Amor prohibido, seducida por un guardaespaldas, parte II

Muchas veces la vida nos presenta situaciones que no podemos controlar, situaciones que rompen los esquemas de los que uno es o pretende ser.
Anteriormente había relatado mi experiencia a raíz del grave error que había cometido mi esposo, al cual lo perdoné, pero como ya había sido advertido antes de mis primeras infidelidades, sabía que, si él me era infiel, yo no perdería mi tiempo y actuaría de la misma forma.

Después de conocer a Eduardo y disfrutar de un muy buen sexo, cariño y regalos de él, seguí saliendo con él y debo decir que empecé a acostumbrarme a ser tratada como toda mujer se lo merece.

Mi matrimonio con mi esposo se retomó tranquilo, hasta se puede decir que aburrido. Nuestra vida sexual se redujo a hacerlo una vez cada 15 días y solo lo básico. Soy una mujer con mis atributos bastante armoniosos, como lo había descrito antes, con unos pechos de buen tamaño y un trasero excelente, confirmado por las vistas dedicadas de los hombres que me ven al pasar.

Eduardo mi amante guarda-espalda, es un hombre muy guapo, alto con un cuerpo muy bien cuidado y desde el primer momento me deslumbró y yo a él, lo pude notar, la picardía con la que me miraba, sus gestos. La relación fue tomando un rumbo inesperado hasta el punto en que ya no pude aguantar más y caí en lo que nunca pensé que podía hacer. Acordábamos juntarnos sin ya importar que fuésemos delatados, mi esposo a veces viajaba desde la capital a la región en dónde estaba yo, pero por circunstancias del mismo trabajo de él regresaba el mismo día. El riesgo de que me viera acompañada por otro hombre fue muy grande. Pero, en fin nunca nos cruzamos y eso le daba su grado de adrenalina a mi vida, tanto que me hacía falta.

Mi experiencia siempre se reducía a momentos breves, salidas a restaurantes, bailábamos, pasábamos a moteles y yo devuelta a casa.

Un día que estaba en un Salón de té, acompañada por Eduardo, el cual sin esperar que terminara lo que habíamos pedido, me plantó un gran beso en los labios y le correspondí. Sentí un gran deseo de corresponderle con una noche entera de sexo y amor. Pero parecía imposible quedarme una noche fuera de casa.

Convenientemente estábamos en ese Salón fuera de la vista de las personas, por lo que Eduardo empezó un juego de seducción. Sentí sus caricias en mi espalda hasta llegar a mis glúteos, estaba excitada, extasiada de placer solo con ese beso. Hacía mucho tiempo que no me sentía así, no sentía esa corriente que te invade todo el cuerpo, esa sensación de calentura que sale de la vagina y la envuelve en jugos de placer. Pero volví en sí y recordé donde me encontraba.

- Eduardo ya por favor no es el lugar, él muy sutilmente me toma la mano, y me pide estar una noche con él

- Porque te resistes si se nota que tú también lo deseas, me dice

No contesté, me quedé callada con unas ganas de decirle VAMOS. Pero no se me daban las condiciones

Terminamos nuestra comida y salimos de ahí.

Al día siguiente todo estuvo normal para mí hasta a media tarde, que me llegó un mensaje de texto de Eduardo con una dirección de un Hotel y un número de habitación. Enseguida llegó otro con un “TE ESPERO”.

Eso me removió todo por dentro, una sensación de querer ir, y a la vez no, una lucha entre el placer y el deber. Continúe con mi labor en que estaba el resto de la tarde, con el cuerpo tembloroso pensando que hacer. Unas ganas horribles de ir, pero pensaba en que no lo podía hacer, teniendo en mi mente todos los prejuicios que una tiene por la educación que me habían dado.

En ese momento llama mi esposo:

- Hola, mira tengo asignado trabajo para este viernes, no me esperes.

Le contesté;

- Ok amor, pero el sábado si vamos a ir a visitar a mi prima Angélica, por su cumpleaños, debemos irnos temprano

- Oye, no creo que pueda ir, si quieres ve tú, en la mañana debo pasar a ver los informes del trabajo que hice el martes y en la tarde ver el estado de los que realizaré la noche del viernes.

Colgué con una rabia tremenda, la duda se disipó en mi cabeza, debía ir, lo merecía, lo necesitaba, quería sentir, disfrutar, gozar. Tomé mi cartera y salí rumbo al hotel, pensando en gozar y amar toda una noche.

Al tomar el ascensor en el hotel mi corazón se aceleró estaba nerviosa pero decidida, al caminar por el pasillo las ansias y la excitación aumentaron. Me paré frente a la puerta de la habitación y toqué ligeramente la puerta con la respiración bastante alterada.

En apenas unos segundos escuché unos pasos acercarse a la puerta e inmediatamente esta se abrió. Allí estaba Eduardo con una gran sonrisa de oreja a oreja. Me dijo:

- Llegó el momento que tanto había deseado desde el día en que te vi por primera vez.

Nuestros ojos se miraron, nuestras bocas se buscaron y comenzamos a besarnos con ansias y pasión. Nuestras lenguas recorrieron desesperadamente el interior de la boca del otro, nuestros cuerpos se apretaron uno sobre el otro. Nuestras manos recorrían cada milímetro de nuestro cuerpo.

Eduardo rompió el silencio con un grito:

- Que ganas te tenía pequeñita

Yo le contesté:

- Aquí estoy y soy toda tuya

Continuamos besándonos apasionadamente, las manos de Eduardo comenzaron a recorrer mi cuerpo, mi espalda, mi cintura, hasta posicionarse en mi trasero, apretando mis nalgas y llevándome hacia él, donde pude sentir su miembro erecto contra mi vagina. Eduardo subió sus manos buscando mis pechos y luego comenzó a desvestirme y luego gritó:

- Eres un monumento de mujer.

Me llevó hacia la cama, me quitó el sostén y acarició mis pechos, los besó, los lamió con pasión. Estaba que explotaba de placer. Tomé la iniciativa y me dirigí a su entrepierna y me posé en su abultado miembro. La excitación iba en aumento, le desabroché el pantalón y bajé su ropa interior, su miembro salto hacia arriba disparado por su erección, lo tomé entre mis manos y lo recorrí de arriba abajo, Eduardo gimió de placer:

Lo acerqué a mi boca y deslicé mi lengua en sus testículos y a lo largo de todo su gran miembro y finalmente lo introduje en mi boca. Eduardo sintió la calidez de mi boca y susurró:

hummm,.mi pequeñita.

Seguí lamiéndola con suavidad, nuestras miradas se cruzaron, Eduardo se sentía en las nubes, en ese instante me pide que me levante y me siente en la cama y me envuelve en un largo beso, luego comienza a besarme el cuello y va poco a poco acostándome en la cama, llega a mis pechos, los besa y chupa con pasión, estoy que exploto de excitación, llega a mi vientre y comienza a quitarme la panty suavemente hasta dejar al descubierto mi vagina que ya está chorreando mis jugos.

Eduardo se acercó, le encantaba como olía, saco su lengua y la recorrió con ella de arriba a abajo, luego comenzó a chuparla con frenesí. Yo estaba que explotaba de placer. Sentía una corriente que recorría todo mi cuerpo y me hacía arquear la espalda.

- Gemía diciendo: si… así, sigue… me encanta

Eduardo lamía con locura y yo gritaba de placer. Se apoderó de mi clítoris y lo lamió con locura.

- estoy a punto de acabar. me gusta tu lengua, tómame con tu lengua

Eduardo comenzó a meter y sacar su lengua de mi orificio y me hizo explotar de placer. Mis jugos empaparon su cara y su cuello. Yo no me creía lo bien que se sentía, hacía mucho no experimentaba tanto placer.

Eduardo se incorporó y abrió mis piernas en forma de V, y acercó su miembro a mi vagina que chorreaba mis jugos.

- Te voy a coger mi pequeñita, ya no aguanto más, te la voy a clavar entera.

Apenas su miembro rozó los labios de mi vagina... estos parecieron abrirse dando la bienvenida al miembro de Eduardo. La empujó suavemente hasta llegar al final y yo al sentirla clavada en lo más profundo dejé escapar un gemido de placer.

Eduardo comenzó a entrar y salir una y otra vez mientras mantenía mis piernas sujetas por sus manos.

Yo con los ojos cerrados disfrutaba como hacía mucho tiempo no disfrutaba. Abrí los ojos y con una mirada lujuriosa y ardiente, mirada de una hembra hambrienta de macho le grité.

- No pares sigue así, cógeme como nunca, párteme en dos.

Eduardo contestó:

- Que rico cogerte mi reina

Las embestidas eran cada vez más fuertes y rápidas, con cada empujón mi cuerpo se movía por completo y mis pechos se bamboleaban divinos. Estaba muy excitada.

- Siiii dame fuerte dame, dame más fuerte

Eduardo respondió:

- TOMA… TOMA… te la voy a llenar de leche todita

Yo gritaba:

Sí, culéame más… quiero más… acaba dentro de mí, échame toda la leche… dame tu leche

Eduardo estaba a punto de acabar, estaba que explotaba de placer

-Me voy no aguanto siii tómala, tómala

Eduardo da unas embestidas con fuerza y su miembro comienza a palpitar y a lanzar chorros de leche caliente en lo más profundo de mi vagina. Yo me arqueo de placer, los ojos se me ponen blancos. Me incorporo y lo abrazo sin sacar el miembro de mi vagina.

-Siii échamela es mía toda, no te salgas, no la saques, quédate dentro de mi

Así permanecimos unos instantes unidos por nuestros sexos. Después Eduardo sacó lentamente su miembro y se deleitó con el espectáculo de cómo brotaba el manantial de leche desde mi interior, chorreando por mis labios vaginales, mi muslo y mi culo, hasta llegar a las sábanas, que ya estaban empapadas por mis fluidos.

Nos acostamos abrazados en la cama y tras un largo beso Eduardo me dijo:

- Me ha encantado de verdad eres magnifica amante

Le contesté:

- A mí también. He sentido un inmenso placer, algo que tenía mucho tiempo sin sentir.

Nos dimos un largo beso para después continuar toda la noche de placer y desenfreno. No sé si se repetirá, no sé qué nos depara el futuro, pero aprendí que todo puede pasar.

Al igual que el relato anterior, disfruten como yo lo hice y comenten, para incentivarme a seguir relatando mis vivencias, que no son pocas. Besos a todos.

Como último deseo, ¿qué pasa con las mujeres que no opinan?, tengo mensajes internos y comentarios del cien por ciento de hombres.

Se despide la pequeñita.

 

Hola, te agradezco tu opinión.
Al pasar el tiempo después de mi reinicio sexual, disfruté mucho de un buen sexo con hombres que me enseñaban a amar de diversas maneras, y me di cuenta que siendo una putita en la cama (como muy bien lo mencinas) más gozaba y experiencia adquiría.
A raíz de que algunos piensan que mis relatos son fantasía, están equivocados porque realmente me pasó, los relatos obviamente que tienen algo de enfásis para darle un poco más de erótismo y calentura para los lectores, y que creo haberlo conseguido.
Afortunadamente soy una mujer hecha y derecha y (...otras tienen tula con perfil de minas) las tulas me las comía a cachas, jajaja. Para los incrédulos les comento que en mi próximo relato se darán cuenta que es verdad lo que cuento.
Como por ahí escribí, que soy del tiempo que toda mujer era criticada y enjuiciada por ser un poco más liberal. Y aún las mujeres no se atreven a contar sus experiencias por el que dirán, y mi lema sigue siendo "porqué yo no, y los hombres si".

 

Acabo de abrir el perfil, saludos.