenzaron a acariciarse mientras hablábamos, esos roces fueron cada vez más insolentes al punto de habernos encontrado hablando a la vez de que Pamela tocaba la entrepierna de Pablo y él sus senos. Sin darme cuenta me encontré con Pamela encima de él, besándose efusivamente. Dudé respecto de qué hacer, pensé ‘’¿Se habrán olvidado que estoy acá?´’’, no pasó mucho para que aquella duda fuera resuelta por la mano de Pamela que me invitaba a acercarme.


En estos casos, uno suele tener información acerca de cómo actuar, digo, conversaciones previas respecto del carácter que se pretende dar al encuentro, pero en este ocasión me enfrenté a esta situación sin más información que aquella que había recibido durante la conversación: ‘’siempre nos ha calentado la idea de tirar con más gente ‘’. Supuse que vieron la oportunidad de cumplir su fantasía y no iba a arruinar aquello, por lo que decidí ser cauteloso dejando que ellos guiarán la acción.


Al acercarme Pamela se baja de las piernas de Pablo para colocarse entremedio de ambos; en ese momento comenzó a jugar con sus manos por sobre nuestra ropa, lenta pero decididamente; primero con movimientos suaves para luego avanzar a movimientos fuertes y marcados. En el entre tanto, con Pablo nos abalanzamos sobre ella, tocándola y besándola por ambos frentes, notaba como ella, excitada, se entregaba cada vez más a la situación.


Me hubiese gustado poder ver esa imagen desde fuera; a ella en medio de nosotros, besando a su pareja mientras yo su cuello y desparramaba mi mano sobre su abdomen. Sin querer, a veces se encontraba con la de Pablo, lo que nos causaba risa, luego cada uno seguía su camino logrando abarcar muchas zonas del cuerpo de Pamela.


La tensión continuaba, si bien aún nadie se había quitado la ropa, fue Pamela quien en un acto inesperado rompe con el momento y bruscamente desabrocha mi pantalón, abriéndolo de tal forma que permitía que se notara mi pene erecto escondido en mi ropa interior. Repitió la acción esta vez con Pablo. Por supuesto que nosotros respondimos y entre los dos le quitamos su polera, dejando ver sus bellos senos (dado que andaba sin sostén), ‘’Tienes unas tetas muy bonitas’’ le dije, a lo que ella respondió ‘’¿te gustan, quieres tocaras?’’, no fue necesario que replicara en palabras y me lancé encima de ellas, recorriendolas primero con mis manos y luego con mi lengua. Noté de reojo la cara de calentura de Pablo quien mientras veía como tocaban las tetas de su polola, introducía su mano en el pantalón de ella para comenzar a masturbarla. Pude ver como poco a poco Pamela abría sus piernas para permitir que la mano de su compañero pudiera tocarla de forma más cómoda. En ese momento, ella sacó nuestros penes y comenzó a correr sus suaves manos en ellos, al mismo tiempo. Me percataba de la excitación de Pablo al ver como su polola ‘’pajeaba’’ a otro hombre frente a él; allí fue cuando le quitó sus pantalones, abrió sus piernas y se posición en frente de ella para hacerle sexo oral.


La escena era muy bella, Pamela entregada sintiendo placer y dando placer, me besó mientras recibía la lengua de Pablo entre sus piernas, yo miraba excitado cómo se mojaba cada vez más.


Luego de un tiempo, Pamela se paró y nos tomó las manos y nos condujo a su cuarto. Dentro de esas paredes ella tomó las riendas del asunto, me colocó apoyado en el respaldo se puso en frente mió e introdujo mi pene en su boca; pude sentir el calor y suavidad de su lengua que comenzaba a recorrerme, mientras tanto sus rodillas se inclinaron ofreciendo su hermoso culo a Pablo quien comenzó a penetrarla. Pude sentir los primeros gemidos de placer de Pamela, los cuales no podía escuchar del todo pues tenía mi pene en su boca.


Cambiamos luego de unos minutos, ahora era yo quien estaba detrás y ella jugaba con el pene de Pablo. Pude notar la complicidad entre ambos, algo que sin duda me excitaba. Si tuviera que mencionar el climax de aquella situación, sin dudas fue el momento en que ella se acercó para besarlo, mientras yo la embestía por detrás; notaba la excitación de Pablo al besar a su compañera mientras gemía de placer al ser penetrada por otro, veía la satisfacción en sus ojos. Quienes hayan estado en esa situación podrán entender el placer que esconde el erotismo y si algo había en esa habitación era eso: el erotismo de una pareja cumpliendo su fantasía. Luego de aquello nos miramos conducidos por la calentura de la situación, y entendimos que por ese lapsus de tiempo, durante esas breves horas habíamos construido una confianza tácita entre los tres, creo que fue eso lo que nos permitió poder disfrutar la experiencia.


Luego de aquel momento, noté que ellos conversaron algo, de forma muy breve. Acto seguido me piden que vuelva a apoyarme en el respaldo, luego de lo cual Pamela se subió arriba mío introduciendo mi pene lentamente generando una sensación exquisita al momento de haber ingresado en su totalidad, para luego empezar a moverse lentamente.

Pablo miraba atentamente la situación, sin duda excitado, pero noté en su cara una sensación de duda, cómo si estuviera por tomar una decisión que aún no zanjaba. No alcancé a darme cuenta cuando se ubicó detrás de Pamela, recorrió su espalda hasta bajar a su cintura y comenzar a jugar en su cola, poco a poco. Intuí de inmediato cómo terminarían esos juegos; Pamela se acerca a mí apoyando su cabeza en mi hombro, podía sentir su respiración en mi cuello cuando en un momento siento un suspiro recorrió la habitación, que hasta el día de hoy me gusta recordar cuando quiero ponerme hot, una mezcla entre suspiro y gemido hacía dentro, señal inequívoca de que Pablo había comenzado a penetrarla analmente.


Fueron unos segundos en que tuvimos que acomodarnos para que los tres quedaramos cómodos y luego se desató el placer… sentía los gemidos de Pamela encima mío, sentía su respiración y el calor de su cuerpo mientras me apretaba con sus manos luego de cada embestida que dábamos entre Pablo y yo, logrando un ritmo en el cual turnabamos penetraciones y que la llevó a a un orgásmo tremendo.


Pamela estaba extasiada cumpliendo aquella fantasía, así que luego del orgásmo producto de la doble penetración continuamos; turnando un rato, yo los veía a ellos y luego Pablo me veía con tirando con Pamela, hasta que llegó el momento en que no aguantaba más y quería eyacular, por ello nos pusimos Pablo y yo, uno al lado del otro y Pamela se agachó para hacernos sexo oral a ambos: mientras tenía un pene en la boca, masturbaba al otro y así fue turnandos siempre mirandonos con esos hermosos ojos verdes. Estaba muy excitada incluso en un momento introdujo nuestros dos penes en su boca. Ella notó cuando ya no aguantaba más, sintió como poco a poco mi pene iba llegando a un punto de no retorno, sacó de su boca y lo dirigió a su cara momento en el que exploté, ella tenía una cara de placer al sentir mi semen recorriendo su cara y corriendo a su cuello y senos, casi como acto reflejo, producto de la excitación Pablo eyaculó encima de ella también; ella estaba on fire en ese momento al ver como los dos habíamos acabado encima de ella, como el semen de dos hombres cubría su cuerpo.


Luego de eso nos echamos en la cama en un silencio cómplice, el cual solo fue roto por un suspiro acompañado de una risa por parte de Pamela, quien expresó toda su satisfacción con la experiencia.


Los pormenores y trivialidades posteriores no vienen al caso, bastará con decir que los tres quedamos satisfechos; él por haber visto a su mujer con otro hombre, ella por haber estado con dos hombres a la vez y yo por el erotismo y placer que me entregó aquel trío.

​