"Me caí del mundo y no sé por donde se entra" - Eduardo Galeano

Tema en 'Purgatorio de los aportes' iniciado por eusebia, 5 Jul 2011.

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  1. eusebia

    eusebia Usuario Nuevo nvl. 1
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    Hace un par de años un profesor nos leyó esto tras haber terminado su clase. Es algo extenso, pero tómense el tiempo de leerlo, es buenísimo.
    ¿Acaso no se han sentido como Galeano también?


    Me caí del mundo y no sé por donde se entra.


    "Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.

    No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

    Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.

    ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar las cosas. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.

    ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

    ¡Guardo los vasos desechables!

    ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!

    ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

    Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!

    ¡Es más!
    ¡Se compraban para la vida de los que venían después!
    La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
    Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.

    ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.

    ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?
    ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?
    ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
    ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
    Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.

    El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
    El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!
    ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
    Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)

    No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan .
    Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo'.Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no, eres un arruinado. Así el coche que tenés esté en buen estado . Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!! Pero por Dios.

    Mi cabeza no resiste tanto.

    Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.

    Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir.. Le dábamos crédito a todo.

    Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

    ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

    En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!

    Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

    Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para pone r en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver.. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

    Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.

    Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.

    Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

    Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

    Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

    Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero.. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo,pegatina en el cabello y glamour.

    Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado".
     
  2. chimcham

    chimcham Usuario Nuevo nvl. 1
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    exelente texto compadre me trajo tantos recuerdos de mis padres, abuelos.......gracias
     
  3. eusebia

    eusebia Usuario Nuevo nvl. 1
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    Comadre mijo.
    Sí, es un excelente texto que evoca esos recuerdos y también hace que uno se identifique, al menos, con algunas de las cosas que dice Galeano. Yo por ejemplo lavo los guantes de latex para re-utilizarlos, el celular lo he cambiado sólo en 2 oportunidades, una vez porque me lo robaron y otra porque murió y no funcionó más...entres otras cosas de las que Galeano menciona
     
  4. [ғαɴтôмαѕ]

    [ғαɴтôмαѕ] Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Eusebia, notable aporte.

    Si hasta el olor del mueble caoba de mi abuela me llegó.
    Y si que guardaba las mitades de "Los Perros de Ropa", y no hablo del siglo, hablo de 20 años atrás nada mas.

    Sintoma de mierda de hacer todo desechable y sobre todo lo que no lo es... Como bien deja entrever Galeano, da lo mismo que desechemos la latas de Bebida y ahora nos compremos un set de escritorio con 10 piezas por 5 lucas en el Homecenter, si no que, lo que asusta de verdad, es esa capacidad de desechar cosas importantes.


    Buenisimo el texto Eusebia, y como antaño tambien, esperamos verla más por estos lados y que no deseche Portalnet.
     
  5. Individua

    Individua Usuario Nuevo nvl. 1
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    Me gusta mucho Galeano, pero sobre este escrito en particular debo oponerme. La añoranza de tiempos mejores y mas dulces, es un ejercicio normal, pero confuso. La memoria es parcial, influenciada por sentimientos nuevos que empañar la retrospectiva, y los recuerdos pierden nitidez con el peso de nuevas experiencias.

    Así y todo no deja de tener razón en lo que dice, pero no hay que caer en el lugar común de los "buenos tiempos".
    Desechar hace bien, la pregunta es qué descartamos y que no.

    Se agradece el texto porque no lo había leído antes.
    Saludos
     
  6. eusebia

    eusebia Usuario Nuevo nvl. 1
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    Y claro, Galeano mismo dice que se trata sólo de una "crónica que habla de celulares y pañales" pero la cuestión es mucho más profunda, y aunque se niegue a tocar ese punto, que sería mucho más extenso que lo que escribió igual lo menciona:
    "Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

    Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero.. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo,pegatina en el cabello y glamour.

    Con sólo estos párrafos no deja claro que no se trata únicamente de las cosas materiales que se desechan, que no se trata de que no este de acuerdo con que se tiren a la basura los cubiertos plásticos. Utilizando esto, va mucho mas profundo, a la vida, a las relaciones humanas e interpersonales.
    , igual nos hace pensar en lo que tú dices...
     
  7. Ender27

    Ender27 Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Galeano es bastante asertivo cuando retrata la identidad de las sociedades, como un todo, en general, sea actuales o históricas. Así fue como logró captar de magistral forma el espíritu de nuestro continente, el espíritu del fútbol y el espíritu del paso de los tiempos.

    Creo que de cierto modo, el cambio tan radical que significa el desarrollo tecnológico nos ha pillado. A la mayoría de los viejos los pilla la tecnología, y los más jóvenes sabemos usarla pero no necesariamente la entendemos, y creo que en general, son pocos en el mundo los capaces de comprender hasta que extremo la tecnología nos está cambiando, las cosas que nos obliga a hacer, los alcances que tiene en nuestras relaciones, en la moral, en la ética, y cómo deberíamos adaptarnos a todo eso. Le ha pasado a las leyes, le pasa a la sociedad y a sus individuos y le pasa al mundo.

    Además de todo lo mencionado, el texto me hizo recordar un curso de filosofía donde uno de los temas fue la bioética, y me lleva a eso porque todo avanza tan rápido que cada día nos encontramos en terrenos nuevos y en situaciones no reglamentadas, simplemente porque nadie ha tenido el tiempo de reglamentarlas. Y no sabemos cómo actuar para mantener un poco de cordura, para cuidar al mundo, para mantener una línea o una identidad, para ser leales con nosotros mismos y con nuestros seres queridos.

    Cambiamos y cambiamos, pero todas las cosas dejan huellas, en nosotros y en el mundo. Y no es sólo el planeta o la naturaleza la que se daña, la que se va arrugando, son las personas, sus almas, sus vidas, las que van perdiendo color y sentido, y se vuelven más ásperas.
     
  8. Antibush

    Antibush Usuario Casual nvl. 2
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    Me detuve en esta esquina nada más porque decía Galeano...y me alegro de no haberme equivocado, valió la pena tomarme el tiempo para ubicarme en esta ciudad vertiginosa.

    El otro día no más me preguntaba si era un "acumulador" de cosas. Tuve miedo de convertirme en uno de esos chiflados que muestran por televisión que tienen miles de objetos inservibles acumulados en sus casas. Pero pronto me dije, no, no eres como esos tipos, eres lo contrario, ellos son enfermos de consumo, son los casos más extremos, porque no guardan por necesidad ni por el por si acaso , sino porque sienten una felicidad efímera al comprar, al tener y no compartir, al saber que tienen y que por ahí están las cosas, aunque no las puedan ni usar. No, definitivamente no soy un consumidor compulsivo ni me siento feliz comprando y comprando. Al contrario, me cuesta deshacerme de las cosas, siempre pienso que le puedo dar una utilidad, cambiar su destino originario y crearle una función alternativa. Disfruto pensando en los usos futuros que le puedo dar a esas cosas que otros no la pensarían dos veces en deshechar. Cachurero me han llamado algunas veces, y algo de eso puede ser cierto, pero la verdad es que lo atribuyo más a mi vocación artística. No hay nada mejor que darle a las cosas una belleza que antes pocos la hubiesen estimado.

    Y, concuerdo con el autor del tema que ,Galeano deja entrever algo más en esta nueva cultura del deshecho de cosas: la peor, el deshecho de los grandes valores. La pérdida de ellos se refleja en el gran hedonismo del que somos testigos todos en esta ciudad del vértigo. ¿Cuántos chilenos valoran la amistad desinteresada? ¿Cuántos están dispuestos a escuchar a sus viejos? ¿Cuántos chilenos ayudan al prójimo por sólo ayudar? ¿Cuántos se presentan a cumpleaños, bodas y celebraciones con un regalo para el homenajeado? ¿Cuántos viven a costa de sus padres oles tiran a los cabros chicos para que se los cuiden, alimenten y eduquen? ¿Cuántos jóvenes esperan a conocerse mejor antes de tener relaciones sexuales? ¿Cuántos se detienen a pensar en el cómo dañan el medio ambiente con sus basuras y estilo de vida? Pocos ....

    Gracias por traer a colación a uno de los autores mejor dotado de estos tiempos.
     
  9. antonioCL

    antonioCL Usuario Nuevo nvl. 1
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    Me llega tanto este tema, soy del sur y el pensamiento que rige aya es el de guardar las cosas aunque estén "deficientes" porque siempre se pueden reparar y se les puede dar un uso... con ese pensamiento y mezclado con el pensamiento santiaguino de todas las personas con las que me junto e tenido serios problemas con mis pensamientos sureños y santiaguinos y siempre llego al acuerdo de guardar solo lo "reparable" jejeje me gusto mucho tu aporte ^^
    Saludos comadre ^^
     
  10. [M]auro.SS

    [M]auro.SS Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Sería bueno subir este tema.
     
  11. salecianos

    salecianos Usuario Nuevo nvl. 1
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    Que versos más emocionantes!
    Lo peor de todo esto es que, muchas veces nos caímos del mundo, pero ni siquiera nos damos cuenta que estamos caídos.....
     
  12. Meursault

    Meursault Usuario Avanzado nvl. 4 ★ ★
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    Bien. Está claro que él habla de los objetos, pero sólo como una forma de maquillar el real sentido del texto. Y al último lo confirma. Él habla de la amistad, del amor, de la identidad... De como en la sociedad vamos mutando nuestra forma de ser, nuestra forma de amar, nuestra forma de relacionarnos. No conservamos nada, porque hoy en día (se cree) que las cosas paadas dejan de tener una utilidad. Es un texto interesante, pero no me siento tan excitado. Quizá porque me di cuenta hace tiempo que estamos viviendo en una sociedad totalmente "enferma".
     
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