Titanic al amanecer en el mall

Discussion in 'Relatos Eróticos' started by RM_1994, Aug 22, 2024.

  1. RM_1994

    RM_1994 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Titanic al amanecer en el mall

    Vi Titanic por vez primera entrando en el incipiente amanecer del tercer milenio de la era cristiana. Con los ojos de la niñez, la historia me pareció aburrida y no entendía el llanto de las mujeres de la familia, ni los suspiros que se escuchaban cada tanto. Sin embargo, la imagen de una joven Kate Winslet y un mozuelo Leonardo Dicaprio -quien fuera la inspiración de Link para The Legend Of Zelda-, mirando el último atardecer de sus cortas vidas abrazados en cruz y besándose apasianada y tiernamente en la proa del barco, se quedó grabado en algún lugar de mi mente infantil como en la de prácticamente toda la humanidad.

    Esta historia comienza algo antes de otra que ya les contaré. Habíamos tenido un comienzo de relación muy apasionado, con picos muy altos de irresponsabilidades y arrojos propios de la juventud. Ella era terriblemente hermosa, ojos color de miel, senos hermosos y grandes, y un culazo en forma por la bicicleta. Apenas llegaba a los 20s y era pequeñita -de 1,50-, pero de un cuerpo entero, delgado y curvilíneo. Inteligente, interesante y aventurera. Su olor era exquisito como de fruta fresca y manejaba un estilo de pelo entre asiático, emo y punk con aretes en su nariz y sus orejas. Cambiaba su pelo de color con cierta frecuencia, lo que daba un aire nuevo cada vez. Y, sip, era una especie de Ramona Flowers chilena, un sueño realmente. Yo tampoco estaba mal, aquellos días combinaba trabajos y estudios con boxeo y escalada. Siempre andaba a mil y mi resistencia aeróbica y cardiaca era de envidiar, rindiendo muy bien en todos los frentes.

    Para entonces no sabía cómo manejar las ganas irresistibles que me provocaba verla. Ni tampoco tenía la experiencia de cómo hacer frente a su caprichosa forma de ser. Así que andaba a los sobresaltos esperando cada fin de semana para verla y poder disfrutar de alguna aventura que nos dejara exhaustos a ambos.

    Fue una tarde de locos. Quien haya trabajado en el retail sabrá de qué hablo. Son jornadas agotadoras a más no poder y el tedio de ver tantos cuerpos y escuchar tantos sonidos, tantas luces, tantos olores. Malos ratos, cosas buenas, sucesos inesperados. Todo nos empujaba la sed por la garganta y, a cada hora que pasaba, más queríamos ahogar nuestro gaznate en el suave y dulce licor.

    Con mis compañerxs de trabajo ya habíamos forjado lazos de amistad y nos habíamos vueltos profesionales del tercer tiempo. La operación era más o menos la misma. Algunos compraban los bebestibles y comestibles y los refrigeraban. Otros y otras barrían las filas de trabajo extendiendo invitaciones para quedarnos y ver si alguien tenía suerte.

    Ese día tuve fortuna. Ella parecía más animada de lo común así que rápidamente me llevó tras ella a comprar vodka negro. Pese a que ya tomaba, no estaba para nada acostumbrado a tomar fuerte. Francamente, el sabor de los destilados me era insoportable. Pero quién no se envalentona con el incentivo adecuado.

    Salíamos a la tarde así que ya entrada la noche el ambiente estaba animado. En las terrazas de los pisos superiores no había mucho tráfico de gente, y para ser honestos, los guardias de seguridad del mall ya nos conocían y nos dejaban tranquilos en nuestro espacio. Las botellas bajaban, la música subía y corrían tabacos y marihuana.

    Hace mucho que no podía quitarle los ojos de encima, sus labios carnosos y suculentos, mostraban una pequeña mueca de calentura, mordiéndoselos cada vez con mas frecuencia. Además, había un detalle que me traía loco de ella y era que tenía rota la entrepierna del jean y asomaban a mi vista unos delicados pero sexys colaless. Estábamos como encapsulados, atrapados el uno con el otro y la tensión sexual subía. Poco a poco el resto de comensales comenzaron a partir, habían entendido lo que pasaba y les estaré eternamente agradecido por ello.

    Ya solos comenzamos a atracar como desesperados y por fin pude sentir con mis manos esa entrepierna cálida y jugosa. En plenas escaleras en uno de los últimos pisos la senté en mis piernas y la comencé a masturbar con una de mis manos. Me gustaría decir que lento y despacio, pero estábamos como poseídos y todo era rudo y brutal, tocando sus pechos, sacándolos de a uno, mordiendo con fuerza esos pezones hermosos grandes y morenos. Los lamía y lamía como si fueran dos frutas azucaradas perfectas. Con dientes y lengua, en círculos, mientras la masturbaba. Fue entonces, que, en otro arrebato propio de ella, es que se bajó los pantalones y, pude ver por completo ese sexi colaless negro y blanco. Ni siquiera miramos si habían cámaras. Ahí mismo me dio unos sentones terribles que me dejaron loco y la tenían gimiendo eufórica.

    A las 4 am casi a 180 min de empezar con todo, aparecieron a lo lejos los de seguridad. Nos tapamos como pudimos, pero al parecer si nos vieron, nos tuvieran la suficiente piedad como para no acercarse y detener lo hermoso que lo estábamos pasando. Realmente el carro de los de seguridad fue como una aparición fantasmal que ni siquiera tomamos mucho en cuenta. Desaparecieron por completo de nuestras vidas apenas no los vimos más.

    Así que, con ese impulso, nos paramos y seguimos ahí mismo, mirando desde uno de los pisos más altos del mall hacia la calle culiamos como animales. Metía mis dedos en su boca, me comía su cuello, orejas y masajeaba sus senos y su vulva. Su sabor era como la miel y la vista era perfecta. Su cara de sexo combinada con el horizonte no tiene igual en mi memoria.

    Sin darnos cuenta habíamos empezado con estrellas y estábamos terminando cuando comenzaba a aclarear el alba. Nos abrazamos y besamos. Como en Titanic, nuestra historia intensa comenzaba su ocaso sellada en nuestra proa de cemento, erigida en las alturas de la ciudad antes de su hundimiento final.

    Y, eso es! Una de cal y una de sal. Quise partir contando una historia de derrota, de esas que no fueron y solo quedan como una gran posibilidad. Hoy en cambio traigo una historia de triunfo.

    James Cameron estrenó Titanic en 1997 marcando al mundo y mi niñez. Cuando niño Titanic me pareció aburrida, de mayor la recordaré para siempre.

    Fin
     
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  2. Peca2r271

    Peca2r271 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Buen relato, yo siempre les hice el quite a mis compañeras en las fiestas de los trabajos , la razón es que odiaba que al otro dia empezaran "supiste que este se comió a esta" y a mi no me convenía ya que estaba emparejado en ese tiempo, ahora me arrepiento de ser tan wn jajajja
     
  3. Conwok

    Conwok Usuario Casual nvl. 2
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    bueeeen relato!!
    bien escrito y entretenido!!

    Se agredece el aporte!