Cuñadita

Un verano, hace tres años partí junto a mi polola, su hermana y padres a la casa de veraneo de ellos. Ya llevaba unos dos años con esa polola y aparecieron las formalidades. La verdad me llevaba bien con su familia, así que la idea era agradable. Ese año había tenido distintos proyectos, así que seria una buena oportunidad descansar en viña.

Todo iba normal, sus papas se intercambiaban para manejar y nosotros tres en la parte trasera del auto. Esta vez me fui en medio, viaje de unas tres horas. Ya en las dos horas de viaje mi comodidad bajo y se hizo pesado, mi polola por su parte ponía sus piernas encima mío y era inevitable una erección, de esas incomodas. Sin embargo fue inevitable y, mi sorpresa fue mayúscula cuando miraba hacia un lado y su hermana de reojo me sonreía.

Intente no pasarme rollos después de eso, total puede haber sido hasta en broma. Su hermana tenia 26 años, colorina, tez muy blanca y unas tetas de infarto. Sin duda, un lujo de este verano iba ser verla en bikini. Pero lo típico, en mirar no hay engaño. Ya queriendo olvidar lo del auto, los días siguientes siguieron siendo difíciles, por las mañanas me despertaba mas temprano que el resto y la hermana de mi polola venía a la cocina en pantaletas y un top donde podía ver siempre sus pezones marcados. Me hacia el tonto y ella metía conversas triviales.

El mismo día que paso lo de la cocina, pero en la noche, con mi polola nos quedamos en la terraza tomando, vista privilegiada; entre copas y caricias la situación se fue volviendo muy caliente. Besos cada vez más intensos se tomaron la noche. Luego de acariciar su entre pierna hasta que me humedeció la mano completa, me pidió parar, se agacho y, siempre, con su forma delicada bajo hasta mi pene, lamiendo desde la cabeza a la base. Quería seguir, pero sabía que no podíamos ahí.

Me fui acostar re caliente, pero de seguro habría otra oportunidad en la que estuviésemos solos. Para la mañana, lo de siempre, en la cocina mas temprano que todos con mi café. Esta vez Maite-la hermana- me mira y me dice; escuche cuando gemía mi hermana en el balcón, pero me gusto mas escuchar cuando te lo estaba chupando.

Seria mentir decir que no me gusto escucharla decir eso, entre vergüenza y calentura al mismo tiempo. Después de decir aquello, tomo una fruta y me rozo con todo su culo. Yo desde la escena del balcón ya estaba sufriendo la calentura, pero ahora de la otra hermana.

Los viejos de mi polola cuidaban a sus hijas como si siguieran siendo niñas y me tenían durmiendo en la pieza de invitados. Habíamos estado todo el día en la playa, así que luego de una ducha, iba por fin a descansar para la noche, olvidando ya la escena del desayuno. Un poco de WhatsApp y a dormir. En eso, unos diez minutos después siento la puerta de la pieza abrirse y bueno, tendré que terminar lo que comencé en el balcón pensé.

Lo raro es que a mi polola le gusta tirar con la luz prendida y esta vez la luz estaba completamente apagada y ya sentía compañía a mi lado. Reconozco que no tenia idea que la Maite era la que había entrado, ambas miden 1,70 aprox y con la oscuridad no diferencie sus colores de pelo. Aun recuerdo como si fuera hoy cuando me mordió el lóbulo de la oreja y me dijo; Yo también quiero probar.

Con la distancia del tiempo, puedo decir que la hermana de mi polola si que era una caliente completa. De inmediato olvidé que estaba bajo el mismo techo que mis suegros y polola, lo primero que hice, mientras nos besábamos, fue ir a tocar esas tetas exquisitas. Grandes y con unos pezones rosados, que me tuvieron escupiéndolas y lamiéndolas mucho rato.

Luego de lamer su cuerpo por completo y, con el bóxer que estallaba, se metió debajo de las sabanas y a diferencia de su hermana, me pegó un oral violento , de esos que llevan que me al cielo, se lo metía completo a la boca, mientras me sobaba con sus manos los cocos. Viendo que la Maite era mucho más permisiva, ya le tenia las dos manos en la cabeza y, de hecho, atragantarse al parecer no era problema para ella.

Hasta ahí, si le llenaba la boca de leche, ya me daba por pagado. Pero se detuvo, salió de las sabanas y su cara decía que esperaba algo más. Yo quede congelado, porque su hermana se cuidaba y obvio que no tenía ninguna razón para tener condones.

Todo eso paso por mi cabeza solamente, ya que no se demoro nada en tomarme el pico y metérselo sola y, con lo mojada y caliente que la sentí cuando se lo metí completo, me olvidé de cualquier otra cosa. Entre comerme esas tetas, nalguearla con una mano y con la otra metiéndole el dedo en el culo era suficiente.

Ya estaba mareado con esas tetas enormes rebotando y mi mano en su boca para que no gimiera, hicieron que me parara e intentara recapacitar. Creo que podría haberlo hecho, pero se puso en cuatro y efectivamente yo ya había perdido la cabeza. Solo atine a lamerle el hoyo, mientras le metía dos dedos en la zorra jugosa y viscosa para ese entonces.

Estuve un buen rato metido en su culo, hasta que me pidió que la embistiera. De forma obediente la tomé con una mano del pelo, la otra mano a la cadera y se lo metí de a poco, quería ir sintiendo cada centímetro de esa vagina húmeda. De lo lento y profundo, pasamos al desenfreno y ella sola ya meneaba su culo como diosa con todo el pico adentro.

Cuando hizo eso yo ya no daba más, me miro hacia atrás y me dijo que estaba sintiendo como estaba por correrme. Le pregunte donde lo quería y en vez de recibir respuesta, empezó literalmente hacer twerk en mi pico. Pocas veces sentí tanta leche salir y, verla gotear de esa forma fue la guinda de esa noche.

 

Mientras estuvimos juntos no, de hecho seguimos hablando jajaja

Pensaba que no, pero sí. Después te das cuenta que hay que tomar veneno, pero solo un poco jajaja