Con la señora del aseo (parte 2)

Este relato puede interpretarse como la continuación de mi relato anterior, en donde terminé en un motel con la señora del aseo. Para poner en contexto, con ella hace ya varias semanas habíamos comenzado a tener bastante química, conversábamos bastante, buena parte de los días la iba a dejar a su casa (en Puente Alto, yo vivo en La Florida) y cuando no, la acercaba a una estación de metro, hasta que un dia pasamos al Mall Florida Center y en los estacionamientos de ese mall pasó el primer beso y después de unos manoseos, terminamos en un motel del sector de Vicuña Mackenna. De ese encuentro pasaron varios días, en donde Cecilia tomó distancia de mi y se dejó de ir conmigo en mi auto por algunos días, hasta que hace un par de semanas (antes que comenzaran las cuarentenas en Santiago), le dije mientras me hacia el aseo en mi oficina ocurre el siguiente dialogo:

- Cecilia, quería comentarte algo.

- Si Gabriel?

- Quería proponerte un trabajo… no sé si te parece

- Y de que cosa?

- Como sabes, vivo solo en mi departamento y muchos días salgo de aquí de la oficina tarde y llego a mi depto. Solo a dormir… y en las mañanas salgo muy temprano… y por eso pensaba en que si puedes, podrias ir los sabados en las mañanas a ordenar mi depto. Esta ordenado, pero no tengo tiempo de pasar la aspiradora o de hacer un aseo más profundo.

- ¿Quiere que parta este sabado? (cambio su actitud a más formal, ya que dejó de tutearme)

- Si puedes, no hay problemas, pero recuerda que estaremos con cuarentena y no hay permisos para moverse el fin de semana.

- Eso no es problema, mi hermano es paco, esta en la comisaria de Puente Alto, asi que no me complica. ¿A que hora podría estar por allá?

- Como a las 10am, para que asi a eso de las 14hrs ya estes en tu casa.

- Perfecto, me da su dirección exacta y mañana puntual estoy allá.

Le di mis datos, le dije que vivía cerca del metro y con eso, terminó de hacer el aseo en mi oficina. Y al rato noté que se fue a su casa. Por mi parte, me vi en la obligación de quedarme, ya que estamos en pleno cierre anual y auditoria, por lo cual tengo una carga de trabajo enorme, más encima, ese viernes tenia reunión con los directores y estuve hasta casi las 21hrs en la oficina y recién a las 22hrs estaba llegando a mi departamento, en donde calenté un plato de comida congelada y me puse a beber unas whiscolas y whisky y al final me dormí a eso de las 1 de la mañana bastante bebido.

Al día siguiente a las 10am suena el citofono (se me había olvidado que vendría Cecilia) y me dice el conserje que había una sra. Cecilia en recepción y le digo que pase a mi depto. Pasaron menos de 2 minutos, cuando suena el timbre en mi depto. Y era ella. Y fui a abrir la puerta y estaba vestida tal como aquella vez en donde fue mia, pero yo estaba solo en bóxer (no me había percatado que estaba asi, ya que estaba más dormido que despierrto) y me dice:

- ¿Gabriel, esta ocupado?

- No, es que me quedé dormido y acabo de despertar.

- Si quiere me voy y vuelvo más rato- me comenta

- No, descuida. Ahora ponte comoda y me voy a ducharme.

- Me permites pasar al baño antes para ponerme ropa comoda?

- Adelante, pasa.

Ella pasó, no cerró la puerta, pero hice ruidos como que me iba de allí, pero me quedé viéndola a través de un espejo que esta al frente de la puerta del baño principal y vi como se quitaba sus jeans y luego su polera y se ponía un buzo y una polera de tirantes (y con sostén) y cuando terminó de cambiarse, me fui hacia otra parte del departamento y de pronto me dirigi a donde estaba y me dice:

- Guauuu.. estas muy excitado?- me dice viéndome el bóxer que estaba por explotar

- Un poco… jejejejej

Dicho eso, se acerca a mi y sin mediar palabras me besa apasionadamente y me agarra mi pene por sobre mis boxér. Ella tenia una mirada ansiosa y deseosa de sexo y estaba muy atenta a mis movimientos. Y mientras me besaba, comienza a bajar mi bóxer y mi pene, el cual salta como resorte a la libertad. Cecilia sin esperar más, se agacha, se quita la polera (con el sostén) y estando asi, hecha para abajo el bóxer y con todo mi venoso y duro pene y comienza a masturbarme con sus manos y alternaba esa paja con unas chupadas y me dice:

- ¡Dios mío!!.. que rico. Extrañaba sentir este trozo de carne

- ¿Te gusta?- le pregunté

- Que tonta pregunta … me encanta tu miembro

- Mmm que bueno

Luego de esto, Cecilia me toma de la mano y me lleva al sillón y me sienta, mientras ella se acomoda entre mis piernas y comienza a chupar y a masturbarme, sin perder de vista lo que tenía en sus manos.

La cabeza de mi compañera de trabajo se agachaba y se tragaba por completo mi pene, mientras yo me encontraba sentado en el sillón Mientras lo hacía, terminaba de desnudarse, quitandose el pantalón de buzo (con su calzón) y allí quedó totalmente desnuda, llista para penetrarla, ya que mi pene estaba totalmente duro y erecto. Pero pasó un buen rato y sus mamadas no cesaban. Me decía a cada rato, con ella aun en la boca, que estaba tan caliente, hasta que le dije que no hueviáramos más, que no aguanto más y que la quería penetrar.

Sin besarnos y caliente, la levante del sillón y nos fuimos a mi cama y al llegar a la cama, la tumbé de espaldas y me fui directamente a sus tetas y desesperadamente se las chupaba, mordia sus pezones y pensaba que par de tetas tenía mi compañera de trabajo,. Eran enormes , de pezones chicos y aureolas gigantes y se las chupe con ganas.

Sin mucho preámbulo, baje de una a su entrepiernas y encontré su concha totalmente depilada y humeda. Y comencé a tocar y chupar su clítoris y después de un buen rato la di vuelta, la hice ponerse en cuatro sobre mi cama, le agarre el culo, le separé sus nalgas, empecé a meterle mis dedos en su mojada concha y al cabo de unos minutos empecé a enterrársela hasta lo más profundo de su ser.

Cecilia gemía de placer pidiéndome más y más y yo con mi mejor esfuerzo trataba de complacerla. Una y mil veces mi pene entró y salió de la mojada concha de la señora del aseo de la empresa. La estaba follando como un animal, saciando todas mis ganas acumuladas con ese gordo cuerpo, ya que llevaba más de un mes sin sexo.

Le dejaba enterrado mi pene hasta el fondo y le amasaba las tetas fuertemente sacándome las ganas acumuladas. Luego cambiamos de posición y volvimos al sillón y casi instantáneamente Cecilia se sentó sobre mí, con sus piernas a cada lado de mi cuerpo, colocándome las tetas en la cara y bajando y subiendo enterrándose toda mi herramienta. Con todo el peso de ella encima, no podía moverme mucho, asi que solo permanecí sentado, sintiendo la fuerza de esas grandes carnes chocando contra mi cuerpo, sin dejar de chuparle las tetas y manosearle su enorme culo una y otra vez.

Después de varios minutos en esa posición (me cansó un poco), hicimos un nuevo cambio de posición y Cecilia se tiende de espaldas en el sillón, con las piernas abiertas sobre el sillón y yo no dude ni un segundo y viendola tal posición, puse mi cabeza entre sus piernas, le lengüeteé con ganas toda su concha, mordia con mis labios su clítoris, le estaba sacando suspiros de placer y le seguía metiéndo la legua lo mas adentro que podía y de allí empecé a meterle uno o dos dedos ayudándome a darle placer.

En esos momentos la estaba haciendo gozar como una perra en celo, al punto de hacerla acabar haciéndole oral y bebiendo sus jugos de placer. Luego de ese orgasmo, me puse de pie y empecé a follarla nuevamente, teniedola de espaldas en el sillón, tomé sus piernas, me coloqué entre ellas y volvi a penetrarla de manera brusca, mientras me daba grandes gemidos, hasta que me dijó que se corría. Y entre grandes gemidos Cecilia comenzó a acabar monstruosamente, me tomó la cabeza y me la llevó a sus tetas la cara, gritando de placer al mismo tiempo que yo en donde descargué toda mi leche acumulada en su concha y nos quedamos ambos completamente transpirados endidos en el sillón.

Desde entonces, nos hemos seguido viendo, hemos follado bastante, más aún aprovechando la cuarentena y que hay poco trabajo