Compañera de trabajo (Primera parte)

¿Cómo están lectores? Aquí les va otra de mis experiencias de hace algunos años. Es un poco larga así que la dividí en dos partes. Si les gusta háganmelo saber para subir la segunda parte...

Bueno, como ya varios saben, tengo 28 años, soy de tez clara, pelo liso, hasta la cintura, mido 1.62 y peso alrededor de 57 kilos. Mi cuerpo no es protuberante ni nada por el estilo, pero tengo buenos senos y trasero

Este relato es de hace 3 años atrás, cuando comencé a trabajar en el hospital (para los que no sabían, soy enfermera). Era la primera semana de trabajo y ya me había habituado un poco al sistema y a no perderme en el laberinto que puede llegar a ser un hospital. Los primeros días conocí al personal con el que iba a trabajar y todos eran buena onda, pero se notaba que ya tenían sus grupitos así que yo tampoco me quise meter demasiado. El viernes de esa semana, mientras almorzaba en el casino mirando mi celular como días previos, siento que alguien se sienta en frente de mí y me saluda.

- Hola! ¿Por qué tan solita? - Era Tamara, una enfermera de mi equipo, que inicialmente no me había dirigido mucho la palabra, pero al parecer ahora trataba de ser amigable. No les voy a mentir, tenía bonito cuerpo, si bien tenía unos kilitos demás, sus tetas más grandes que las mías y tenía un muy buen culo.
- Emm - Dije, tratando de pensar en alguna razón, pero la verdad era que como soy media introvertida no me daba para ir a sentarme con los demás e iniciar algún tema de conversación. 
- Bueno, no importa, ahora tienes compañía - Me dijo, y por un momento sentí que me miró de arriba a abajo con una cara media calentona. 

Nos quedamos conversando mientras almorzábamos y me cayó bastante bien, era alegre, tenía harta personalidad. Había llegado al hospital hace 1 año y me decía que al comienzo le costó un poco integrarse al equipo por algunos problemas con sus otras compañeras. No quise preguntar que problemas en ese momento, pero la verdad no me importaba mucho. 

- Oye y ¿harás algo este fin de semana? -  Me pregunto entusiasmada.
- Emm no sé, quedarme en la casa, ver una película o alguna cosa así - Le dije tratando de no sonar tan fome jaja. 
- Y ¿si nos juntamos y vemos una película juntas? Me dijo, mirándome con cara de que no iba a aceptar un no por respuesta. 
- Bueno, pero va a estar mi pololo también, ¿no te molesta? - Le dije. 
- Nooo, para nada - Me dijo. 

Nos quedamos conversando un rato más y después cada una a trabajar. Las dos éramos de turnos distintos, pero ese día estaba reemplazando a otra compañera. Trabajábamos en una unidad grande, con varias salas, y cada una se encargaba de un sector con pacientes. Durante esa tarde nos cruzamos varias veces y cuando pasaba por el lado mío podría jurar que me miraba las tetas. Yo estaba vestida con el traje clínico, esos que son de dos piezas y justo ese día andaba con uno que me quedaba medio apretado, entonces se marcaban mi culo y mis tetas, no exageradamente, pero se notaban. 

Eran como las 8.30 de la noche, recién terminado el turno, yo caminaba por el pasillo principal de la unidad para dirigirme a las residencias (que es una pieza con camas donde descansamos en los turnos de noche y nos cambiamos de ropa para entrar o salir del turno), y cuando tomo la manilla para abrir la puerta, siento que alguien me empuja por atrás y me hace entrar rápido, sin siquiera prender la luz, cierra la puerta y me pone contra esta.

- Hola de nuevo ¿Me extrañaste? - Me dice una misma voz, la misma con la que había almorzado más temprano. Ni me deja comenzar a hablar porque me agarra las muñecas, las junta, las pone arriba mío contra la puerta y me comienza a meter la lengua por la boca. Luego me comienza a morder suavemente los labios mientras siento que me aprieta más fuerte las muñecas contra la puerta. Inicialmente no sabía que pasaba, si hubiera estado la luz prendida probablemente mi cara de sorpresa no hubiera pasado desapercibida. Yo creía que mi primera reacción iba a ser empujarla, pero no, me quede inmóvil, aunque quisiera moverme no iba a poder. Se sentía tan suave y rico ese beso, como nunca lo había sentido. Después de unos segundos era yo la que le estaba devolviendo el beso, tenía unos labios carnosos.  

- ¿Te gusta? - Me preguntó y fue acercando lentamente su cuerpo contra el mío hasta que nuestras tetas chocaron. - Me gustan tus tetas - Siguió hablando, mientras me soltaba las manos y metía sus manos debajo de mi polera del traje clínico, hacia mi espalda y me desabrochaba el sostén. Luego con sus manos recorrió mi estomago desde el ombligo hasta mis tetas y las apretó con fuerza.

- Tamara, no, para por favor - No sé cómo me salió la voz en ese momento.
- ¿Segura? Parece que te está gustando - y sus manos ya está estaban en mis pezones, apretándolos suavemente. No podía aguantarme los gemidos, pero los hacia muy despacio porque sentía que en cualquier momento iba a llegar alguien.
¿Hay alguien? - De repente alguien toca la puerta. Era Jeny, la otra enfermera del turno, la cual yo creía que ya se había ido. Me angustié un montón, aparté a Tamara de mi lado, prendí la luz y fui directamente a mi casillero que estaba al lado de las camas. Tamara se quedó sentada en una cama y miraba su celular. 
- Pasa, estamos nosotras nomas Jeny - Dijo Tamara, con voz risueña. Yo estaba sacando mis cosas del casillero para ir a cambiarme y sentía su mirada puesta en mí, y no de una manera sutil. Yo no la miraba de vuelta, sentía que estaba muy roja. Saqué mi mochila, me fui al baño a cambiar e intenté salir rápido de ahí.

- Espera, entonces ¿mañana noche de películas? - Era la voz de Tamara, que me tomó del brazo en el momento en que iba pasando por la puerta de la residencia, para que me diera vuelta a mirarla. 
- Emm, no sé, yo te llamo para confirmar - Le dije y me fui muy rápido. Mi corazón latía a mil por hora.

Al llegar a la casa vi que mi pololo estaba en el computador, nos contamos un poco de nuestro día y le dije si quería ir conmigo a la cama, pero me dijo que se quedaría un poco más en el computador así que me fui solita. No hacía tanto calor, así que me puse una polera vieja larga y quedé en calzones, un colaless negro que tenía puesto. Me sentía extraña al haber besado a una mujer, pero la sensación fue tan rica que aún estaba muy caliente. Me empecé a tocar, desde la cintura, hacia las tetas, mientras recordaba como lo había hecho ella, y con mi otra mano tocaba mi concha por afuera, para después meter dos dedos suavemente. Los metía y los sacaba mientras con la otra mano me apretaba las tetas, cada vez más fuerte, y me piñizcaba los pezones, haciéndome doler un poco. Después de un rato así y con todo el cansancio del día, me quede dormida. No podía negar que quería que Tamara me volviera a tocar así...

Al día siguiente me desperté y al mirar para el lado estaba mi pololo durmiendo, tomé mi celular y tenía un mensaje de Tamara "Nos vemos hoy en la noche". En ese momento sentí como se estremeció mi concha, mojando un poco el colaless. No podía dejar de pensar en lo del día anterior. Mi pololo aún dormía, pero no me importó porque lo destapé, le bajé los boxer y se la empecé a chupar... había amanecido dura y rica. Pase mi lengua por sus bolas y después por todo su tronco hasta llegar a la punta. 

- Que rico despertar así- Me dijo, mientras apenas podía abrir los ojos de lo dormido que aún estaba. 
Yo seguía pasándole la lengua más y más fuerte, hasta meterlo a mi boca. Mientras lo pajeaba con una mano y su pico entraba y salía de mi boca, sentía como mi colaless se mojaba más y más.

- Amor, estoy mojadisima, quiero que me comas la concha. - Le dije, y él sin decirme nada me tomo de los brazos llevándome hacia él, luego de la cintura y me sentó en su cara. Me comenzó a pasar la lengua por la concha de arriba a abajo y deteniéndose por momentos en mi clítoris. Yo no podía más sentía que me iba a venir ahí mismo, pero parece que él se dio cuenta de eso porque paró, me puso las manos en la cadera como empujándome hacia su pico, y me lo enterró fuertísimo. Yo tenía la concha muy mojada pero cuando me la enterró me llegó a doler de lo fuerte que lo hizo. Gemí muy fuerte. Me agarró la cintura, moviéndome de arriba a abajo, su pico entraba y salía muy rico. Comencé a gemir más fuerte y de repente siento que me pone la mano en la boca, haciéndome callar, lo cual me excitó más. Seguí montándolo un rato, sintiendo como entraba y salía de mi concha hasta la punta y luego lo volvía a meter hasta al fondo. Luego sus dos manos fueron a mis tetas y las apretaba cada vez más fuerte, para después ir a mis pezones y apretarlos. En ese momento recordé de nuevo la noche anterior y no me paraba de mover encima de su pico hasta que sentí como mi concha se apretaba una y otra vez, mientras soltaba gemidos cortos pero intensos.

Luego me quede un rato más en la cama, pensando en que en unas horas más la vería denuevo...

 

Gracias a todos por sus comentarios... me animan mucho a seguir escribiendo
Acabo de subir la segunda parte.