Michimalonco Pese a que el sentido común aconsejaba mantenerse en Santiago, los indígenas deambulaban en las cercanías y ya se habían alzado en los lavaderos; Pedro de Valdivia tomó noventa hombres y, el 9 de septiembre de 1541, se dirigió al sur a enfrentarlos. Dejó Santiago solo con cincuenta hombres al mando de Alonso de Monroy. Apenas Valdivia abandonó la ciudad, Monroy comenzó a tomar algunos resguardos adicionales, con la construcción de más trincheras y el reforzamiento de la vigilancia para lo que incluso, recurrió a algunos yanaconas. A las 3 de la mañana del domingo 11, las fuerzas de Michimalonco, apoyados por indígenas del Maipo dirigidos por Millancura; del Mapocho con Huelenguala a la cabeza; más los picones de Melipilla y otros menores de los valles aledaños, en total unos ocho mil hombres; arremetieron contra la ciudad. Pedro de Valdivia Alonso de Monroy En un primer momento, los españoles y sus sirvientes se protegieron en una especie de paredones desde donde salían a enfrentar a los indios pero estos, los apretaron de tal manera que aunque lograban desbaratarlos, a los pocos minutos se rehacían y al fin ingresaron al fuerte; rompiendo e incendiando todo, matando a dos españoles a golpes de lanzas y cuchilladas. Santiago, con casas de madera y paja, y cercas de carrizo; ardía por los cuatro costados. Los españoles, se vieron obligados a abandonarlas las chozas una tras otra y a refugiarse en la plaza donde el combate recrudeció. Al amanecer, los indios enfurecidos por la resistencia que hallaron, arremetieron contra la casa del gobernador donde permanecían, como rehenes, un grupo de caciques. También en su interior se mantenía Inés de Suarez, la única española del lugar, curando a los heridos y animándolos para que volvieran al combate. En ese instante y, creyendo que la embestida indígena tenía por objeto liberar a los caciques, Inés de Suarez instigó a los españoles que los resguardaban, Francisco Rubio y Hernando de la Torre, a que los mataran. De la Torre, lleno de temor le respondió; Señora, de qué manera los tengo yo que matar, a lo que ella le dijo: De esta manera, y desenvainando su espada los degolló sin vacilar. Hecho esto, se volvió a los españoles diciéndoles que ya que no habían tenido el valor de ejecutarlos, por lo menos sacaran los cuerpos a la plaza para que los vieran los demás indios y se atemorizaran. En tanto, ella misma lanzaba las cabezas ensangrentadas a los enemigos lo que produjo pánico y terror. Por la tarde, los españoles comprendieron que les sería imposible seguir combatiendo. Estaban cercados, a punto de ser masacrados y solo un movimiento intrépido los podría salvar. Formaron entonces un solo grupo, españoles e indios auxiliares. Se dice que en el centro estaba Inés de Suarez, vestida con cota de malla y armada como todos los otros. Abandonaron el fuerte y cargaron sobre los indígenas que estaban a orillas del río Mapocho donde se abastecían de piedras. Dieron a los indios tan violenta carga que lograron dispersarlos totalmente, matando a su paso a decenas de ellos, persiguiendo y apresando a otros. Al llegar la noche, la calma había retornado al fuerte o a lo que quedaba de él. Mariño de Lovera comenta, La ciudad quedó tan saqueada y destruida con los incendios que casi no se reconocían las calles y casas. Miguel Luis Amunátegui agrega: Los españoles habían perdido todo sus utensilios, los acopios de víveres, veintitrés caballos, cuatro cristianos y, aunque no se menciona, un gran número de peruanos auxiliares. No tenían más hacienda que sus trajes estropeados, las armas que traían, tres puercos, dos hembras y un macho; una gallina y un pollo y algunos restos de trigo. La gallina, fue multiplicadora y sacadora de todos los pollos, de forma que la llamaron Madre Eva (Gerónimo de Bibar). Miguel Luis Amunátegui Entre las anécdotas de esta batalla, hay dos que vale la pena destacar: Una, cuenta que el Capitán Francisco de Aguirre estuvo tantas horas combatiendo sin soltar la lanza, y con la mano tan apretada que, cuando quiso abrirla y dejar la lanza que tenía tanto sangre como madera que no pudo hacerlo. Nadie de los que le ayudaron pudo despegarle la lanza, por lo que al final optaron por aserrarla por ambos lados dejando metida la mano en la empuñadura hasta que después de veinticuatro horas, poco a poco, la mano fue cediendo. Francisco de Aguirre El otro dato anecdótico refiere que, los indios que fueron apresados luego de la batalla contaban que cuando la refriega estaba en su mayor furor, había salido de la ciudad una señora que les echaba tierra en los ojos, cegándolos y obligándolos a arrancar. Alonso de Monroy habría interrogado a varios indígenas por separado los cuales coincidieron en lo que, según ellos, habían visto. Incluso les puso delante a Inés de Suarez para que la identificaran como la señora que habían contemplado, pero ellos se burlaban diciendo que había tanta diferencia entre ambas como la noche del día. Luego de esto, los españoles habrían dado gracias a Dios y a la santísima virgen por la gracia concedida y, en gratitud, le edificaron un tempo con el título de Nuestra Señora del Socorro. Fuente: Spoiler ¡Debes iniciar sesión para ver el Spoiler!
Esa Ines de Suarez, fue fundamental en el comienzo de la Empresa de Valdivia, slaudos y buen tema, y ja otro 11 de Septiembre.
No conocía esa anécdota de Francisco de Aguirre. Se suele decir (o pensar) que la batalla terminó cuando los Picunche vieron las cabezas de los caciques que estaban como rehenes después de que se las arrancaran. Este texto no dice eso porque habla de que el combate sigue después del degollamiento de los rehenes. Buen tema Inés de Suárez era la amante de Valdivia, su verdadera esposa estaba en España que vendría luego a Chile pero llegó cuando su marido ya había muerto. Después, Inés se casó con Rodrigo de Quiroga.
Buen Tema loco, es entretenida leer la historia de Chile de esta forma, no como la paja que enseñan en los colegios. Era bien wena pal arma la Inés de Suarez. Saludos,
Que mujeraza Inés Suárez xD todo pudiera haber sido muy diferente si no hubiera sido por su desición de cortar cabezas 11 de Sept, una curiosa fecha. Aunque casi nadie la recuerda por la destrucción de Stgo... es que no está fresca en la memoria colectiva (sin mencionar que no es usada con fines políticos ) Saludos buen tema.
Jajajjaajja el final da risa, como que Dios los ayudó para que se apropiaran de terrenos que no eran suyos. Buen aporte en todo caso, brigida la señora igual ajajja.