Las 5 brujas mitológicas más aterradoras de la historia

Etimológicamente hablando, la palabra “Bruja” significa “mujer sabia”, término que aludía a que estos personajes mitológicos femeninos inicialmente fueron descritos con una connotación positiva, pues eran consideradas curanderas o conocedoras de la naturaleza. Sin embargo, durante la Edad Media, se las comenzaría a demonizar y considerar como seres malévolos e infernales, figuras tenebrosas que acechaban en la espesura de bosques antiguos o en la soledad de las montañas, apareciendo también como apariciones espectrales en los sueños de las personas. Por esta tétrica fama, llegarían a ser ajusticiadas por brujería unas 50 mil mujeres sólo en Europa.

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Por lo pronto, la mitología mundial describe las historias de cinco célebres brujas cuyas aterradoras leyendas se siguen repitiendo hasta el día de hoy:

1) Yama Uba, la traicionera y monstruosa bruja japonesa de las montañas:​

Descrita como una mujer monstruosa, de casi dos metros de altura y vestida con un kimono rojo desgarrado, con el pelo blanco largo y despeinado que se convierte en una serpiente, piel marchita y oscura, una boca creciente lista para devorar a su presa y, a veces, una segunda boca en su cráneo, y con sangre amarilla corriendo por sus venas, esta horripilante bruja vive en las remotas montañas del noreste de Japón (de Ashigara, Sabana o Honshu).

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La leyenda relata que a pesar de su aterrador aspecto, la anciana de las montañas puede metamorfosearse en una bella joven o en una dulce abuelita para capturar mejor a los incautos caminantes, acostumbrando ofrecer su ayuda a los viajeros perdidos (especialmente a los hombres) antes de atraerlos a su cabaña para devorarlos.

Nyri A. Bakkalian, novelista e historiadora especializada en la región japonesa de Tohoku, relata que el mito de Yama Uba puede tener su origen en prácticas históricas de sacrificio de ancianos durante las hambrunas. “En lugares como la zona rural de Tohoku, donde las malas cosechas a principios de la era moderna eran frecuentes, las historias de espíritus enfurecidos podrían ser una respuesta a las mujeres ancianas que eran conducidas a los bosques para morir”.

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2) Boo Hag, la malévola bruja que cambia de piel:​

En las comunidades afroamericanas de las Carolinas del Norte y del Sur, en los Estados Unidos, en el folclore Gullah, las brujas son similares a los vampiros, aunque a diferencia de éstos se alimentan del aliento de una persona, en lugar de hacerlo de su sangre, al montar a sus víctimas. Entre las brujas de esa región destaca Boo Hag, una mujer conocida por mudar de piel y colarse por pequeñas aberturas como ojos de cerradura para invadir hogares y obligar a la gente a cometer crímenes.

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Jacob Stroyer, esclavo nacido en Carolina del Sur en 1849, escribió en su autobiografía: “Se suponía que las brujas entre los esclavos eran personas que trabajaban con ellos todos los días y se las llamaba viejas brujas o brujas de la calle. Se suponía que eran brujas aquellos, tanto hombres como mujeres, que cuando envejecían tenían un aspecto extraño…cuando veían una luz a gran distancia y la veían abrirse y cerrarse, decían ‘hay una vieja bruja’…Cuando la luz desaparecía, decían que la bruja había entrado en la plantación y se había transformado en una persona, y andaba por el lugar hablando con la gente como los demás hasta que los que quería hechizar se iban a la cama; entonces se convertía de nuevo en bruja. Afirmaban que montaban a seres humanos como caballos, y la saliva que corría por el costado de la mejilla cuando uno dormía era la brida con la que cabalgaba la bruja. Si las personas esclavizadas no tenían una Biblia, rociaban una mezcla de pimienta de cayena y sal en los rincones y alrededor de la habitación para protegerse de ellas”.

3) Chedipe, la bruja vampiro de la India:​

También conocida como bruja prostituta, la Chedipe es una criatura femenina que habita en la región india del río Godavari, y se aprovecha de los crédulos mediante tácticas enigmáticas y malévolas. La mitología la retrata como una figura formidable y amenazante, que combina temas de sensualidad, brujería y vampiros para distinguirla de los vampiros occidentales más populares.

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El investigador Jeff O’Connor comenta que “la gente cree que el Chedipe es el alma de una mujer, generalmente una prostituta, que murió en un accidente terrible o violento y siguió una vida de sensualidad desenfrenada y violación de las convenciones sociales. La muerte cambia a este fantasma, otorgándole poderes sobrenaturales, transformándolo en una aparición aterradora que merodea por las ciudades. Puede parecer una mujer normal durante el día, pero por la noche, mientras monta un tigre entre las sombras, muestra su verdadero yo”.


La leyenda asegura que la horripilante Chedipe acostumbra drenarles a sus víctimas la sangre de los dedos de los pies, arrancarles la lengua o introducirles bajo la piel palos ardientes con llamas ocultas. También suele mantener relaciones sexuales con los hombres casados que duermen en la casa, sembrando semillas psíquicas de desconfianza en las mentes de sus esposas.

4) La Lechuza, la temible bruja búho de México:​

En el norte de México, la leyenda asegura que existe una bruja que se transforma en un búho colosal, a veces con rostro humano. Acostumbra atacar a los hombres ebrios durante la noche, llevándoselos a su nido para darse un cruento festín, o bien matándolos al instante con un toque de sus plumas malditas.

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5) Baba Yaga, la bruja eslava de la vida y la muerte:​

Descrita como una anciana enorme y fea, con dientes de hierro, una pierna huesuda y ceguera parcial, Baba Yaga es una famosa figura mitológica del folclore eslavo que vive en una cabaña mágica (que se alza sobre patas de pollo, que se asemeja a un ataúd y está adornada con huesos humanos) en el bosque, y que ayuda, encarcela o se come a quienes encuentra. También se la puede ver volando, comandando una bandada de gansos negros que surcan los cielos en busca de niños.

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Su nombre significaría “abuela bruja” y se le mencionó por escrito por primera vez en un libro de gramática rusa de 1755, aunque se cree que ya existía en la tradición oral de los cuentos populares eslavos desde mucho tiempo antes. Aunque suele ser descrita como una amenazante y malévola anciana, también se la representa como una fuente de poder, ofreciendo sabiduría o ayuda mágica.

Es una figura mitológica que en el folclore eslavo supervisa la frontera entre los vivos y los muertos. También representa el invierno y el final de la cosecha, la inevitabilidad de la decadencia y la transformación.