En la entrega de mi departamento

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Palomoo, 23 Ago 2022.

  1. Palomoo

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    Una historia algo antigua y extensa, de cuando llegué a mi departamento. Esto se remonta al año 2008 en donde inicie los trámites de adquisición de mi departamento (compra en blanco) y el 2010 me entregan las llaves de mi departamento, siendo uno de los primeros vecinos en habitar esta torre. Gracias a mi trabajo, empecé a comprar los muebles y electrodomésticos desde antes, hasta llegar que en el momento de la mudanza tuviera todo para dejar mi departamento amoblado de una.

    Los primeros meses viviendo alli me percate que de a poco los departamentos se iban habitando e iba conociendo a mis nuevos vecinos. En ese entonces mi horario de trabajo era muy flexible… de lunes a jueves de 8 a 17 hrs y el viernes hasta las 2, así que por lo general me encontraba temprano en mi depto.

    Dicho esto, un viernes de verano, a eso de las siete de la tarde, golpean la puerta y como no salí de inmediato me la volvieron a tocar y al abrir, vi a una chica, de unos 30 años, totalmente desconocida para mí, aunque la había visto en el edificio.

    - Hola, soy Beatriz, tu vecina del 710.

    - Hola, encantado, ¿Qué se te ofrece? - le respondí (sin querer ser pesado)

    - ¿Está tu mujer?

    - Mmmm… no tengo mujer, solo tengo una pareja puertas afuera, pero no sé en dónde estará ahora.

    - Bueno, es que verás, no hay ningún otro vecino en este piso a quien recurrir y me hacen falta un par de huevos para terminar de cocinar. ¿Tendrás un par de huevos que me puedas prestar y mañana te los devuelvo?

    - Creo que sí, deja ver en la cocina.

    Empecé a caminar a la cocina y al llegar alli le dije-

    -Efectivamente, tengo una docena de huevos que me trajeron de Malloa hace un par de días, pero no te quedes en la puerta, pasa mientras busco algo en donde ponerlos.

    Afortunadamente había limpiado y ordenado el departamento, no estaba de maravilla, pero tampoco estaba desordenado. Tras mis palabras, Beatriz entró y se quedó parada pasando el umbral de la puerta, la cual había ajustado, pero no cerrado.

    - ¿Necesitas más de dos?, le pregunté desde la cocina.

    - Si tuvieras cuatro, sería genial y así no quedarme corta.

    Decidí pasarle seis de la docena que tenía, como no sabía dónde ponerlos, se los pasé en un bol y cuando se los pasé, le dije:

    - Perdona por mi mala educación. Tú te has presentado pero yo no. Me llamo Gabriel. Como te he dicho antes no tengo señora, vivo solo en este departamento, aunque tengo una polola ya hace algunos años.

    - Me gusta la decoración de tu departamento.

    - Gracias, de todas formas estás viendo la parte limpia, ya que en los dormitorios tengo un desastre, ya que aun no termino de ordenar el departamento y tengo una pieza como bodega.

    Dicho eso, se hizo un silencio por unos segundos y me dice:

    - Pues muchas gracias, Gabriel, encantada de conocerte. Mañana, en cuanto compre, te los devuelvo.

    -No te des prisa para eso.

    - Claro que sí.

    - Para eso estamos los vecinos, quizás en alguna ocasión necesitaré yo algo de ti.

    - Lo que quieras, ya sabes donde vivo, al final del pasillo, en el 710.

    - De acuerdo.

    - Hasta mañana entonces.

    Le abrí la puerta y con una sonrisa se despide y me quedé observándola unos segundos y me había quedado pegado viendo su culo bien formado en el jeans. Pensaba que me había resultado agradable poder ayudar a Beatriz, a pesar de conversar muy poco, la encontré muy simpática. Tras su visita (y sin ninguna razón lógica) concreta, me puse a hacer una limpieza más general del departamento.

    Al día siguiente al levantarme, me duché, me afeité y me puse unas prendas nuevas de ropa y terminé de limpiar, hasta dejar radiante el departamento, como se dice, tenia una "puesta en escena" para el momento en que Beatriz viniera a devolver los huevos. Pasaron las horas y como no veía a mi vecina, opté por hacer ejercicios en una eliptica y trotadora que tenía, me puse un short corto y una polera sin mangas. Eran cerca de las seis de la tarde de ese día, cuando golpearon la puerta y era ella.

    Si en la ocasión anterior me había parecido atractiva, ahora se veía mucho más, llevaba una calza elasticada negra y muy ajustada a sus curvas y una polera con tirantes, que dejaban al descubierto parte del vientre. La polera era blanca y permitía ver su sostén que era de media copa y levantaba sus tetas. Se notaba que se había cortado el pelo, el cual le daba un toque juvenil, pícaro y encantador.

    - ¡Hola Gabriel! Soy yo Beatriz - Dijo alegremente cuando abrí, ya que se dio cuenta que me había quedado pegado al verla.

    - Hola Beatriz, no te había reconocido.. te ves bellísima.

    - Gracias, eres muy amable. ¿Puedo pasar?

    - ¡Claro! Perdona un poco el desorden, pero estaba haciendo ejercicios.

    - Así veo, te noto un poco agitado. Vengo a devolverte tus huevos. Estuve de salida durante el día y por eso te los traigo ahora.

    - Yo estaba a punto de llamar a los carabineros por no traerlos.

    Ambos reímos, pero ella abrió una bolsa plástica y sacó el bowl junto con los huevos y los puso a un costado de la encimera.

    - ¿Puedo sentarme?

    - ¿Dónde ha ido a parar mi educación?, adelante, te lo ruego, ¿quieres algo para tomar? Tengo jugos, bebidas, cervezas.

    - Tráeme una cerveza, igual hace bastante calor (en ese momento agita tu polera, mostrando el nacimiento de su escote)

    Hasta ese momento me había asombrado que quisiera quedarse un rato más, ya que pensaba que solo iba a realizar la devolución de los huevos, pero de inmediato me dice.

    - Me gustaría conversar un rato contigo. Conocerte, conocernos un poco. Eres el único vecino con quien he conversado, aunque ya conozco a varios, me gustaría que nuestra relación fuese cordial.

    Comenzamos a conversar, fue una conversación muy relajada, alabó el orden del departamento (según ella no era usual que un hombre fuera tan ordenado) y la conversación seguía su curso natural, relajada y de la nada pasaron dos horas y la invito a tomar once, en donde preparo algo rápido (unos panes, con unas paltas y café) y me dice:

    - Me encanta ver a un hombre desenvolverse en las labores domésticas, ya que mi marido con suerte levanta una taza de la mesa.

    Hasta ese momento nunca me había mencionado que tenia marido, en ese momento sentí que me estaba metiendo en la patas de los caballos, ya que lo menos que quería era tener atados en mi departamento por culpa de una mujer, pero de inmediato (al notar mi reacción de asombro) me dice:

    - Mi marido está en Calama trabajando, de hecho aunque estemos casados, no somos pareja, me casé con él solo por conveniencia y aunque en el papel estemos casados, en la práctica somos solteros.

    Pese a decirme eso último, quedé asombrado, pero para cortar el hielo me dice:

    - ¿Me enseñas el departamento mientras se prepara el café?

    - Me temo que mi departamento es igual al tuyo.

    - Me gusta la decoración de tu depa, es muy agradable y acogedora. Se refleja tu personalidad en ella.

    - No conoces mi personalidad.

    - Pero la intuyo y a todo eso ¿A qué te dedicas?

    - Trabajo de Analista Financiero y ¿Y tú?

    - Terminé Pedagogía en Historia pero no me sirvió de nada, ya que saliendo de la U me casé y no alcancé a ejercer mi carrera Y bueno mi marido se llama Jorge, tiene 45 años, trabaja en las minas y en estos momentos estamos separados de hecho no más, aunque pronto iniciaremos los trámites de separación y el tiene un hijo con una ex pareja y suele venir para acá a visitarme y...

    - ¡Para, para! De momento, no quiero conocer a tu marido; eso vendrá después; sino que me interesa conocerte a ti.

    - Bueno, soy dueña de casa y me paso la mayor parte del día aburrida como una ostra en el departamento. Aquí en Santiago conozco muy poco, ya que soy de Puerto Varas, aunque igual estoy buscando un gimnasio para mantenerme bien.

    - Me encanta Puerto Varas.

    - Es hermoso mi pueblo. Y ¿Cuántos años tienes? ¿O es un secreto de estado?

    - Debería serlo.. jajajaj. Tengo 28, aunque sé que represento 27 y medio.

    - No te echaba más de 27... jajajjaja... Eres un poquito mayor que mi.

    - Ayer me decías que tenias una pareja puertas afueras ¿Y por qué no la traes a vivir contigo? Eres muy joven y muy buen partido...

    - Con Roberta llevamos solo 6 meses, asi que quizás en un futuro se podría venir. De verdad he tenido una vida sentimental un poco inestable, pero hace 3 años egrese de la universidad y me he dedicado solo a trabajar. Igual no he tenido relaciones afectivas largas.

    Y así conversando empezó a oscurecer y nos fuimos al balcón a tomar unas cervezas y empezamos a arreglar el mundo. Me daba cuenta que ella necesitaba conversar con alguien, ya que se pasaba todo el día en el departamento. Al tiempo que conversábamos, no niego que me empezaba a subir la temperatura, ya que mi vecina estaba muy atractiva y trataba de ver su escote en cualquier movimiento de ella. Y de pronto me pregunta:

    - Que hora es?

    - Son las 21:45.

    - Que tarde!!!!, pasarón varias horas volando. Ya me tengo que ir, mañana en la mañana vienen mis padres por el fin de semana y debo ir a buscarlos al aeropuerto. Quedé con gusto a poco en esta conversación, así que si te parece, almorcemos en la semana, seguimos esta conversación y pasamos un buen momento. Además me tinca que tienes muy buena mano en la cocina.

    - Ok, el martes me lo consigo libre y nos vemos.

    - Perfecto... ya lindo.. nos vemos.

    Nos despedimos con un beso en la mejilla, ya a esta altura la coquetería de ambos hacia el otro había sido ya era descarada. Yo casi no le quitaba los ojos de sus tetas, como así ella se dio cuenta que me tenia bastante prendido y miraba harto mi entrepiernas. Al irse aproveché de abrazarla y que sintiera mi paquete y también de sentir sus tetas con un abrazo y un roce "casual" de con estas. Cuando se fue, lo primero que hice fue darme una rica paja, imaginando que me la culeaba hasta quedar seco. Aparte de la coquetería que había, sus tetas me tenían muy caliente.

    El fin de semana lo pasé con mi pareja, fuimos a la playa, follamos harto, pero sin embargo no dejaba de pensar en Beatriz, en sus tetas grandes, en su conchita que debería ser depilada. Imaginaba que al ser joven, pero sin pareja de hecho, debería tener ganas acumuladas. Y llegó el martes, a las 9am me levante para hacer el aseo y a eso de las once de la mañana, tocaron a la puerta y allí estaba Beatriz y se veía muy arreglada, vestida una polera blanca con bastante transparencia, un sostén de encaje que se traslucía en la polera y una falda de mezclilla bastante corta, pero ajustada a su cuerpo. Al ojo, la falda era una cuarta por encima de las rodillas. Traía en la mano una botella y dijo con una radiante sonrisa:

    - ¡Hola Gabriel! Venía a ver si me invitabas a un whisky. Y me mostró la botella al tiempo que me saludaba con un beso en las mejillas, el cual rozó descaradamente sus tetas.

    - Desde luego, yo pongo el hielo.

    - Y también los vasos... jajajaja

    - Y los vasos. Pero, ¿no te parece que es una hora un poco temprana para empezar con el whisky?

    - Pues sí, pero es que pienso estar todo el día contigo. Salvo si tienes que trabajar o no te estropeo ningún plan.

    - Hoy me lo tomé libre. Y planes no tenía.

    - Pues yo sí. He pensado que voy a estar contigo hasta por lo menos las doce de la noche, podríamos pasar el día juntos, comer cositas ricas, reírnos y conocernos, ya que hay muchas cosas de las que quisiera hablar contigo.

    - De acuerdo. Pero tampoco es que tenga demasiadas cosas para comer.

    - No, yo pensaba que podría traer algo de mi depto y preparar cosas juntos. Igual es una patudez hacer que solo tú gastes tus cosas. Estaba pensando que podríamos hacer unas lasañas, tengo de todo para hacer en mi departamento.

    - Yo tengo varios bebestibles, además de la botella de whisky que traes.

    - Esa botella la tomaremos hoy, no me iré mientras quede algo en esa botella.

    - A mí me parece un plan magnífico. Anda buscar las cosas a tu departamento y así no salimos de aquí.

    - Perfecto, dame unos minutos y vuelvo.

    Entonces Beatriz sale del departamento y la observo caminar hacia el suyo. Por como se desenvolvía conmigo se notaba que esta tarde pasaría de todo entre nosotros, ya que ella me tenía muy caliente, me insinuaba mucho, estaba vestida muy sugerente y por otro lado no niego que estaba con mi pene bastante duro, listo para entrar en acción en cualquier momento.

    Pasaron unos minutos y vuelve a mi departamento, claro que esta vez venia con dos bolsas, las cuales al entrar las deja en la cocina y rápidamente llega a mi lado y me dice:

    - Me gusta que tengas tu departamento tan ordenado y tiene un toque de decoración que me parece encantador. Imagino que tu polola te ha ayudado en decorar.

    - No, ella no se ha involucrado en la decoración, solo yo.

    - Muy buen gusto tienes.

    En ese momento sonó el teléfono, era Javiera (mi polola), confirmándome que estaba había llegado a destino (por su trabajo, había tenido que viajar a Coyhaique por varios días). Beatriz al darse cuenta que era mi polola, va a la cocina, trae 2 vasos, se tiende en el sillón, abre la botella de whisky que había traído y se toma un cortito al seco. Allí se acomodó y empezó a jugar con sus manos en su cuerpo, su mano derecha se acariciaba el cuello y empezó a bajarla por su escote mostrándome el nacimiento de sus tetas cubiertas con el sostén. Luego pasó de acariciar sus pechos, pasó a acariciar sus piernas y empezó a subir su minifalda. Allí me mordí el labio inferior y le hice una señal para que se acercara y llega a mi lado en donde apega sus tetas a mi cuerpo y le tomo una mano, la cual se la llevo por encima de mi pene y comienza a acariciarlo por encima del short mientras yo seguía hablando con mi polola en el teléfono, pasaron unos segundos, hasta que aceleré el fin de la llamada y al cortarla, acerco mi rostro al suyo y empecé a besarla, acción la cual la sorprendió, pero no rehuyó el beso, asi que continuamos besándonos y tímidamente metió su lengua en mi boca y el beso fue subiendo de tono. Acariciaba su rostro, luego mis caricias fueron bajando y le acariciaba el borde de sus tetas y de pronto ese beso se detiene y ella dice:

    - ¡Esto está mal!

    - Va a depender de lo que está bien.

    - Ah, no te entiendo.

    - Si quieres que deje de besarte, sólo pídelo. Ambos sabemos que esto no solo se detendrá con besos.

    Esta vez ella se quedó callada unos segundos, entonces la abracé y besé su frente, diciéndole:

    - Eres muy bonita y lo sabes.

    - Estoy nerviosa

    - Relajada.

    Tras eso, nos sonreírnos, asintió con la cabeza, nuestras lenguas se unieron otra vez, ávidamente mi mano se introdujo por debajo de su polera, para acariciarle su espalda, suave, tersa, fui subiendo, al encontrar el broche del sostén, con habilidad lo desabroché y levanté su polera para encontrarme con sus bellas y blancas tetas, me abalance sobre ellas, deleitándome con ambas, tetas firmes y grandes para su físico, eran muy pecosas y con pequeñas aureolas y también de pezones pequeños,

    - Ahhhhhh, ahhhhhh, gemía Beatriz, quien ahora me abrazaba y acariciaba el cabello.

    Estuve varios minutos deleitado por sus tetas, las chupaba y lamia, al tiempo que lo hacia, ella acariciaba mi cuerpo y ya era tiempo de seguir, asi que tomé un poco de distancia de ella, puse mis manos en su cintura y empecé a bajar su minifalda, la cual se la baje y quedando solo con una tanga blanca y empecé a tocar su entrepiernas y empezaron sus gemidos y a sentir su humedad, asi que se la bajé y tal como lo pensaba, tenia su concha totalmente depilada, asi que me entretuve pasando mis dedos alli, mientras ella posó sus manos en mi cuerpo y con habilidad me quitó mi short y sin aviso se agachó y sus labios rodearon mi pene, el cual se lo engullía con ganas.

    Pasaba su lengua por todo mi pene y con ayuda de sus hábiles manos, complementaron esta mamada. Sentia su cálida boca mientras iba ensalivando todo a su paso, sin dejar de pajearme. Subía y bajaba el tronco de mi pene, le succionaba la cabeza y volvía a tragárselo por completo. La dejé hacerme oral un buen rato, mientras disfrutaba de su habilidad para chuparlo, hasta que la tiendo de espalda en el sillón, meto mi cabeza entre sus piernas y alli estaba su tanga que emanaba humedad y olor a mujer, asi que me acomodé y dejándola de lado pasé mi lengua por su vulva, tanteando sus labios mayores y acariciándolos suavemente, mientras Beatriz seguía gimiendo y le metí mis dedos en su concha, consiguiéndole un orgasmo con bastante facilidad.

    Después de ese orgasmo, nos terminamos de desnudar y sonriendo me da la mano y nos fuimos a mi cama y sin dejar de mirarme, se montó sobre mí, sobando sus labios vaginales sobre mi pene y empezó a cabalgar primero suave y luego fue subiendo el ritmo. Se agacha un poco ofreciéndome sus tetas, atrape con mis labios una, la succione y chupetee, jugando con su pezón, luego atendí la otra, ella arqueaba su espalda en cada clavada, gemía bastante y me besaba por momentos, hasta que la tome por las nalgas y ella apresuro su movimiento de caderas, hasta comenzar a temblar por completo y junto con un ufffff, sentí mucha humedad vaginal y su concha apretaba bastante mi pene.

    Allí la atraje hacia mí para besarla y tomándola por la cintura comencé a embestir con fuerza y Beatriz volvió con sus gemidos, mientras se mordía los labios, mis manos atraparon sus tetas para amasárselas y al cabo de un par de minutos ambos alcanzamos el orgasmo casi al mismo tiempo, llenando con mi leche el interior de su concha y así cayó rendida sobre mí, ambos con la respiración entrecortada buscamos nuestros labios para besarnos.

    Descansamos un rato, nuestras manos se juntaron y luego recorrieron nuestros cuerpos sudados, ella estaba sonrojada, ahora sus ojos brillaban, mi mano jugaba con sus pechos y al notar que tenía mi semen en su vagina, me miró con sorpresa y me dice:

    - Acabaste en mi vagina?

    - Si, no alcancé a sacarlo.

    - Me hiciste humedecer tanto que no me di cuenta de tu leche, pero no importa, tomo pastillas.

    Tras esa conversación, ella fue al living a buscar la botella de whisky que había traído y yo fui al baño para prepararme para el segundo round. Mi pene estaba muy parado y duro, asi que me limpie el pene con una toalla y al volver a la cama Beatriz estaba entrando a la habitación con la botella en una mano y con dos vasos en la otra, alli nos tomamos un corto de whisky casi al seco y se incorporó para besarme, para luego colocarse en cuatro patas sobre la cama y al verla así, hundí mi rostro entre sus nalgas y empecé a darle besos negros y con ayuda de la lengua y dedos, la hicieron tiritar y de pronto me dice:

    - Gabriel, métemela ya.

    - Segura?

    - Si amor, quiero sentir tu pico en mi culo.

    Coloqué mi pene en la entrada de su culo, humedecí mi pene con saliva y comencé a penetrarla suavemente, tomé sus redondas nalgas y las separé (no muy grandes, para el tamaño de sus tetas, pero daban una visión hermosa de su espalda y culo con forma de pera) y luego la agarre de sus caderas para empezar a taladrar fuertemente, metiendo mi pene en el agujero de su culo.

    - Aaahhhhhh, ahhhhhh

    Gemía en cada embiste, mientras un plaf, plaf cada vez sonaba con mas intensidad, ya que sus nalgas chocaban con mis muslos y cuando ya no era necesario tomarla de las caderas para mantener la penetración, ya que ella movía su culo hacia atrás y yo me cargaba hacia delante y empecé a azotar sus con mis manos y dejárselas marcadas.

    Allí se agacho, apoyando su cabeza en la cama y en esa variante de perrito empezó a masturbarse con mi pene en su interior.

    Tras verla masturbarse con mi pene en su interior, la agarré de sus caderas y empecé a bombearla fuerte, mientras ella seguía masturbandose con la mano derecha, haciendo que llegue a un nuevo orgasmo y al ver como tensaba su espalda y sacudía sus piernas temblorosas, me apure en terminar y llenar su culo con mi leche caliente.

    Caímos ambos rendidos en la cama y nos empezamos a besar, cuando de repente sonó su celular, asi que se levantó al living a contestar y era su marido para saber en donde estaba ella, mientras Beatriz le decia que estaba en el departamento "haciendo el aseo" a su marido, se sentó en una silla y yo empecé a tocarla. Baje langueteando sus tetas y continue por su abdomen, hasta llegar a su entrepiernas y le metí mi mano a su entrepierna encontrando su vulva ya humedecida y lista para la acción, entonces sin perder el tiempo, sumergí mi cabella alli. Ella abrió las piernas para que me acomodara bien y ella gimió fuerte al sentir mi lengua en su clitoris, mientras que mis dedos se abrian paso en su interior.

    Mientras su respiración se aceleraba, le atrapé con mi mano libre una de sus tetas y se las apretaba y luego colocó sus piernas sobre mis hombros para abrazarme y sus talones se acomodaban para empujar mi espalda hacia ella. Entonces le corta la llamada a su marido, alli ya tenia mi pene nuevamente duro y caliente, asi que sin separarme de ella, me puse de pie y sin dudarlo un segundo, empecé a penetrarla. Ella abrio sus piernas e hizo que la penetración sea más profunda. Beatriz estaba mojadisima, su concha hervía y me pedia más. Volvio a usar sus piernas para colocarlas en torno a mis muslos y puso mis brazos entorno a mi cuello. Me daba sus gemidos en mi oído y eso me motivó para taladrarla con mayor fuerza y mientras lo hacia su humedad la delataba y hacia un poco dificil la penetración, ya que mi pene se salia de su concha y entonces cambiamos de posición, sin separarnos la tendí sobre el futón y continué penetrandola, pero ahora (por mi posición) jugaba con sus tetas, le mordisqueaba sus y por momentos la besaba y ella me mordía los labios en respuesta a cada penetrada que le daba. Continue penetrándola, la tomé por la cintura para penetrarla con más firmeza y la sentia pegada a mi.

    Los gemidos invadian el departamento, pero no importaba, ya que practicamente el piso estaba desocupado. Allli me fui a su hombro y empecé a mordisquear su hombro y a pasarle mi lengua y empezó a arquear su espalda, para empezar a temblar y a sacudirse por lo espasmos producidos por el orgasmo que acababa de alcanzar

    - ¡Que rico!, ohhhhhh, me decia.

    Seguía ensartada por mi, moví su cabeza para besarla de costado, luego besaba sus lóbulos de la oreja y cuello y a la vez mi mano derecha atacó su clítoris para pajearla con fuerza, mientras la seguia penetrando y a los segundos volvió a arquearse y los espasmos delataron la llegada de un nuevo orgasmo y no aguanté más y me corrí dentro de ella, dejándome caer sobre su cuerpo desnudo y sudoroso.

    Pasamos un buen rato besandonos y conversando como dos pololos, luego (estando desnudos) empezamos a cocinar, preparamos la lasaña, la comimos, tomamos un poco del whisky que traia y luego nos fuimos a la cama y al rato Beatriz se mueve a mi entrepiernas, se arrodilló y empieza a darle besos a mi pene en toda su extensión. Empezó a masturbarme suavemente, continuó besando mis testículos y con su lengua lamía todo mi pene y teniendo mi pene totalmente erecto lo masturba con su mano y succionaba una a una mis bolas, hasta que me clavó la mirada y de una usó la garganta profunda, para engullir todo mi pene. Luego subio un poco y empezó a masturbarme con sus tetas y luego seguia chupando y masturbandome y al cabo de unos minutos no soltaba mi miembro, hasta que le aviso que se venía, pero se detuvo y cuando empezó a salir mi leche, se tragó por completo mi pene y sin dejar de mirarme mi semén acabó en su boca, me mostraba mi leche en su lengua y de pronto y ávidamente se la trago. Y de allí continuo mamando hasta dejar lustroso y empezó a volver a tu tamaño normal.

    Luego de este orgasmo, me acerqué a su rica concha, acaricie con mi lengua sus labios finos y abiertos en su totalidad, mostrando con imponencia su rosado botón, lamí, succioné y mordisquee su clitoris a mi antojo. Estando asi, dos de mis dedos invadieron su concha y mientras con mi lengua lamía su clítoris y sus gemidos nuevamente invadian el ambiante. Beatriz volvio a agarrándome de pelo y me dedique buen tiempo a su concha y me abrazó con sus piernas al momento de sentir su orgasmo.

    En resumen, follamos y culeamos el resto de la tarde y la noche se quedó conmigo en el departamento. Nos tomamos toda la botella de whisky que traía y otra más que tenia yo. Y en la mañana tuvimos sexo mañanero y ella se fue a su departamento y yo a trabajar.

    Después de ese encuentro, mantuvimos relaciones por bastante tiempo, hasta que ella se divorcia de su marido y al poco tiempo se fue a Puerto Varas con su familia, ya que el departamento habia quedado a su nombre y necesitaba ingresos, asi que lo arrendó y ella se fue con sus pocas cosas al sur.
     
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  2. jotaeme

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    Calentona experiencia....buenos polvos....relajados....
     
  3. Conwok

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    buena palomo wn.... las medias historias....
    no perdio el tiempo estimado...
    se agredece cada historia bien escrita y con buenos detalles.
     
  4. keloke12

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    bueno el relato colega