Carrete de fin de año

¿Cómo están lectores? Estuve alejada mucho tiempo, pero pensé que era momento de volver… si les gustan las historias háganmelo saber para seguir escribiendo…

Bueno, me presento. Tengo 28 años, soy de tez clara, pelo liso, hasta la cintura, mido 1.62 y peso alrededor de 57 kilos. Mi cuerpo no es protuberante ni nada por el estilo, pero tengo buenos senos y trasero.

Esta es una experiencia que me pasó cuando iba en la universidad, hace más o menos unos 5 años. Era una semana de exámenes finales , de los que afortunadamente pude salir triunfante, así que como casi nunca ocurre (ya que me caracterizo por ser más bien introvertida), decidí celebrarlo en mi departamento para luego ir a una disco. Invité a mi grupo de amigos más cercano y obviamente a mi pololo, junto con algunos de sus amigos. Me había vestido con un peto blanco, una falda negra corta que llegaba a rozar mi culo y unos botines negros.

El carrete iba muy bien, había buena música y mucho alcohol. Yo no soy de tomar mucho, mi cuota por carrete son dos vasos, pero esa noche tomé más de la cuenta. No sé si fue porque el semestre fue muy estresante o porque estuve muy distante de mi pololo toda esa noche. La cosa es que estaba muy ebria, aun no salíamos a la disco y mi pololo me decía que nos quedáramos porque estaba muy mal. Mis amigas, al contrario, me decían que el carrete iba a estar muy bueno. Cuento corto, pelee con mi pololo y termine en el carrete con mis amigas, mi pololo se había quedado con sus amigos en mi departamento.

Apenas llegamos a la disco notamos las miradas, éramos un grupo grande de 7 mujeres por lo que no pasamos nada desapercibidas. Cuando logramos entrar nos separamos y yo quedé con dos amigas, fuimos a la barra a pedir unos tragos y ahí reconocí a uno de los tipos que nos miraban en la entrada. Acá tengo que aclarar que yo no soy así, pero me acerque a él y le dije “¿Que vas a tomar tu?”, se sorprendió y me sonrió, yo creo que no se esperaba que yo diera el primer paso. Era un tipo más grande que yo, debe haber tenido unos 40. Me compre dos piscolas y tomamos una cada uno. Conversamos un rato y fue bastante agradable, se llamaba Tomás y me comentó que trabajaba en minería. Estaba con 4 amigos, que no podía dejar de notar que también me estaba mirando. De repente llegan mis amigas por detrás - “Te escapaste de nosotras” - Me dice una de mis amigas. - “Y parece que se va a seguir escapando” - Dice Tomás, y me toma de la cintura para llevarme a la pista de baile. Tenía unas manos grandes. Ya llevábamos un buen rato bailando cuando siento que se empieza a pegar mucho y usualmente yo suelo poner distancia, pero yo creo que por efecto del alcohol me deje llevar. El baile pegado fue transformándose en un quemarropa muy rico, me tocaba los brazos mientras bailábamos y se me ponía la piel de gallina, luego bajaba su mano y me tocaba las piernas, intentando subir un poco más de lo permitido, lo detuve varias veces cuando estaba a punto de tocarme el colaless, miro a mi alrededor y no veo a nadie de mi grupo. La siguiente vez que lo intentó lo deje tocarme, yo estaba toda mojada y se notaba que él quería comprobarlo.

- Que rico, la tienes toda mojada – me dijo.
- Que esperabas, si esto ya más que baile es otra cosa.
- ¿Qué es?
- Te estas aprovechando de mí.
- A mí me pareces bien consciente de lo que estás haciendo.

Seguimos bailando y él me mostraba como se chupaba los dedos, yo en ese punto ya estaba vuelta loca, lo único que quería era salir de ahí. No sé si mi cara me delato, pero me tomó del brazo y me llevó a un lugar cerca de la barra, hablo algo con el barman que no pude entender, pero lo siguiente fue que me llevaba a la parte trasera del escenario.

Estaba muy oscuro y solo se veía cuando alguna luz pasaba por ahí. Me puso contra la pared y me comenzó a recorrer con sus manos mientras ponía sus labios a centímetros de los míos. Nos besamos y yo pude por fin buscar lo que tanto quería, lo que llevaba sintiendo hace tanto pegado a mí, su pico. Ahora yo me iba a aprovechar de él, lo puse contra la pared, le levante la camisa, desabroche su cinturón, me agaché y al bajarle el cierre me cae en la cara un pico enorme, lo comencé a chupar por los lados, lo bese en la puntita y trate de metérmelo en la boca, era más largo que ancho; para que se hagan una idea solo pude comérmelo hasta un poco más de la mitad. Llevaba un rato chupándolo cuando siento que está por venirse en mi boca y yo no lo iba a dejar, pare de chupársela y le dije - “Todavía no, antes quiero ese pico dentro de mí”. Él me dice si podemos irnos de la disco, lo primero que se me ocurrió y dije en voz alta fue: mi departamento. Apenas dije eso me tomo del brazo para irnos de ahí, el pidió un uber a mi casa y mientras salíamos ya nos estaba esperando (yo vivía muy cerca de ahí, a unos 15 minutos en uber).

En ese transcurso del camino él me metía su mano por debajo de mi falda y yo intentaba aguantarme las ganas de gemir. Comenzaba tocándome la rodilla he iba subiendo lentamente por mi muslo hasta tocar mi concha. En un momento le tuve que detener la mano porque sentí como me apretaba el clítoris con fuerza. Miraba el espejo del conductor y sentía que él sabía lo que estaba pasando porque miraba bastante.

Una vez que llegamos, y ya estando en el ascensor, me acuerdo que en mi departamento estaba mi pololo con sus amigos. Al acordarme les prometo que se me paso todo efecto del alcohol y le digo - “no podemos entrar acá” - Me dice - “como no si ya estamos acá” - , agarrándome fuerte de la cintura. Le cuento que mi pololo esta adentro con sus amigos y me dice “ya pero entra tú y ve si están, quizás salieron”. Yo estaba super nerviosa y caliente al mismo tiempo y él se había dado cuenta porque me dice “mira si es tanto problema vamos acá a la escalera de emergencia”. Al entrar estaba todo oscuro y de repente siento que me recorre con sus manos como lo hizo en la disco, me da vuelta, me pone la mano en la espalda y luego me pone en cuatro, con las manos en la escalera. Se agacha y con sus dos manos me abre el culo, pasando su lengua por toda mi concha hasta llegar a mi culo. Pasa su lengua una y otra vez hasta que me la comienza a meter en la concha, tuve que aguantarme los gemidos en ese momento porque lo único que quería era gritar. Yo ya no aguantaba más y le dije “métemelo por favor ya no aguanto más”, pero parece que él tenía otro plan porque me paro, se desabrocho el pantalón y se sentó en la escalera. Me miró con cara de que tenía que chupársela ahora mismo, así que eso hice, me incline hacía el y se la empecé a chupar, intentaba meterla toda en mi boca, pero no podía. De repente siento que me toma de la cabeza y me la mete hasta la garganta, yo intentaba salir, pero sentía como me forzaba, me atoraba y hacía arcadas. Me miró fijamente y me dijo - “se nota que lo estas disfrutando puta” - y no se equivocaba.

- Ahora ve si hay alguien en el departamento, quiero culearte en una cama – Me dice con voz mandona. Yo solo atiné a arreglarme la falda, el peto y salir al pasillo.
- Espérame aquí. - Le dije susurrando.

Abrí la puerta de mi departamento (eran como las 3 de la mañana), estaban todas las luces prendidas y música puesta, camine por el pasillo y escuche ruidos en la habitación que usa mi pololo para jugar con sus amigos, estaba con la puerta cerrada y solo se escuchaban sus risas. Salgo a buscar a Tomás y lo entro al departamento, mi corazón estaba a mil por hora.

Entramos a la pieza de invitados que tenemos (que esta antes de la pieza de juegos) y cierro la puerta. Tomás no me deja hablar, me tira a la cama, me abre de piernas y me empieza a comer toda la concha de nuevo, pero esta vez mete dos dedos. - Que mojada y rica la tienes – Me dice, pero yo no podía ni hablar en ese momento porque no podía parar de gemir. - Ahora si puedes tener lo que sé que has estado esperando toda la noche - Me dice, y me toma las piernas fuertemente y arremete contra mí, me mete todo el pico de una vez y se comienza a mover primero despacio y cada vez más rápido. Yo suelto un gemido fuerte, asustándome en ese momento porque sentí que podían haberlo escuchado. - No vamos a parar ni aunque tú me lo pidas – Me dijo y siguió metiéndomela una y otra vez hasta que no pude más y sentía como mi concha se apretaba una y otra vez hasta que ya no me podía mover. - Quiero que te lo tragues – Me dijo - Inicialmente no entendía lo que pasaba, pero al momento después estaba su pico frente a mi cara y se estaba pajeando hasta que salió toda su leche y me saltó en las tetas. El gemía muy rico, al final paso su dedo por mi pecho sacando un poco de su leche y metiéndomelo en la boca – “Es toda tuya” - Me dijo... Después de eso se vistió, no me dijo nada más, abrió la puerta de la pieza y viendo que no hubiera nadie, se fue.

 

Me alegra que te gustara... Y si, es una foto mía.