Locura de la juventud (septimo relato)

Hola, soy Pamela, tengo 31 años y soy de Santiago de Chile. Soy morena, alta (1,73) y debido a mi profesión (bailarina y modelo) cuido mucho mi físico. Tengo pechos grandes (98), buena cintura (61) y un cuidado trasero (100). Cabello color chocolate, labios ni tan gruesos ni tan delgados y ojos marrones…



Partiré pidiendo disculpas. Tengo absolutamente botado portalnet y no he podido responder los cientos de mensajes que tengo… perdón, perdón, perdón. Pero para mi profesión esta pandemia ha sido terrible.



Quizás repita lo del grupo de whatsapp para contestar todas sus dudas.



Esta vez les contaré una locura que hice hace muchos años. Tuve un pololo bailarín como yo (si, no todos los bailarines son homosexuales jajaja). Estudiamos juntos y solíamos trabajar en muchos eventos juntos, ya que nos contrataban, incluso fuimos pareja de competencia en baile deportivo por varios años.



Como en la pista de baile, en la cama nos llevábamos suuuper bien y estábamos en plena edad donde no paras, todo era sexo. (Creo que en mi esa edad se quedó pegada jajaja). A veces algunos eventos implicaban viajar por una semana o más. Una semana sin sexo a cierta edad es mucho tiempo y nos la arreglábamos para tener nuestros encuentros por ahí, pero un evento en que nos trasladábamos contantemente y el dormir no era del todo cómodo, ni aislado, se nos complicó un poco el panorama. Las miradas estaban, los coqueteos siempre, pero el lugar no nos acompañaba.



Una noche nos tocó dormir en el bus, ya que viajamos de noche para llegar en la mañana a un hotel, eso significaba al fin privacidad, al fin estar solos… ósea sexo! Y la idea nos tenía muy calientes. Tanto que pude notar su erección bajo su pantalón y eso me calentó más a mí. Pensé, “vamos últimos en el bus, todos durmiendo y no tan cerca unos de otros”. Entonces empecé a frotar su pene sobre la ropa, el me miro y solo se rio, esa risa de niño malo que me provocaba más aún. Podía sentir todo su pene duro en mi mano y sin darme cuenta sentí su mano en mi pecho… él no lo dudo y la metió bajo mi sostén y empezó a jugar con mis pezones. Me hubiese encantado gemir, pero no podía. Baje suavemente el cierre de su pantalón, baje el bóxer y saque su pene, ahí estaba para mí, lubricadito como me gusta, mi plan era solo masturbarlo, pero casi como instinto baje mi cabeza y le pase la lengua para probar su jugo, le empecé a pasar la lengua poco a poco, tratando de no hacer ruido mientras el tocaba mis tetas. Luego me la metí en la boca.



Debo admitir que algo que me encanta es hacer sexo oral, lo disfruto mucho. Así que seguí chupando y chupando, mirándolo directo a los ojos, calladita calladita, Le pasaba la lengua y me la comía entera, como una profesional y entonces no aguanto más, sentí su leche en mi boca y como buena niña no desperdicia ni una sola gota….



El quiso masturbarme a mí, pero no lo deje… espere la llegada al hotel y en cuanto cerramos esa puerta no dijimos nada, mi vagina estaba húmeda y lista, besándonos nos fuimos desnudando hasta la cama me tocaba todo, mi vagina, mis tetas, mi colita y yo sentí que su pene ya estaba listo nuevamente. Me dio vuelta, me puso en 4 como una perrita y metió su pene en mi vagina, sentí como me apuñalo hasta que solamente sus testículos quedaron afuera, lo metía fuerte y rápido y sin aviso mi orgasmo llegó, creo que fue el orgasmo más rápido que he tenido en mi vida. El no paro de bombear mi vagina hasta que nuevamente me dio leche. Limpie su pene con mi boquita como se debe y nos quedamos rendidos en la cama…. Juntando fuerza para la siguiente…


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