Dos años perdidos, pero pueden ser cuatro

Dos años perdidos, pero pueden ser cuatro
Mañana se cumplen dos años en que Chile en lugar de avanzar, ha retrocedido en todo; en educación, salud, crecimiento, empleo, felicidad, vivienda, seguridad y mucho más. Son dos años perdidos y lo más probable es que terminen siendo cuatro.




Mañana se cumplen dos años del gobierno de Gabriel Boric, pero no hay nada que celebrar, pues han sido dos años perdidos para Chile. Partieron proclamándose superiores moralmente a todos quienes los antecedieron en política, hasta que explotó el escándalo de corrupción de las “fundaciones” -que ya supera los $32.000 MM- enterrando para siempre su soberbia y envanecida superioridad. Pero la vocera Camila Vallejos impávida declaró el jueves: “hemos cometido errores, efectivamente, pero no hemos metido las manos en ninguna parte”. ¿No leerá diarios porque publican malas noticias?

Y como se sentían superiores, cuatro días después de asumir el gobierno, la entonces Ministra del Interior Izkia Siches fue a Temocuicui a demostrarle al país que con diálogo se solucionaban los problemas de terrorismo en La Araucanía. La bienvenida a balazos que recibió los hizo tomar conciencia de su total desconexión con la realidad y desde el 18 de mayo de 2022 hasta hoy, estamos con las FF.AA. desplegadas en la zona, producto de los estados de excepción constitucional, a los cuales se oponían por considerarlos “militarización del Wallmapu”.

Pero sin duda lo peor fue que en los primeros seis meses de su gestión no hicieron nada, puesto que esperaban refundar Chile, esperanzados en que se aprobara el mamarracho de la Convención, considerado crucial para la implementación de su programa. El líder de la campaña del Apruebo fue el mismo Presidente, e incluso se gastaron $900MM en imprimir el texto que Boric salía a autografiar, para inducir a la gente a aprobarlo. Pero como un 62% de chilenos les dijo que no, comenzaron a improvisar, porque no contaban con una derrota. Y así llegamos a octubre de 2022 con el país paralizado, sin avance alguno y con un rechazo presidencial de 65% y solo un 27% de aprobación, rechazo que se mantiene hasta hoy.

Y en diciembre sobrevino el escándalo de los indultos, que se transformó en una pesadilla cuando un año después, Luis Castillo Opazo, uno de los indultados, poseedor de un amplio prontuario, pero protegido del PC, fue detenido por un presunto secuestro.

En resumen, el primer año de gobierno fue un total fracaso, sin nada que mostrar, y, por el contrario, la incertidumbre constitucional se mantuvo hasta el final del segundo proceso, cuando el gobierno y la izquierda hicieron campaña para mantener vigente aquella de los cuatro generales, la misma que señalaron como la culpable de todos los males durante el octubrismo.

El segundo año no es mejor. Fuera de aprobar las 40 horas, el sueldo mínimo de $500.000 y el royalty minero, que no es nada nuevo, no hay mucho más. Fracasaron en el intento de subir impuestos y en su mala reforma previsional que pretendía capturar el mercado de capitales. Pero lo reintentarán ahora en el Senado, augurando una dura batalla legislativa.

En el tema del litio no se ha avanzado nada. El precio internacional ha caído notoriamente y el sustituto se llama sodio.

Y cómo olvidar el escándalo de las pensiones de gracia a delincuentes, donde todos se lavaban las manos culpando a otros.

Y frente al gravísimo incendio en la V Región, que tiene a miles de damnificados esperando la acción gubernamental, no hubo interés en implementar el plan que le llevaron los asesores del Presidente Piñera el 14 de febrero, con el que podrían haber empezado a reconstruir de inmediato. Pero la gente tiene que seguir esperando el supuesto plan prometido para fines de marzo.

Los 730 días de este gobierno se reflejan en el deterioro observable en cualquier indicador que se analice; ya sea economía, empleo, salud, educación, vivienda etc. Pero lo más grave, ha sido la total indefensión en que se encuentra la ciudadanía por la porosidad de nuestras fronteras, la penetración del crimen organizado, el sicariato y el narco y el altísimo nivel de impunidad existente. Y a pesar de todo esto, pretendieron imponer unas RUF de ideología identitaria, siendo inaceptables por lo absurdas.

El alevoso rapto y asesinato de Ronald Ojeda demuestran nuestro grave detrimento en materia de seguridad. Lo más probable es que haya sido un crimen por encargo por motivos políticos -dada su disidencia de la dictadura venezolana- y la única reacción presidencial fue salir a defender al PC de un presunto anticomunismo visceral en Chile.

Está claro que la seguridad nacional no es una de las prioridades de Boric, lo que quedó demostrado con su personal orden de que Israel no participe en la próxima Fidae, causándole al país un riesgo de seguridad nacional incalculable, dada la estratégica relación en materia de defensa, seguridad de todo tipo, tecnología espacial, tecnología de uso de agua y varias otras áreas de intercambio entre los dos países, producto de más de 70 años de estrechas relaciones.

En resumen, son dos años perdidos y lo más probable es que terminen siendo cuatro, porque la izquierda tiene intenciones de radicalizar la acción del gobierno, como lo han hecho ver en sus declaraciones el PC y miembros del FA.

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