Información Nunca juzgues un libro solo por su portada

Cada cierto tiempo acompañaba a mi mamá a las compras que acostumbraba hacer en La Vega. No era el gran panorama pero era mi mamá quien me lo pedía y obviamente yo no me negaba a ayudarla en ese quehacer. En esas tantas idas de compras, como es de esperar, los lugares de compras se repiten y las caras se hacen familiares. Es así como en uno de los lugares donde compraba las verduras, uno de los jóvenes que atendía poco a poco fue acercándose a mi con diferentes preguntas y una que otra broma. Un afrodescendiente de unos 20 años (con suerte), inmigrante dominicano. Muy risueño y simpático, amable y ubicado. Sin embargo, no tuve que ser muy inteligente para darme cuenta de que yo le gustaba y que buscaba la forma de llamar mi atención. Cada fin de semana se repetía el ritual de las compras y me volvía a encontrar con este muchacho que según su aspecto, recién se empinaba por sobre los 20 años. En todo caso, no era el único que atendía en ese lugar, habían otros tipos mayores que él, compatriotas al parecer, con ese aspecto rudo y despreocupado por su apariencia. Uno que otro me saludaba de vez en cuando, pero el más entusiasmado era el joven del grupo. Yo tampoco iba muy producida a las compras, no es el lugar para andar muy llamativa. Con el pasar del tiempo la rutina de esas compras derivaron en pequeñas conversaciones que duraban un breve instante. La llegada del verano permitió que pudiera vestir más ligera y, por ende, que atrajera más miradas. No soy una modelo pero el hecho de haber practicado patinaje desde temprana edad formó mis piernas y caderas, por lo que no tenía opciones para disimularlas. Los vestidos cortos y los escotes hicieron lo suyo para este jovencito risueño se decidiera a avanzar un poco más. Era lo que de alguna manera esperaba que ocurriera, pero lo que también era, de cierta forma inevitable que ocurriera, es que otros tipos se fijaran en mi, entre ellos los compañeros de mi joven pretendiente. Un día fui dispuesta a volver con una cita y me puse una calza y un peto, para mostrar lo mejor de mi, quería sentirme atractiva e irresistible. Llegamos, mi madre comienza a pedir las cosas y yo hago mi parte tomando las bolsas y guardándolas en el carro que llevamos. Las miradas se multiplican, el joven simpático no está y el resto de sus compañeros se apresuran para atenderme. Luego de un momento el joven llega, me saluda sonriente y me dice "que linda se ve!", me sonrío y le agradezco. Pero lo que quiero que diga no lo dice, hasta que uno de sus compañeros le da un empujón y lo mira haciendo un gesto con la cabeza. El que le da el empujón es un tipo que de apariencia es mayor que yo, delgado y con el rostro endurecido por el trabajo, algo feo para mí gusto. Estamos por irnos y el joven me dice "le puedo preguntar algo señorita?", miro a mi mamá y le digo "te alcanzo pronto", ella me responde "sabes dónde encontrarme". Me quedo y le digo al joven "qué me quieres preguntar?", algo nervioso él me aparta hacia un lado y me dice "hace días que quiero saber su nombre". Me sonrío y le respondo "mi nombre es Estefanía y el tuyo?", "Alexander es mi nombre " me contesta. Se sonríe y agrega "acá todos la encontramos muy bonita y me gustaría saber si usted aceptaría salir con unos de nosotros". La propuesta me descoloca, yo suponía que él me invitaría a mi y no que había alguien más en esta posible cita. "Quienes son ustedes?" le digo, "Juan y yo" me dice...Y quién es Juan?" Vuelvo a preguntar. "El que me dió el empujón recién" me contesta y se ríe. Dudo y le digo "es algo inesperado para mi, intercambiemos número y conversemos por WhatsApp mejor ". Nos agregamos y me despido con un beso en la mejilla para luego irme.Alcanzo a mi madre y terminamos la rutina de las compras de fin de semana. Me quedó dando vueltas la propuesta, no era lo que esperaba y me descolocó. El otro tipo no tenía atractivo para mí, de hecho lo encontré feo y además no me imagino salir con 2 hombres. Las únicas veces en que estuve con más de un hombre en una salida era cuando estudiaba y carreteábamos en la carrera, pero no eran citas ni eran pretendientes.No pasó mucho rato hasta que me llega el primer mensaje de Alexander "Hola Estefanía, Juan y yo queremos invitarte a salir el próximo viernes, aceptas?"... Demoré un tiempo en contestar, hasta que le escribí "por qué quieren salir los dos conmigo?". Pasó un poco de tiempo y me llega un mensaje "Los dos queríamos invitarla a salir pero no nos atrevíamos, así es que nos pusimos de acuerdo en hacerlo juntos".Aunque tiene algo de lógica lo que me respondió, igual era atípico. Me di el resto de la tarde hasta que me decidí a responder "Acepto bajo ciertas condiciones". La respuesta no demoró "Las que usted quiera". Demoro otro poco más y escribo "Primero, no me trates de usted, tutéame. Segundo, quiero saber algo más de Juan, dale mi número y dile que me escriba. Tercero, si no me siento cómoda, me iré de inmediato". Casi al instante me responde "Haremos lo que tú quieras, queremos que te sientas muy cómoda".Ya en la noche me llega un mensaje de un número que no tenía registrado "Hola Estefanía, soy Juan, el compañero de Alexander"...lo agrego y le contesto "Hola Juan, cuéntame un poco de ti". Intercambiamos varios mensajes y en resumen me contó que tiene 40 años y hace 3 se vino solo a Chile y que quiere irse a Estados Unidos en un tiempo más.Al contrario de mi impresión por su apariencia, era bastante más fluido y claro para expresarse de lo que prejuiciosamente yo había pensado.De pronto, de esa incomodidad y negación inicial, empecé a pensar que no iba a dejar de ser divertido salir con ambos. Iba a ser una experiencia nueva y comencé a querer experimentarla. Me decidí y les confirmé que saldríamos los tres.Muy contentos ambos me dicen que podemos ir al barrio Brasil, que hay varios locales para elegir. Me parece buena idea y quedamos de acuerdo en encontrarnos en la esquina de Brasil con Compañía.Llegué vestida para captar toda la atención, una polera sin mangas color rosado y un vestido amplio y veraniego, acompañado de unos tacos altos estilizados.



Ellos ya estaban en el lugar y me dió gusto ver sus caras cuando me vieron llegar. Se veían distintos a lo que acostumbraba, con un estilo algo rapero con pantalones anchos y poleras de talla más grande que la que les calza. Nos saludamos y caminamos por Avenida Brasil hacia el norte. Entramos a un local, subimos al segundo piso y nos sentamos. Como era hora de happy hour aún, pedimos un 2x1 para cada uno. Ellos cerveza y yo un par de daikiri de frambuesa. Seguimos conversando animadamente hasta que nos sirve los tragos, me contaban de su país y yo de lo que hacía a diario, nuestras expectativas y proyectos a futuro. Poco a poco la conversación fue derivando a temas más personales y nos entusiasmamos pidiendo otro 2x1. Esta vez pedí un par de amaretto sour. No era sorpresa que esos tragos iban a tener un efecto en mi y me empecé a sentir algo acalorada, alegre y traviesa.Mis acompañantes si bien estaban un poco menos afectados por el alcohol que yo, también estaban más risueños y alegres que lo usual. Hasta que comenzaron a piropearme y decirme que se habían fijado en mí desde hace mucho tiempo, casi desde que comencé a acompañar a mi mamá a las compras. Con mirada pícara les pregunto "y qué es lo que les llamó la atención?"...se miraron, me miraron y Juan responde "puedo hablar con confianza?"...más pícara se volvió mi mirada y le contesto "habla con absoluta confianza, éste es el momento". Se sonríe y me dice "tus caderas y tus piernas fue lo primero que nos llamó la atención", hace una pausa y agrega "eres una mujer bonita, amable y se nota tu inteligencia".Alexander dice "Conversabas conmigo sin tratar de evitarme, eso me gustó mucho". Los escuchaba adularme y sentía como se me iban abriendo las piernas de puro gusto, me mordía el labio inferior y me acomodaba el pelo detrás de la oreja constantemente.



Después de sus respuestas vino la lógica contrapregunta "y tú por qué aceptaste salir con nosotros?", los miro, me sonrío y les contesto "puedo hablar con absoluta confianza?"..."toda la que quieras" me responden casi al unísono. Hago una pausa y les digo "La verdad es que al comienzo la idea no me resultó cómoda, nadie antes me había invitado de esta forma. Luego a medida que conversamos por whatssapp me fui convenciendo que podía ser una buena idea y por eso acepté". Alexander me dice "Los dos queríamos salir contigo y decidimos invitarte para que tú eligieras hoy si quieres volver a salir con uno de nosotros". En ese momento todas las ideas pervertidas que pudieran habérseme ocurrido pasaron por mi cabeza en una fracción de segundo y replico "Para qué elegir si puedo tener el doble de diversión con ambos a la vez?"...listo, lo dije, se me salió todo lo caliente y maraca que puedo ser en esas 15 palabras. Con evidente sorpresa ambos se quedaron boquiabiertos y soltaron una sonrisa nerviosa, pero el alcohol y su efecto desinhibidor hizo su parte y Alexander dijo "por mi no hay problema", Juan lo miró y respondió "no he hecho algo así antes pero me gusta la idea".Terminamos los tragos, fui al baño y a la vuelta ellos habían pagado la cuenta. No era la idea pero ya lo habían hecho así es que me dije a mi misma "el motel lo pago yo entonces". Salimos, yo aún algo mareada, ellos a cada lado mío con sus manos en los bolsillos y con cara de alegría contenida. Caminamos un poco por calle Catedral y antes de terminar la cuadra había un letrero de motel. Con toda la perso que da el alcohol, fui quien propuso entrar allí y mis sorprendidos acompañantes me siguieron hasta la "recepción". El lugar era francamente matapasiones, antiguo, una construcción que denotaba falta de cuidado. Pero no iba a regodearme en ese momento así es que pedimos una habitación y la señora que nos recibió (y que me miraba con cara de espanto), nos llevó a la que se encontraba más alejada por el pasillo. Entramos, espero a que vengan a cobrar y me adelanto diciendo "ustedes pagaron el bar, yo pago acá", así es que para mayor sorpresa de nuestra anfitriona, yo pago para acostarme con dos hombres que apenas estaba conociendo.En cuanto se cierra la puerta, siento que mis dos acompañantes se lanzan sobre mí como un par de panteras que atacan a su presa, uno delante y otro detrás de mí, me aprisionan con sus cuerpos y sus manos me recorren. Atino a cruzar mis brazos en el cuello de Alexander para darnos el más frenético y caliente beso, sus manos amasan mis pechos y Juan me toma de las caderas desde atrás y se apoya contra mis nalgas, haciéndome sentir un bulto duro y grande que se acomoda justo entre ellas. Se siente igual que cuando en el metro en plena hora punta la gente te va aprisionando contra las barras que hay dentro de los carros y me queda el culo apoyado en ellas, pero en este caso no es un metal frío sino un pedazo de nervio lleno de sangre caliente y palpitante.Alexander me saca la blusa y para su sorpresa quedan mis pechos desnudos porque no me puse sostén. Juan busca el cierre de mi falda y lo abre, dejándola caer para exponer mis piernas, mis caderas y mi redondo culo apenas cubierto por un diminuto colaless negro. Por un instante ambos me contemplan, luego se agachan uno delante (Alexander) y el otro detrás (Juan) y empiezan a besarme y lamerme. Las manos grandes y ásperas de Juan son una novedad para mi, acostumbrada a parejas o amantes de manos suaves.



Sus labios carnosos y su lengua se deleitan con mis nalgas al tiempo que Alexander me besa y lame la concha por encima del colaless hasta que yo lo muevo hacia un lado y le muestro el camino para que su lengua me deguste. Los tengo a los dos comiéndome por ambos lados con sus bocas deseosas y el deseo me hace acariciarme los pechos y el vientre. Les pido que se pongan de pie y yo me agacho para poner mis manos sobre sus bultos que se hacen notar por debajo de sus pantalones, los froto, les suelto el cinturón y pongo mi cara sobre el cierre sintiendo que solo la tela se interpone entre sus vergas y mi rostro. Abro sus cierres y busco lo que tanto deseo en ese momento...sus vergas hinchadas y duras. Primero Alexander, el joven guapo que me muestra con su erección lo mucho que le gusto, se lo tomo con una mano y lo miro antes de darle un suave beso en la punta de ese pico negro, el primero que toco. Luego el turno de Juan, quien sin haberlo visto ya me imagino lo que esconde debajo. No me equivoco y al bajar su cierre y pantalón,se ve que el boxer esconde un pico más grande que lo que antes he visto y disfrutado. Bajo su boxer y queda ante mis ojos un mástil de piel, nervios y sangre, venoso y duro, erecto y desafiante, listo para llenarme y vaciarme. Pienso para mi "esto me va a costar tenerlo adentro", trago saliva y lo miro a los ojos antes de darle el primer beso y lamida a esa verga. Como si fuera poco, sus testículos también son grandes y cuelgan pesadamente, por lo que también los hago parte de las lamidas que le estoy dando.Me voy turnando para chuparlos a ambos hasta que las ganas me hacen ponerme de pie, los tomos de sus picos y los llevo a la cama, los hago acostarse uno al lado del otro, me arrodillo entre ambos y con ambas manos los masturbo mientras nos miramos. Les doy un beso a ambos y primero me siento sobre Alexander, acomodo su verga y me siento encima. Apenas lo hago se empieza a mover con todo el vigor de un jovencito de 20 y me hace gemir hasta que siento mi primer orgasmo, aprieto su pico dentro de mí mientras entra y sale de mi con rápidos movimientos que remecen mi cuerpo, pongo mis tetas en su cara y él me agarra el culo con ambas manos para hacer más profundas sus entradas en mi. Aún sentada sobre él me inclino hacia el lado y aprovecho de mamar esa tremenda verga de su amigo, intento tragármela pero no llego ni a la mitad de su longitud con mi mejor esfuerzo. Se me acerca y me besa para luego tomarme de la cintura y llevarme sobre él. Me siento encima y con su mano la acomoda en la entrada de mi concha, me apoyo en su pecho y poco a poco voy bajando, haciendo que desaparezca dentro de mi. Me duele cuando la tengo toda adentro, así es que me acomodo para que sus movimientos no lleguen tan profundo. Como dije antes no es un tipo agraciado aunque tiene unos labios gruesos y carnosos que aún no he probado con los míos. Pero su verga es una delicia en toda su generosa longitud. Empiezo a moverme y sus manos ásperas me recorren las caderas, las piernas y el culo. Me cuesta cada vez menos el tenerlo adentro y sus movimientos empiezan a acelerarse, se siente rico, profundo y duro, mis pezones están hinchados y duros también y su boca los chupan casi con devoción. En eso se acerca Alexander y me da un beso mientras tengo la verga de su amigo adentro y mis tetas tratando de asfixiarlo. Me calienta eso y me turno para besarlos a ambos hasta que ellos me empiezan a chupar las tetas al mismo tiempo, no aguanto la calentura y siento un nuevo orgasmo, los aprieto con mis manos contra mis tetas y lanzo un pequeño chillido de placer.Me recuesto de lado sin que Juan me lo saque, me toma de los hombros y me sigue dando con más ganas, mis tetas saltan al ritmo de sus choques y por mi cabeza se acomoda Alexander para colocar su pico en mi boca. Me están culiando a su antojo y yo me dejo hacer lo que quieran porque mi calentura es cada vez más grande. Luego de un rato Juan me suelta y Alexander se sube sobre mi mientras estoy acostada boca arriba. Me lo mete, me abraza y empieza a moverse rápido y fuerte, yo lo abrazo y cruzo mis piernas por detrás de su cintura.



Me da con todas sus fuerzas hasta que me dice "quiero acabar" y yo le respondo "échamelo encima" justo antes de que lo saque y me chorree el vientre con esa leche espesa y caliente.Más me calentó que lo hiciera y quería que me siguieran dando, así es que agarré a Juan de su verga y con mi mano lo llevé hasta el baño. Me lavé un poco en la ducha y no alcancé a secarme cuando él me tomó de un brazo y me dió un beso caliente que me hizo erizar la piel, sus labios se amoldaron a los míos y me hizo desear tenerlo adentro de manera más ruda. Me agaché y le volví a chupar el pico y lamer las bolas, me puse de pie sin soltarle el pico y mirándolo con mi mejor cara de caliente le dije "culéame como un animal". Terminé de decir eso y me dió vuelta hacia el espejo, me apoyé en el lavamanos y con su mano tomó mi cabeza para inclinarme un poco hacia adelante antes de clavarme su pico de un solo movimiento hasta que solo sus bolas quedaron afuera..."conchetumadre" alcancé a decir y me tapó la boca para luego bombearme la concha con todas sus fuerzas. Mis gemidos se ahogaban en su mano y mi cuerpo se estremecía con sus embestidas. Mis tetas colgaban y se balanceaban a su ritmo, mi culo sonaba con el choque de su pelvis y sus manos ásperas se apoderaron de mis caderas, mis gemidos eran gritos y de vez en cuando me giraba para rasguñar su pecho y besarlo desenfrenadamente, al tiempo que le decía "así me querías culiar?" y él me contestaba con la voz jadeante "me tienes caliente desde hace mucho". Me hizo chupar su dedo pulgar y luego lo metió en mi culo, causándome una sensación deliciosa, luego él mojaba su dedo y me lo volvía a meter en el culo, cada vez un poco más adentro, sin dejar de embestir mi apretada y, a esa altura, maltrecha zorrita. Me abrí el culo con ambas manos para que su dedo entrara aún más y me hiciera sentir un fuerte orgasmo que incluso me hizo lanzar un chorro caliente que me dejó más mojadas las piernas. Luego de ello Juan me dice "voy a acabar", entonces me salgo, me agacho y lo dejo chorrearme la cara con su leche. Le doy una suave mamada y aprovechando que aún estaba duro vuelvo a la misma posición de pie y me lo acomodo para que me lo vuelva a meter, se mueve un poco más mientras nos miramos en el espejo, él con la cara extasiada y yo con todo su pico adentro y la cara llena de semen. Es tan caliente la escena que me hace sentir el último orgasmo de la noche.Nos recostamos, yo al medio de ambos y como buena wna golosa les agarro la verga ya flácida a cada uno con mi mano. Antes de ducharnos y vestirnos les digo "Me es muy fácil irme a comprar a cualquier otro lugar, así es que mantengan el secreto de esto". Los dos me responden que no le dirán nada a nadie. Me ducho con Alexander y luego con Juan para luego vestirnos e irnos juntos.Al día siguiente tenía que acompañar a mi mamá a las compras y volvimos a ir a los mismos lugares. Los muchachos cumplieron su parte sin problemas, por lo que me sentí tranquila de ello.Sin embargo, algo me había quedado dando vueltas...se sintió tan rico ese orgasmo mientras me tenían el dedo metido atrás que tenía ganas de repetir la experiencia. Con el correr de los días esa calentura fue aumentando al grado de empezar a fantasear con volver a juntarme sola con Juan para hacerlo de nuevo. Si, el mismo al que encontré algo feo y con poca gracia, ahora me tenía caliente y deseosa de sexo anal con él.No alcanzó a pasar la semana y mis alocadas ideas me llevan a escribirle a Juan para preguntarle si tenía tiempo para vernos en la tarde de ese mismo día. Demora un poco en contestar y me dice "quedo desocupado después de las 6, podemos vernos después de esa hora si quieres". Le pregunto si puedo ir a verlo a donde vive y me responde "vivo en una pieza, no es problema para ti?". Con las ganas que tenía, poco me importaba que fuera una pieza, por lo que le contesto que me de la dirección para llegar después de las 6.Me vestí con una calza y un peto, me tomé el pelo, tomé mi mochila y me puse mis patines para ir al lugar.



A medida que me iba acercando me iba sintiendo un poco más ansiosa del encuentro. Llegué al lugar y era un cité antiguo, lleno de familias y niños jugando en el pasillo que es el patio común que tienen. Golpeo la puerta y Juan me recibe con un poco de vergüenza. "Disculpa el desorden" me alcanza a decir mientras cierra la puerta antes de que yo ponga mi mano en su pantalón amasando y acariciando
su verga y sus testículos...me acerco a su oído y le digo "Te gustó calentarme metiéndome el dedo en mi hoyo? ahora quiero tu verga entera allí". Me toma y me da un beso tan rico como los que me dió en el encuentro anterior, me agacho y le abro el cierre y sin bajarle el pantalón saco su verga ya erecta para mamarla con todas mis ganas, me llegaban a dar arcadas pero no dejaba de intentar tragármela entera, luego la sacaba de mi boca y la azotaba contra mi cara antes de lamer y chupar sus bolas. Esta vez me di el tiempo de meterme de a una sus bolas a mi boca para chuparlas y tironearlas para ver como le colgaban. "Tremenda pichula que tenis Juan" le decía mientras seguía chupándosela. Cuando ya la tenía muy dura e hinchada, me puse de pie, me bajé la calza un poco dejando solo mi culo a la vista, me moví el colaless y me agaché para dejar que él me lamiera el culo. Me lo abrió con ambas manos y con su lengua recorrió mi concha y mi culo desde atrás, me metió el pulgar de nuevo en forma alternada con las lamidas y yo me abrí el culo con ambas manos para que lo hiciera con más facilidad. Me tenía caliente, sentía que mi ano se dilataba con cada caricia y me costaba no gemir. Me di la vuelta y le pedí que se pusiera de pie, lo volvía besar (besa tan rico el wn) y tomándole la cara le dije "me pondré contra la puerta, me abriré el culo con ambas manos y tú me vas a dar solo por el culo"...me miró y me respondió "lo que tú quieras amor"...le di una suave cachetada, saqué una vaselina de mi mochila y le eché un poco en toda la extensión de su pico, se lo escupí en la punta (más me calentó hacerlo) y me apoyé contra la puerta abriéndome el culo, ofreciendo mi pequeño agujero para ser penetrada sin compasión. Juan puso una de sus manos en mi cadera y la otra la usó para dirigir su mástil hacia mi dilatado hoyito, apoyó su verga y poco a poco la fue hundiendo.




Estaba tan caliente que no sentí dolor, la preparación fue buena con su pulgar así es que solo sentí que mi culito se expandía más de lo acostumbrado. Terminó de metérmela toda y puso su otra mano en mi cadera, se acercó a mi oído y me dijo "estás lista?"..."Sí" le contesté. En ese momento comenzó con un suave y corto movimiento a entrar y salir de mi, subió sus manos y las apoyó en mis tetas y empezó a apurar y hacer más largo el movimiento de salida y entrada. Se sentía delicioso y tenía que contener mis ganas de gemir, afuera estaba lleno de gente y no quería que fuera evidente para el resto que me estaban partiendo el culo tras la puerta. De vez en cuando me giraba y pasaba mi brazo por detrás del cuello de Juan para besarlo mientras no dejaba de taladrar mi ano, después me apoyaba de nuevo en la puerta y aguantaba sus embestidas cada vez más furiosas. Cada cierto rato hacía pausas hundiéndome todo su pico en el culo y dejándolo adentro algunos segundos dejándome sentir sus bolas chocando mis piernas antes de volver a sus movimientos rápidos y profundos. En un momento la calentura de ambos era tal que tomó su almohada y me la pasó, la puse en mi boca y me abrí el culo con ambas manos para que él empezara a sacarlo entero y volverlo a meter de un solo empujón hasta el fondo. Además de lo grande, lo que más me calentaba era que lo tenía durísimo, ma hacía doler pero me gustaba demasiado el estar llena de esa verga. Seguí ahogando mis gemidos en la almohada hasta que empecé a sentir el más intenso orgamos anal que jamás pensé que sentiría, sentí ganas de gritar, de pegarle, de llorar y de mearme al mismo tiempo...y ese orgasmo fue brutal, al punto de que lancé un tremendo chorro tibio que nos mojó a ambos. Fue tan intenso que esas ganas de acabar las sintió también él y me tiró del pelo mientras se movía con salvajismo hasta que me llenó el culo con su leche caliente.
Sin sacármelo, me tomó de los brazos desde atrás y me llevó empalada hasta la cama, como pude me puse en 4 y mientras se le iba ablandando siguió entrando y saliendo de mi hasta sacarlo de a poco.
Esperé un rato a que se ma pasara lo enrojecido del rostro y me cambié la calza que dejé toda mojada, tomé mi mochila y con una sonrisa de satisfacción le dije a Juan "me acompañas a la salida?"
Afuera, cínicamente le di un beso en la mejilla para despedirme.

Esa había sido la enculada más salvaje que me habían hecho en toda mi vida.

 

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