la isla de infamia No hay estatuas, ni panteones, ni tan apenas nombres, tan solo 33 cruces de madera de ciprés indicando que bajo su tierra húmeda descansan otras tantas personas anónimas. . Tumbas solitarias en uno de los lugares que hasta hace poco tiempo fue también uno de los rincones más solitarios e inaccesibles de Chile. La isla de los muertos es una de las muchas islas fluviales formadas con el paso de los siglos en el delta del río Baker, en plena selva fría y rodeada de cordilleras y glaciares. A unos 3 kilómetros de la isla Pero ¿Quiénes fueron enterrados en este inhóspito lugar hace más de un siglo y cuáles fueron las causas de su muerte? Según se extrae de las crónicas históricas del lugar, en septiembre de 1905 embarcaban en las bodegas de un vapor en Dalcahue unos 200 obreros chilotes contratados por la Compañía Explotadora del Baker. El vapor se internó por los laberínticos canales patagónicos, entre islas despobladas y fiordos traicioneros hasta llegar a su destino, en una orilla del Baker cerca de Bajo Pisagua. Los obreros realizan un trabajo físico brutal todos los días, cortando árboles y picando senderos en la piedra viva para ir abriendo camino y para alimentarse tan solo tienen carne salada, tocino, arroz y harina llena de gorgojos. Esta deficiente alimentación, unida al clima extremo que tienen que soportar no tarda mucho en pasar factura en forma de una extraña enfermedad en la que aparecen moratones en piernas y brazos, hemorragias por daños gastrointestinales, sangrado de las encías, dolores de cabeza La moral está por los suelos, los más débiles no tardan en perecer, primero por peleas y navajazos fruto del desanimo y mal ambiente general, luego por la propia enfermedad; un día amanece con 7 muertos, otro día son 28 En octubre de 1906 llega por fin un barco que rescatará a los supervivientes, prácticamente convertidos en fantasmas desdentados, de su peculiar infierno patagónico. Tan solo un puñado de ellos conseguirá recuperarse de la enfermedad y poder seguir adelante pese a salir de allí con vida. Quién sabe si la próxima crecida del Baker acabará por borrar por completo el último recuerdo de aquellos que dejaron allí su vida por el progreso de Chile.
Estimados yo soy de la zona y en esa historia se dice que las mismas personas que contrataron a esas personas los envenenaron de apoco en las comidas, para no pagarle . Saludos de la patagonia