Mi primer relato

La verdad es que estoy un poco nerviosa por esto, porque nunca había pensado en escribir algo en un sitio de internet haha. Quiero presentarme como Pauliwine, soy una mujer que actualmente tiene 28 años y que trabaja como todo adulto convencional. Me gusta mucho salir a caminar o andar en bicicleta, aunque en su momento tuve una motocicleta (pero creo que eso no les importa haha). En fin, vengo a redactarles lo que fue una de mis tantas experiencias sexuales, tal y como lo dejan en este apartado de relatos eróticos. Ojalá les guste.

En aquel entonces estaba en la etapa universitaria, la mejor etapa que un joven podría vivir según mi opinión. Nunca fui de fiestas ni de andar tomando o fumando, nunca me llamó la atención, para nada. Más bien me preocupaba más de estudiar y salir de vez en cuando con mis amigos. Entiendo que no es muy común eso haha, o quizás resulta ser muy fome para ustedes. En fin, estaba inscrita en el taller de fútbol, que era donde me gustaba jugar más (incluso llegué a quedar en el equipo femenino de la u). Pero yendo al grano, iniciando el semestre llegó un chico que estaba haciendo su práctica como preparador físico. Él iba a encargarse de ayudar al profe que impartía el taller y todas las chicas andaban vueltas locas por él, porque aceptémoslo, era guapísimo y tenía su cuerpo muy trabajado. No era ese típico musculín que apenas puede mover los brazos haha, era bastante apuesto y sus proporciones estaban bastante bien.
Cuando pasaba el tiempo, varias de las chicas hablaban de él en los camarines. Parecía que disfrutaban cada vez más el ir a entrenar haha, si hasta hacían los ejercicios con más ganas cada vez que veían que el chiquillo andaba cerca. Le pondremos de nombre "Carlos", para tenerlo más identificado.
Resulta que un día, una de las chicas se hizo la lesionada y se quejó como si se estuviera muriendo haha, Carlos salió corriendo para atenderla y echarle un vistazo a su tobillo (se supone que había pisado mal). Nosotras estábamos súper atentas a ver si le resultaba algo, pero el chiquillo la dejó estirando un momento, porque al parecer no tenía nada grave. Tratamos de reírnos en silencio, porque pensamos que Carlos la había pillado en su trampa y no le había creído nada de nada.
Pasaron los días y comencé a tener pensamientos con él, me pasaba un montón de rollos porque igual me llamaba bastante la atención. Entre tanto estrés del estudio y el volver a verlo en los entrenamientos era como un bálsamo entre todo el ajetreo de la semana. Fue entonces que empecé a motivarme por conocerlo. En alguno que otro momento le hablaba, cuando nos pillábamos, le preguntaba por su día o por su práctica, cosas así. En alguna parte de mi cabecita, había algo que me decía que quizás él igual mostraba un poco de interés en mí, pero prefería no pasarme rollos con ese pensamiento, por lo que me esforcé en no demostrar demasiado interés.
Un día de entrenamiento lo pillé varias veces mirándome, yo me hice la tonta todo el rato y aunque quizás se pudo haber notado, trataba de no ponerme roja. Fue después del entrenamiento que se me acercó cuando salía del camarín para preguntarme si me tincaba salir a comer algún sandwich por el centro. Le dije que tenía mucho que estudiar, pero que cualquier otro día podíamos ir, no tenía ningún problema. Él me fue a dejar a mi pensión y todo muy buena onda.
Pasó el fin de semana y nos tocaba partido contra otra universidad, yo estaba muy preparada para todo. No les había mencionado esto, pero yo jugaba de mediapunta y me encargaba de hacer que los balones le llegaran a las delanteras o en una de esas, probar por mi cuenta si salía algún gol. Habiendo avanzado bastante el partido, una de las chicas del otro equipo me entró demasiado fuerte y por poco sentí que me había partido la pierna. Caí al suelo como saco de papas a puro quejarme, porque de verdad que me empezó a doler un montón.
Lo único que escuchaba era los gritos de mis compañeras y gente acumulándose a mi alrededor. Tenía los ojos cerrados y trataba de aguantarme el dolor lo más que podía, pero de pronto sentí que alguien me tomaba en brazos y me cargaba. No pensaba en nada más hasta que abrí los ojos un poco y vi que estaban sacándome de la cancha. Los camarines estaban cerca de la cancha, así que me llevaban para revisarme de seguro. Pero lo que no me esperaba, era que Carlitos me estaba llevando en sus brazos. Aun sentía mucho dolor y apenas podía soportarlo, hasta que poco a poco fue pasando. Cuando llegamos al camarín, Carlos me sentó para revisarme bien, me bajó la media (que tenía un agujero en la parte de la pantorilla) y no sé de dónde fue que sacó una compresa fría de un bolsito. Todo había sido muy rápido y aun estaba tratando de no mover mi piernita.
Carlos presionó la compresa y ya no sentía dolor, pero me estaba congelando la pierna haahaha. Se sentó junto a mi y puso mi pierna sobre la suya para "estar más cómodo", pero noté que poco a poco se estaba acercando a mí y yo me estaba empezando a poner un poco más nerviosa de lo normal. Nos quedamos mirando unos dos segundos y simplemente se acercó más para besarnos. Yo le correspondí el beso porque igual me llamaba la atención y estaba nerviosa como niña chica. Se me estaba empezando a olvidar el dolor y entonces fue que sentí su mano apretándome el trasero. Eso me volvió más loca y empecé a besarlo con más ganas, me estaba excitando muchísimo.
Me levanté para sentarme sobre él, así estando frente a frente y el beso se volvía cada vez más caliente. Créanme que sentía un bultote entre sus piernas que se rozaba conmigo, yo trataba de frotarme un poquito con él, aunque él me presionaba contra él, era bastante difícil considerando que le regresaba el dolor a mi pierna. De pronto escuchamos que alguien se acercaba y gritaba por la entrada preguntando si estaba bien. Era una de las chicas, que seguramente habrá pensado que quizás estábamos ocupados haha, porque ni siquiera entró a ver si estaba bien. Esperó nuestra respuesta y se fue.
Se nos fue la onda por completo y decidimos que era buen momento para volver a la cancha, pero yo no podía seguir jugando, me dolía bastante la patadota que me habían dado y el profe prefirió dejarme descansar no más. Ese partido lo ganamos 1-0 y acabamos re contentas. Al final las chicas me acompañaron a la pensión mientras me preguntaban qué onda había pasado haha porque la compañera que fue al camarín a preguntar, llegó con el mensajito de que tuve un rollo con Carlos y todas bien copuchentas.

Creo que esto lo dejaré por aquí, lo dejaremos como la primera parte si esto recibe apoyo, seguiré escribiendo y veré si les motiva a seguir leyendo la historia.

 

La segunda parte ya está publicada