El Pago de Chile

Discussion in 'Cementerio De Temas' started by elkan, Jul 11, 2011.

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  1. elkan

    elkan Usuario Casual nvl. 2
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    Desde que tengo memoria he escuchado la frase "El pago de Chile". Esto puede aplicarse a muchas cosas a lo largo de toda la historia, y La Guerra del Pacífico, no es la excepción. En esta sección no inventaré nada, sino que copiaré íntegramente relatos y documentos que dan el nombre a este tema. Cada cual sacará sus propias conclusiones.

    Servicios prestados por un niño en la Guerra del Pacífico
    [​IMG]
    Valparaíso, diciembre 14 de 1879.
    Señor don Benjamín Vicuña Mackenna.

    Muy señor mío y de mi mayor respecto:

    Conocedor de que Ud. siempre ha acogido con benevolencia y cariño todo clamor que nazca de persona desvalidas y sin apoyo, no ha vacilado un pobre soldado en buscar su generosa ayuda seguro como está en encontrar en Ud. esa voz de aliento y confianza con que mi alma herida quiere hacer participe al único hombre........................................ nuestra querida patria. No he vacilado, repito, llegar hacia él con una amarga queja hacia mis superiores que será mi confesión postrimera, por si llegase a sucumbir en la prosecución de la presente guerra en que está envuelta nuestra querida patria.
    Para no serle cansado, señor, paso a hacerle un resumen de los hechos que creo merecen ser tomados en consideración por Ud., de mi humilde personalidad. Hijo de Valparaíso y niño aun, pues no cuento más de diez y seis de edad y de madre honrada, no vacilé un momento al grito de ¡la patria en peligro! en correr presuroso a su defensa y dar mi sangre por ella como buen hijo, para castigar de una manera terrible los actos abominables con que el Perú y Bolivia nos han ofendido. Al efecto, encontrándome en el Norte me alisté como voluntario en el regimiento de artillería de marina y nos mandaron de destacamento a Calama. Paso por alto, señor, varios incidentes ocurridos durante el tiempo que permanecí allí a las órdenes del comandante militar de esa plaza don José María 2º Soto. Mi conducto, fue siempre intachable no contando ninguna falta en el cumplimiento de mis deberes, y prueba mi aserto el hecho de haberme mandado en comisión a explorar el campo enemigo.
    Partí de Calama a mula, llegando a Tocopilla donde tomé pasaje en el vapor hasta Iquique, y como era imposible poder desembarcar sin ser descubierto, me hice sacar un pasaporte como comerciante italiano, porque le diré que poseo este idioma no con perfección pero si me hago entender. Salté a tierra sin novedad y mi primer cuidado fue imponerme de los elementos del enemigo, su número de tropas, su disciplina, la clase de armamento, sus cañonea, sus sistemas, etc., etc. De allí pasé a la Noria, igual investigación que en la primera plaza. Partí por tierra a Pisagua averigüé todo lo concerniente a elementos bélicos del enemigo. Estuve en Junín, Pabellón de Pica, Mejillones, en todas sus caletas; regresé a Pisagua y tomé el vapor para Arica. Siempre provisto de mi pasaporte, esto vez no como italiano, sino como peruano. Desembarqué en dicho puerto sin novedad, concretándome a hacer las mismas averiguaciones que en los puntos anteriores. De aquí pasé a Tacna y después a Arequipa todo con suma facilidad, gracias a un poco de estrategia que es preciso poner en práctica en casos como esos tan riesgosos. Pero Dios mediante pude salir bien. En Arequipa conseguí sacar pasaporte nuevamente para Arica, no como italiano ni peruano sino como español, y mediante eso pude burlar la vigilancia de los señores peruanos, tomando el vapor y llegar a Tocopilla bueno y salvo.
    En todas estas correrías invertí mes y medio. Pero allí como en lo sucesivo me esperaban muchas decepciones, desengaños como paso a demostrarlo, señor. Me presenté al coronel Vidaurre que es el jefe de mi regimiento, después de hacerle una exposición circunstanciada de mi misión, me contestó; que me había portado muy bien, que estaba muy contento de este servicio y que merecía bien de la patria; y me mandó a comer ¿dónde? ¡al rancho de los demás soldados!...... Primera estocada lanzada medio a medio del corazón, que desencanto señor.
    Repuesto un tanto de este golpe, me mandó embarcarme para Antofagasta con pliegos para el general en jefe, señor Escala, el cual me recibió con mucha amabilidad, conferenciando conmigo durante cinco horas, haciéndome volver al día siguiente y vuelvo a reanudar la conferencia por tres horas más. Me mandó a presencia del ministro de la guerra, señor Sotomayor, y éste a donde su hermano don Emilio, y vuelto a donde el señor general, me regaló cincuenta pesos que yo rehusé tomar; pero me mandó que los aceptara y que él los pondría en un banco como efectivamente lo hizo, acompañándome con las palabras sacramentales de que me había portado perfectamente y que me tendría presente, anotando mi nombre en su cartera y mandándome incontinenti a Calama donde mi comandante Soto. ¿Qué tal señor? Con cincuenta, con quinientos o mil pesos, y conduciéndome bien como lo había hecho, se pagaba o se premiaba el mérito! Lo dejo a la alta apreciación de Ud., señor, que califique este modo de recompensar al que expone su vida por su patria. Con su claro talento sabrá darle Ud., señor, el nombre que merece semejante proceder de mis superiores, pues yo no tengo palabras ni menos educación suficiente para expresar el grado de sentimiento que se apoderó de mi alma.
    Pero hay más, señor, consecuente con el propósito que me había formado de vencer o morir por mi querida patria, en la actual guerra, acallé los impulsos de mi corazón que me decía: ¡no tienes nada que esperar de tus jefes, pobre soldado! y me dije: ¡adelante! ¡Dios y mi patria! y si los hombres no saben apreciar el mérito, tendré al menos la satisfacción de haber cumplido con mi deber y de morir como sabe morir un chileno, sin mirar atrás. Dispénseme, señor, esta expansión del alma, que no es fanfarronada sino la pura verdad. Pedí permiso al comandante Soto para incorporarme al grueso del ejército, en atención de habernos venido el relevo por los Cazadores del Desierto y me dirigí a Tocopilla con cuatro compañeros donde nos embarcamos siguiendo viaje hasta Pisagua, donde llegamos después del combate de Dolores y como solo ambicionaba verme de frente con el enemigo, me cupo la suerte de formar parte de la expedición a Tarapacá donde como Ud. sabía, por impaciencia y mala disposición, por nada nos acaban a todos. Inútil me parece entrar a narrarle los infinitos episodios de que fue actor nuestra pequeña fuerza porque eso lo sabrá ya Ud. de mejor origen, y sería cansarlo demasiado, ya que ha tenido la paciencia de seguirme a la ligera en todas mi vía crucis. Para concluir le diré: que su humilde servidor fue contuso por la cureña de un cañón que servía, el que reventó aplastándome, estando el enemigo a media cuadra de distancia; él como salvé, no me se dar cuenta. En la actualidad me encuentro en el Hospital de la Providencia bajo el núm. 16 y muy restablecido ya, apesar de haber perdido mucha sangre, y espero estar mejor para volver al norte y ocupar mi puesto.
    De la exposición que dejo narrada y sobre mi expedición al campo enemigo, hay comprobantes que existen en poder del señor general en jefe y otros incidentes, como el haber contribuido al apresamiento de dos espías peruanos en Antofagasta. Como se la suerte que le aguarda al soldado en campaña, que una vez muerto...... ¡olvidado! no he vacilado un momento en hacerle esta confesión al hombre caballero, justo y generoso cual es Ud., que haga de ella el uso que crea conveniente, una vez que sepa mi muerte en el campo de batalla.
    Anticipándole, señor, mis más sinceros agradecimientos por ello, queda de Ud. su mas afectísimo, atento y S S. Q. S. M. B.

    Abdon Rey Stuardo.
    Cantinera María Quiteria Ramírez
    [​IMG]
    Inspector General del Ejército
    Soy la Cantinera del Regimiento 2º de Línea María Quiteria Ramírez, nací en Illapel, tengo 31 años de edad.
    En el mes de Octubre de 1879 me embarqué para Antofagasta y el 14 del mismo mes, después de una entrevista con el valiente Comandante Don Eleuterio Ramírez fui aceptada y me incorporé como primera Cantinera del Regimiento 2º de Línea. Poco después pasamos a la Toma de Pisagua.
    En este lugar el Comandante Ramírez me expresó que tan luego como se pasase revista se determinaría el sueldo que me correspondía por la plaza que ocupaba en el Ejército, pero la revista no se llevó a efecto porque marchamos inmediatamente al campamento de Dolores. Después de ese Combate mi Regimiento marchó a batir las fuerzas peruana a Tarapacá donde caí prisionera con algunos Soldados del Ejército.
    Hice a pie la travesía de Tarapacá a Arica prisionera del General Buendía; la toma de Arica por nuestros valientes soldados me dio la libertad, olvidé mis sufrimientos y volví a incorporarme en mi mismo Regimiento, el 2º de Línea.
    Preparada la Expedición a Lima, nos embarcamos para Pisco y de ahí hice la travesía por tierra del Valle de Lurín, me encontré en el Combate de Chorrillos y en la sangrienta jornada de Miraflores entrando enseguida a Lima con el Ejército vencedor.
    Regresé a Chile con parte del Ejército el día 14 de Marzo de 1881 y mi salud quebrantada por tantas fatigas me puso a las puertas de la muerte después de haber escapado a las balas; una horrible enfermedad del hígado y una fiebre terciana tenaz, habrían dado fin a mi vida si no hubiese hallado la mano caritativa de una comisión que daba auxilio a los heridos y que me atendió generosamente hasta ponerme fuera de peligro.
    Vengo ahora señor en solicitud de los sueldos o recompensas en que puedo ser acreedora por los servicios que he prestado en el Ejército y suplico a US. pida informe a los Jefes de mi Regimiento que actualmente están en Santiago mi Coronel Don Miguel Arrate, mi Mayor Sr. Don Pedro Nolasco del Canto.
    Quedaré eternamente agradecida de cuanto se haga por mi, viviendo hoy día como vivo en la mayor indigencia.
    Es Justicia
    María Quiteria Ramírez

    Capitán Abel Garretón

    Excelentísimo Señor
    Abel Garretón, Capitán de la 4ª Compañía del 2º Batallón del Regimiento 2º de Línea, a VE. con el mayor respeto digo, que encontrándome separado de mi Regimiento a consecuencia de heridas recibidas en el Combate de Tarapacá y teniendo urgencia de algún dinero para proporcionarme lo más necesario y atender el restablecimiento de mi salud. Por tanto:
    Suplico se sirva ordenar por la Tesorería General de Valparaíso se me anticipe dos sueldos, con cargo a mis haberes, en cumplimiento de la ley ofrezco la correspondiente fianza de supervivencia.
    Es Justicia Excelentísimo Señor
    Delfín Carvallo, Herido en la Batalla de San Francisco
    [​IMG]
    Delfín Carvallo, Artillero, herido de gravedad en la Batalla de San Francisco. Reunidos en consulta diez cirujanos lo daban por muerto en pocos días, pero su entereza lo hizo resistir dos años más con profundos dolores y sin posibilidad de recuperarse.
    Pensó Carvallo retirarse al campo, esperando de ello algún beneficio para su salud; pero sucedió que cuando se preparaba a hacerlo, se propuso arreglar sus cuentas con la Tesorería. El día que se dirigió a la Moneda para hacerlo, sufrió el más rudo golpe que hasta entonces pudo haberle agobiado. Resultó de su arreglo que, en lugar de alcanzar a la caja, salía debiéndoles 600 y más pesos que debía pagar con el sueldo íntegro de cada mes.
    Nada valió a su favor para que esta deuda equivocada pudiera ser pagada con la tercera parte de su sueldo, como es de ordenanza. Desde entonces, al verse enteramente inutilizado para trabajar y abandonado de esta manera, quiso mas bien ir a soterrarse para siempre en una pequeña propiedad del pueblo de Maipo que poco antes tomara por contrata en alquiler.
    Al fin el largo drama se desenlazó en la soledad del 9 de Marzo de 1882, y tres días después, en igual soledad, tuvo lugar su inhumación, formando su último cortejo CINCO acompañantes, dos de ellos deudos, otros dos antiguos camaradas y un amigo.












     
  2. Cursor

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    He quedado atónito, sin palabras

    :omg:
     
  3. elkan

    elkan Usuario Casual nvl. 2
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    y eso que no puse al manco amengual hay te tiras a las ruedas del primer barco que pase
     
  4. khael

    khael Usuario Nuevo nvl. 1
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    yo quiero que me atropelle un avion en la avenida PAJARITOS
     
  5. CHOPPER

    CHOPPER Usuario Casual nvl. 2
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    es increible lo bien que redactan gente simple, sin instruccion y seguramente analfabeta .....( ironia para decir que es mas falso que dolar celeste)
     
  6. Scarecrew95

    Scarecrew95 Usuario Nuevo nvl. 1
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    :O me dejaste sin palabras
     
  7. diegoat

    diegoat Usuario Nuevo nvl. 1
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    A estos escritos les hacen un pequeño maquillaje para que se entienda. Les arreglan la ortografía y cambian términos demasiado arcaicos y arreglan la redacción.
     
  8. elkan

    elkan Usuario Casual nvl. 2
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    estimado chopper en esos años como usted dice la gente comun no era dada a este tipo de escritura ,si usted se fija son muy parecidas en elformato y eso se debe que existia un oficio que se llamaba escribiente que por unas monedas redactaban cualquier tipo de documento
     
  9. CHOPPER

    CHOPPER Usuario Casual nvl. 2
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    mas alla del estilo y formas que tienen estos documentos, me refiero tambien a las mil complicaciones que tuvieron en la vida estas personas, es dificil que en condiciones de extrema pobreza , sin los modernos medicamentos una mujer como la sra Ramirez pueda sobrevivir a una fiebre causada por una infeccion hepatica, mas teniendo en cuenta lo agitado de su vida, viviendo como un soldado y luego como prisionera.CAMINANDO MILES DE KM.
    la gente se muere por mucho menos de lo que le acontecio a esta valiente...
    en toda historia hay heroes "menores" que son inventados por historiadores para demostrar las condiciones REALES de vida en la contienda, marcando mas que nada, como eran las cosas en esa epoca.
    como ejemplo puedo citar al sargento juan bautista cabral.
    segun la iconografia era un cabo ( sargento post mortem) que en la batalla de san lorenzo muere al ayudar a san martin a ponerse de pie , luego que una descarga de metralla mata a su caballo, dejandolo aprisionado.
    en el lugar de la batalla hay una placa con los nombres de los caidos, y el UNICO que todo el pueblo argentino conoce NO ESTA!!
    tambien se dice que sus ultimas palabras, dichas a san martin fueron " muero contento, hemos batido al enemigo".
    por esto es que juzgo falso este documento, no dudo que las condiciones narradas son las que muchos vivieron en las campañas, pero esta novelada, si se quiere.
     
  10. elkan

    elkan Usuario Casual nvl. 2
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    puede que asi sea ,pero ante la duda ....
     
  11. juanro25

    juanro25 Usuario Casual nvl. 2
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    wena wena wena ...sin palabras..se agradece
     
  12. daniel8

    daniel8 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Muy bueno
     
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