sala de música

Hola amigos me presento este es mi primer post. Mi nombre es Leonardo y desde hace unos meses leo sus historias pero por primera vez me atrevo a compartir algunos relatos.

Hoy quiero contarles una experiencia que tuve en el colegio con una de mis primeras pololas
Soy un tipo no muy atractivo pero si tengo llegada con las mujeres y estoy dotado, llevaba un par de meses detrás de Martina que era la chica que todos querían agarrarse en cuarto medio. Nosotros éramos compañeros de curso lo que nos daba estar todo el día juntos y mirarla mientras hacía de todo para provocarnos. Me acuerdo que era el 18 de septiembre de aquella época y yo andaba más caliente que la cresta por las tetas apretaditas de la Martina que me moría por manosear en el colegio. Tenía una presentación con el conjunto folclórico esa misma tarde y necesitaba dejar mi instrumento seguro así que el profesor de música me prestó con toda confianza (error) las llaves de la sala para poder guardarla durante el día.
Mientras los demás estaban en las actividades le pedí a la Martina que me acompañara a la sala y apenas entramos le agarré la mano para que me tocara lo duro que tenía el paquete. Como les dije antes yo no tuve la fortuna de ser demasiado encachado pero sí la suerte de tenerlo grande entonces sabía que era mi única oportunidad. Me sentía en mi fantasía, la mina más rica del colegio me iba a correr una paja en la sala de música.

Así que nos comenzamos a besar y entramos a una subsala que poseía la sala más grande donde almacenaban los instrumentos de la orquesta. Yo me recosté en el piso alfombrado mirando como se arrodillaba y se desabotonaba la blusa mirandome con la boca abierta. Cabe destacar lo inexperto que yo era y que antes de eso había tenido sexo solo 2 o 3veces pero todo en un ambiente de casa. Era la primera vez que ocurría fuera y eso me tenía muy duro.

Martina se quitó la blusa escolar y recuerdo que dejó todo muy ordenado a un costado incluyendo la corbata, miré como enfermo la línea que separaba cada pecho y por el que babeaba cada vez que teníamos educación física. Mi pene no daba más dentro de aquel pantalón escolar así que pensé en sacarlo pero apenas toqué el cierre Martina tomó mi mano y comenzó a hacerlo ella, quería hacerlo todo al parecer. Desabotonó mi pantalón y bajo el cierre con cuidado, yo me levanté un poco para que bajara el pantalón también. Puedo recordar, con un poco de esfuerzo, su cara al ver como se me veía bajo el bóxer. Lo acarició lento por toda mi ropa interior mientras me miraba de reojo. "Sácalo" le dije nervioso. "Nunca había visto uno así" me respondió en el mismo tono. La Martina nerviosa? tenía que ser una broma. "Pero sácalo, con confianza si soy yo" me reía. Hasta que se atrevió y lo comenzo a acariciar. Estaba duro como palo y lo único que quería era que me lo chupara. "Échale saliva" suspiré.

Así que comenzó a llenármelo de saliva mientras yo miraba el techo para no venirme justo cuando se había decidido a comenzar. Comenzó metiéndoselo a poquito a la boca y ponía su mano en cierta zona para limitarse a no tener una arcada mientras la otra me acariciaba los testículos. Se separó un poco para preguntarme si así estaba bien y solo atiné a sujetar su cabeza para que continuara su trabajo. "Me da miedo metermela más adentro", "no te va a pasar nada" Y comencé a empujarla con brusquedad contra mi cuerpo. Creo sinceramente que era más porque la mina más caliente (se suponía) del colegio me estuviese haciendo un oral que por el oral en sí, pero me moría de ganas por acabar en su boca y quedarme con el puesto de que la Martina Echeverría se tragó mi leche en la sala de música.

Y así fue, nuestro primer más no último encuentro. Después de ese día no podía ocultar sus miradas a mi paquete y pololeamos hasta que entramos a la U el año siguiente. Se puso más sucia conforme pasaba el tiempo y me nutrió de ricas experiencias que sigo conservando en mi memoria hasta el día de hoy, y que próximamente planeo compartir con ustedes.