Compañera de trabajo (Segunda parte y última)

Aqui les va la segunda parte de mi experiencia de hace 3 años, espero que les guste.

Ya era el sábado en la tarde, nos quedamos con mi pololo en la casa y mientras mirábamos tele, saque el tema de la junta con Tamara.
- Amor, una compañera del trabajo vendrá a ver una película. ¿Te molesta? - Le dije, pero sabía que no le importaría.
- No, para nada, que venga nomas. Dijo con voz complaciente. - Yo tengo que ver unos archivos de la pega así que no las molestaré. En ese momento sentí que me puse roja y parece que él también lo noto porque me miro con cara de extrañeza, pero de inmediato cambie el tema.
- Ya genial, voy a ir a comprar algunas cosas que faltan al supermercado. - Le dije, mientras caminaba hacia la pieza y entraba al baño a ducharme.

Esa noche me vestí con unos pantalones blancos apretados y una polera negra apretada con tiritas. Cuando estaba terminando de poner comida en la mesa de centro del living y eran como las 9 de la noche, suena el timbre. Voy a abrir y era Tamara, que se había vestido bien sexy, con una falda negra y una polera azul apretada con escote.

- Holaaa, ¿Cómo estás? - Me dice, y me da un beso en la mejilla pero muy cerca de la comisura labial.
- Hola, pasa - Le dije con voz seria.
- Uuhh, compraste cosas para picar y tomar, me encanta la piscola! – Dijo al ver la botella de pisco y bebida en la mesa. Entró inmediatamente y se sentó en el sillón. - ¿Te hago una? - Me pregunto mientras ya se estaba preparando la suya.
- Dale, gracias - Le dije, mientras iba a la cocina a buscar hielo.

Estaba abriendo uno de los estantes de más arriba en la cocina para alcanzar un bowl y dejar el hielo, cuando siento a alguien por detrás mío que me agarra y aprieta el culo a dos manos. Me doy vuelta sonriendo, pensando que es mi pololo, pero no, es Tamara, que me mira con una cara de caliente.

- Si no quisieras no me habrías dejado entrar- Me dice, con una voz seductora.
Y tenía razón, estaba caliente desde el día anterior cuando estuvimos en la residencia. Quería sentir de nuevo esa sensación.
- Pero lo hice - Le dije, tomando un poco más de confianza. La empujé suavemente hacia la pared y le di un beso. Tenía los labios tan suaves, y podía saborear el labial sabor fresa que se había puesto. Inmediatamente me devolvió el beso y me metió la lengua, se notaba que le gustaba mucho usarla. De repente siento su muslo meterse entre mis piernas, subiendo cada vez más hasta tocar mi concha. Sentía como me mojaba y ella no dejaba de mover su pierna. Nos quedamos unos segundos así y luego me apartó.
- Oye, oye, ¿Sirvámonos algo primero? Vengo con muchísima hambre... - Me dijo luego de apartarme suavemente de sus labios.


Fuimos al living, comimos, conversamos y tomamos bastante. Ya eran como las 12 de la noche y se notaba que las dos estábamos muy calientes, nos sacábamos la ropa con la mirada. Me levanté y fui a la pieza donde estaba mi pololo en el computador.
- Hola amor, ¿no te iras a dormir? Nosotras nos quedaremos un rato más, iremos un rato a la pieza, le voy a mostrar una polera a la Tamara que me quiere comprar... como a mí me queda grande… No vayas entrar a la pieza ¿ya? - Le dije, ya a esa altura articulaba más o menos nomas las palabras.
- Ya amor, no te preocupes. - Me dijo. - Trata de no tomar más, que mañana te vas a sentir mal.


Me fui nuevamente para el sillón y tomé a Tamara de la mano. - Ven, vamos a mi pieza. - Le dije y sin escuchar su respuesta la llevé al final del pasillo donde estaba nuestra pieza. Cerré la puerta y la tiré a la cama.
- Tú no sabes lo caliente que me tienes - Le digo, le desabrocho la falda y se la quito. Le empiezo a tocar la cintura por debajo de la polera y luego se la saco.
- A ver, parece que alguien está tomando confianza. - Me dice, se para y me tira a mí a la cama. Ella ya en ropa interior se sube encima mío y me empieza a besar suavemente. Después me saca la polera, baja hasta mi cadera y me besa a la altura del ombligo mientras con sus manos me desabrocha el pantalón, para luego sacármelo.
-Quédate quieta - Me dice en el segundo en que me empiezo a mover de la excitación - Aquí vamos a hacer la cosas a mi manera- Me dijo con voz seria. Me sube los brazos y me agarra las muñecas con sus manos mientras me comienza a comer el cuello. Yo comienzo a mover las piernas frotando mi concha y excitándome cada vez más. No puedo evitar soltar un gemido, el cual ella calla con un beso tan mojado, que siento como su saliva cae por mis mejillas. Después con sus manos me baja las tiritas del sostén y me lo corre hacia arriba, dejando mis tetas descubiertas.

- Que ricas tetas tienes... - Me dice y comienza a pasar su lengua desde mi cuello, bajando hasta llegar a mis tetas y le empieza a pasar la lengua por alrededor, sin tocar los pezones. Luego de un rato así, la punta de su lengua toca mi pezón y yo me estremezco y ahogo un gemido. Le pasa la lengua una y otra vez hasta que comienza a chuparla y a darle mordiscos que me llegan a doler. Hago un amague para quitarla de ahí, pero me saca la mano.
- No no no, ¿Que te dije? Eres mía ahora - me dijo. Sentía como se mojaba mi colaless en la zona de mi pelvis, eran todos sus jugos. En ese momento me pregunte cómo sabrían...

Siguió un rato con mis tetas y fue bajando hasta mis muslos, me quito el calzón y me abrió las piernas con fuerza. Comenzó a comerme la parte interior de los muslos mientras me mantenía abierta con sus manos e iba bajando cada vez más y más hasta llegar a mi concha. Yo la tenía mojadisima pero aun así la escupió y le comenzó a pasar la lengua con fuerza, cada vez más brusco, succionando de vez en cuando. Yo no podía más, sentía que me iba a venir, en ese momento para y me pregunta:
- ¿Tienes algún juguetito por aquí? - Le indique el cajón del velador sin hablar, se para y saca del velador un dildo. Se saca el colaless blanco que tenía puesto y se sube nuevamente encima, pero esta vez al revés.
- Cómeme la concha - me dice, con tono mandón. Me pone su concha pelada encima de la cara, estaba chorreando jugo por sus muslos. Me acerqué lentamente a su concha y le pasé la lengua. Era un sabor un poco ácido, pero extrañamente rico.
-Así, así, pásale la lengua y métela en mi concha - Me seguía diciendo. Y yo obedecía. Mientras tanto ella comenzaba a pasar el dildo por afuera de mi concha de arriba a abajo hasta que en un momento comienza a meter la punta, y cada vez lo mete más y más, hasta llegar al fondo. Comienza a meterlo y a sacarlo, mientras por el otro lado yo le estoy comiendo toda la concha y tengo que parar por momentos para respirar. Mis gemidos ahogados se comienzan a escuchar cada vez más fuerte. Lo mete y los saca, lo mete y lo saca, mientras yo ya le comienzo a meter la lengua por la concha y gime muy rico. Saca el dildo de mi concha y con sus manos me comienza a abrir el culo.

- A ver qué tenemos por aquí - Me dice, y siento que se chupa el dedo, para luego meter un dedo en mi culo. Yo me estremezco y ahogo otro gemido – Que rico culo tienes también - Saca su dedo, y comienza a meter el dildo empapado de mis jugos por el culo.
- Me duele, me duele, para porfavor - Le digo, intentando que me escuche, pero no lo hace porque lo mete más y más al fondo, para luego comenzar a moverlo. Ya a ese punto era una mezcla entre dolor y placer, que no quería que parara.
- No, no, no puedo más, me voy a venir- Le dije, y mientras tanto le comencé a meter 3 dedos por la concha, cada vez más y más fuerte mientras pasaba mi lengua por su clítoris. Ella movía y movía el dildo en mi culo, mientras con su otra mano comienza a masajear mi clítoris cada vez más fuerte. En ese momento sentí como mi concha se apretaba una y otra vez, mientras ella me dejaba el dildo metido en el culo y me comenzaba a comer la concha. Yo seguí y seguí comiéndome su concha y metiéndole los dedos hasta que sentí que me los apretaba… Luego salió de encima mío y se acostó al lado...

- Necesitaba esto antes de irme - Me dijo, con voz de satisfacción.
- ¿De irte? - le dije, no entendía lo que pasaba.
- Renuncie hace unas semanas, no vuelvo a trabajar al hospital, y desde que llegaste que te había echado el ojo. Necesitaba culearte.
Yo no le dije nada, vi cómo se vestía y se iba hacia la puerta de la pieza.
- Oye, ¿la habíamos dejado cerrada no? – Me pregunta, haciendo alusión a la puerta abierta. Efectivamente la habíamos dejado cerrada, pero sin pestillo. – Parece que a alguien le gusta mirar – Me dice, con voz risueña, sale por el pasillo y escucho como se cierra la puerta principal.

La siguiente semana me doy cuenta de que efectivamente Tamara había renunciado, y el viernes había sido su último turno. Intente contactarme enviándole algunos mensajes, pero nunca me los respondió. Al indagar más en el motivo de renuncia se comentaba que había un tema de acoso de parte de ella hacia algunas de sus compañeras. Ahí yo ya no tenía dudas que eso era verdad. Nunca más la volví a ver, pero debo reconocer que aún hasta el día de hoy hay momentos donde pienso en ella y lo rico que fue la experiencia.

 

Mm buena pregunta... Pero yo creo que estaba tan metida en lo mío que solo si hubiera hecho un ruido muy fuerte lo hubiera mirado... Y en ese caso me gustaría creer que lo hubiera invitado, hubiera sido muy rico...

 

A los poco días supe que si... Había quedado demasiado metida así que de forma sutil le pregunté...

 

Tuvimos nuestra conversación seria... Pero al final lo tomo bien jaja