Quisiera contarles una historia que narra la experiencia más espeluznante que he tenido en mi vida. Pueden tomarlo con humor, tratarme de mentiroso, o chamuyento porque no tengo pruebas, eso me da lo mismo. Lo único que me interesa es aprovechar de contar lo que pasó hace algunos años atrás ya que uno nunca piensa en que estas cosas, digamos paranormales le podrían pasar. Recuerdo que desde pendejos y año tras año nos juntábamos cada verano en la parcela de la Chimba, un pueblo rural al suroeste de Ovalle, eran los únicos meses en que nos veíamos ya que nuestras familias vivían en otras ciudades. Yo no tengo hermanos, pero mis primos, Mario, Erick y Mauricio eran como si lo fueran, siempre andábamos jugábamos o molestando, incluso cuando nos hacían trabajar en la siembra o en la cosecha de hortalizas. En el Verano del 98 teníamos como 13 o 14 años, y como nos creíamos grandes se nos ocurrió acampar al aire libre en algún lugar de la parcela. Recuerdo que llevamos una carpa y los sacos de dormir, anteriormente habíamos limpiado el terreno y habilitado un lugar para hacer una fogata, pero se nos había olvidado buscar leña, así que con mis primos partimos a buscar algo de madera seca al bosque que estaba a unos cientos de metros a nuestras espaldas. Eran como las 7 PM, aún quedaba un poco de luz, agarramos unos pocos troncos secos y ya regresábamos a la carpa cuando escuchamos unos fuertes ladridos. No es que me asusten los perros pero fue muy extraño sentir unos ladridos tan fuertes sin divisar animal alguno, teníamos buena panorámica, el terreno era raso, así que deducimos que los ruidos provenían del bosque y apuramos la causa, pensamos que alguien andaría cazando conejos o tortolas por allí ya que por la parte posterior da al río y cualquiera entra a esos terrenos. Se hizo tarde, comimos, conversamos, prendimos nuestro fuego y los ruidos no pararon, nos asustamos pero nadie dijo nada, nadie quería quedar de maricón. No faltó el que se las dio de valiente y nos dijo que fuéramos a mirar que pasaba, no recuerdo si fue Erick o Mauricio la cosa es que fueron los primeros en levantarse y los seguimos porque ellos tenían la linterna grande. Caminamos tirando la talla para no evidenciar el miedo, entramos al bosque, nos tropezamos muchas veces, metimos las patas al barro, vimos una liebre, una lechuza pero de los perros nada. Llegamos a la pirca que marcaba el terreno de los vecinos, pero ellos habían dejado de vivir allí hace mucho tiempo. Así que nos metimos, allí había un enorme hoyo de unos 60 metros que con los años se convirtió en un frondoso cañaveral que no dejaba ver el fondo de aquel agujero. Los otros vecinos lo ocupaban para tirar basura, ya que en el campo la basura que no se quema, se esconde. Mi viejo me contaba que ellos también lo utilizaban para arrojar los restos de los animales que faenaban, y una vez recuerdo haber ido con él cuando chico a botar a mi perro cuando se murió, ya que a mi abuelo no le gustaba que enterráramos a los animales. Ahí la cosa se puso escalofriante. Los ruidos provenían del hoyo sin lugar a dudas. Yo quería devolverme, pero mis primos creyeron que habían arrojado a unos perros al agujero y que viéramos si los podíamos sacar, como llevaban la linterna los tuve que seguir. Nos acercamos, pero no se veía nada, las cañas tapaban todo. Fue entonces cuando se callaron los ruidos por un momento y quedamos estupefactos, solo se oía el viento que mecía las cañas, y quedamos en abandonar luego ese lugar. Antes de dar un paso, un espantoso grito salió del hoyo, fue como un grito de dolor y tanto fue nuestro susto que mi primo soltó la linterna y corrimos a ciegas con el corazón a mil por hora tropezando con las piedras. Cuando recuerdo ese momento se me pone la piel de gallina, nunca he vuelto escuchar un grito como el de esa noche, no supimos si fue de hombre o de mujer pero sí que fue desgarrador, como de otro mundo y que no se calló hasta que estábamos muy lejos. Esa noche los valientes nos cagamos de miedo, dejamos todo tirado y llegamos llorando a la casa. Pensamos que nos molestarían y nos retarían por irnos a meter a otro lado, pero mis tíos se quedaron mudos y lo único que dijeron es que nunca volviéramos allá. Fue tanto el susto que ese verano volvimos antes de tiempo a nuestras respectivas ciudades y ya no queríamos volver al campo. De todas formas seguí investigando y así fue como conocí la leyenda del aquel sitio y que resumiré en algunas líneas, pues prácticamente mi papá me dio una clase de historia empezando por recordarme que Jorge Alessandri inició la reforma agraria por allá por los 60, pero fue Frei Montalva quien expropió los terrenos de una antigua familia de la zona allá en Ovalle y se los entregó a los campesinos. Pero no todos los beneficiados trabajaron la tierra, fue así como unos se fueron pero dejaron el famoso agujero que sirvió de basural. Con el tiempo el terreno cambió de dueños pero nadie sembró nada allí. Desde esos tiempos que los vecinos venían comentando sobre los ruidos provenientes de aquel sector. Nosotros éramos pequeños así que no entendíamos de esas cosas. En el pueblo se comentaba que habían arrojado cuerpos humanos, bebes muertos que por las noches lloraban, caballos que se sentían correr en estampida en dirección al río, una jauría de perros que ladraba, en fin como en todo mito se hablaron muchas cosas. Lo cierto es que algo había allí y lo descubrieron recién a fines del 2004. Del hoyo sacaron un sinnúmero de huesos de; caballos, perros, gatos, chanchos, carneros y vacunos entre otras especies de animales. Lo impactante fueron los restos de los cuerpos de dos bebes. Cuando me enteré fue sorpresivo, se me vino a la mente aquel grito que casi nos mata de miedo, pero por otra parte encuentro bueno que se le des diera una digna y santa sepultura a los angelitos. La PDI investigó el caso por un tiempo, entrevistaron a mi abuelo y a los vecinos del pueblo buscando algún indicio, fue entonces cuando inesperadamente un trabajador del fundo Santa Helena se ahorcó. Entre sus pertenencias encontraron una carta confesando el crimen de sus dos hijos. Hubo un gran revuelo en la zona, salió en los diarios y en el noticiero. Ahora el hoyo no existe, aún así hay vecinos afirman sentir los gritos y llantos de los bebes provenientes del bosque y de los pozos. Otros afirman haber visto caballos galopar en dirección al río y que luego desaparecen sin dejar rastro. Lo cierto es que han pasados los años y todavía se habla del tema.
no esta mal pero esta un poco sosa....tendriais que aver...invistigado un poco mas antes de iros corriendo(averiguar que coño era ese "grito")
buena historia, bien contada, haces que uno se ponga en la situación, incluso en alguna parte sentí escalofríos!
Bueno, un grito tan espeluznante :s me imagino me kagoo! ahii mismo kasjkasjska buena historia suerte
estas historias valen la pena! son geniales esas experiencias porque cuando las cuentas se te eriza la piel o te dan escalofrios y es como "Woh vivi una wea totalmente aterradora" al final es bkn pensar que eres parte de los que tienen una historia que contar, mientras no le pongas cuatica como diciendo "aun resuenan los llantos bajo la tierra de aquella zona eriaza abandonada por la mano de dios" esta genial, sigela contando asi viejo. Suerte y Gracias