Cuarta Entrega de Julieta + regalo

Aventuras de Julieta 4° entrega

Siguiendo con mis relatos, que no son otra cosa que las aventuras y encuentros de mi Señora esposa Julieta, que como mencioné anteriormente, encienden mi fuego interior, sus experiencias cuando me las dice al oído gimiendo son una experiencia excitante, caliente, sublime. Y que relatándoselas a Uds. Encontré un fetiche, tal vez morbo, de contárselo a alguien y que también le pasen cosas. En el relato anterior me atreví a poner una foto de Julieta, y me gusto que la vieran, que disfrutaran y me dijeran lo rico que es su culo, creo que al finalizar este, también dejare un regalo de mi musa, para su deleite.

Este encuentro es uno de los últimos que me susurrado gimiendo al oído mi Julieta; Cuando tenía alrededor de 21 años, trabajó de Garzona en un Restaurant, que era una buena picada, Julieta siempre llama la atención por su cuerpo, especialmente su Culo, era habitual que para trabajar lo hiciera con jeans ajustados, minis de Jeans, y un delantal, debido a esto, tenía una gama bien amplia de Clientes, que solo se atendían con ella, y galantemente dejaban sus buenas propinas, Julieta sabía que la mayoría de ellos, la piropeaba o regalaba buenas propinas para caer en gracia y acercarse a ella. Y así fue como conoció y salió con varios. Uno de ellos era un empresario de 60 y tantos… que era muy habitual al restaurant y a Julieta, muy bondadoso con las propinas, un día, mientras estaba lenta la cosa, le dice a Julieta, que se disponía atenderlo, “oiga, hay poca gente, por acá”, y Julieta le responde que sí, que está muy lento, y él le dice, porque no vamos a almorzar a la costa!!, que dice (típico viejo con plata y poder), Julieta lo pensó, en realidad esta lento y fome aquel día, no estaría nada de mal una vuelta por la costa, mira a sus compañeras y les pregunta si hay algún problema en que se retire temprano, y na!! No había, así que subió, se sacó el delantal, quedo con su mini de jeans una polerita roja, se peinó un poquito y partió con el Comensal.

Se fueron conversando todo el camino de ida, en verdad el caballero, tenía mil historias y mantuvo muy entretenida a Julieta, con conversaciones de todo índole, llegaron al restaurant de un puerto importante de la V región, muy fino por lo demás, Julieta miraba todo, no acostumbraba visitar lugares así, disfrutaron del almuerzo, que se alargó más de lo pensado, sobre todo después de los bajativos, ya que por la mesa de Julieta pasaron varios piscos sour, que estaban muy ricos. Pasó muy rápida la tarde, y se aprontaba a atardecer, así que decidieron emprender el viaje de regreso, Julieta pensaba que no se equivocó al decidir a acompañar a su cliente, lo había pasado muy bien con sus historias, y ya se sentía muy alegre y mareada por los piscos sour.

Le costó un poco de trabajo subir a la camioneta, de esas que parecen camiones, que le gustan a estos viejitos po!!, así que se ajustó el cinturón y emprendieron regreso. Estaban muy alegres conversando lo rico del almuerzo, el clima, etc., cuando el Viejito pone su mano derecha en la pierna de Julieta. Julieta siguió riendo y conversando sin hacer ningún gesto o movimiento, como si fuera normal (pero en su interior sabía lo que venía, y le agradó la idea), el Viejito comenzaba a apretar suavemente la pierna de Julieta, la acariciaba, mientras conducía y conversaban alegremente, por la cabeza del hombre ya estaba el demonio encendido, y Julieta entre tanto Pisco Sour, seguía en lo suyo. El Hombre comenzó delicadamente pero decidido, por la pierna de Julieta, hasta jugar con sus dedos por el borde la mini, en ese momento Julieta se enciende, lo mira, sonríe, se miran cómplices, y siguen conversando, pero ahora el Señor ya intentaba meter su mano por debajo de la mini, y Julieta muy lentamente separó un poco sus piernas, para que la mano no tuviera dificultad, y se asomó un hermoso triangulo blanco que era su colaless; el viejito al verlo, acerco su mano, y con sus dedos tocaba por encima del calzón, y Julieta cada vez separaba un poco más sus piernas, para que la tocaran mejor, después de un rato de tocarla, Julieta apoyo su cabeza en el respaldo, y respiraba agitada, la excitación y pisco sour hacían de las suyas, y ella, toma la mano del Viejito, la separa de su concha, y se mueve hacia un costado su colaless, dejando una conchita depiladita y húmeda a merced del Caballero, ya que subió sus pies al asiento, comenzó a meterle un dedo y masajeaba esa conchita, sin mirarla, ya que seguía conduciendo, la masturbo largo rato y muy rico, Julieta intentaba llegar al pico del Caballero, y alcanzaba a tocarlo por encima, lo mira, y le dice, “porque no para un ratito, quiero culiar, quiero que me lo meta”, el Caballero al oir eso, rápidamente, busco donde detenerse, y encontró un buen lugar junto a la carretera debajo de unos sauces, ya estaba oscuro. Se detiene y se baja el pantalón, Julieta se acerca a Chuparle el pico, y le asombra el tamaño de su miembro, lo chupa desesperadamente un buen rato, hasta que le dice que lo quiere dentro. El Viejito, se sube la ropa, baja de la camioneta, se da la vuelta, abre la puerta de Julieta y la invita a bajar, con la puerta abierta, la toma bruscamente, la da vuelta, le sube la falda hasta la cintura, le baja el colaless hasta las rodillas, y comienza a embestirla, Julieta apoyada en la camioneta se agachaba cada vez más, para sentirlo más adentro, la culiaron muy rico, mientras seguían pasando autos a toda velocidad por la carretera, le encanto sentir ese pico grande, maduro en su conchita, estaba muy caliente, le pedía que se lo metiera más fuerte, hasta que el hombre le aviso que se venía, Julieta se pone de pie, se agacha, y le pide acabar en su boca, el hombre muy obediente, le lanzo un chorro de leche, en su boca, Julieta chupaba con desenfreno, tragó hasta la última gota, arrodillada junto a la carretera, al terminar se subieron a la camioneta nuevamente, para ir dejarla a su casa, al llegar, y estacionarse afuera, el Señor, le dice que fue un verdadero gusto, y Julieta, le responde que para ella también, que lo paso muy bien, al disponerse a bajar, levanta su trasero del asiento, se saca el colaless, se lo pone en la mano, y le dice gracias por todo, estuvo todo muy rico, se despidió y bajó.

Luego de ese dia, no hubo otro encuentro, a veces lo veía pasar por fuera al sr. Con su esposa, Julieta sonreía con los perversos pensamientos que se venían a su cabeza.


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Si así es, y el postre ni que decir, bueno Julieta también almorzó, tomó y comió bien tambien..

 

Gracias Compa!

 

Lo soy, y disfruto cada día de eso...saludos