La mordedura que cura El elemento de la sorpresa le da a la víbora rinoceronte en Camerún una ventaja sobre sus presas. Un rápido veneno termina el trabajo. Las víboras generan muchas toxinas, incluidas las utilizadas en los medicamentos para la hipertensión, las enfermedades del corazón y para controlar el sangrado durante la cirugía. Se alimentan de los lagartos, pequeños mamíferos y aves; se ocultan en un lugar discreto, desde el que los atacan. Es entonces cuando los grandes colmillos huecos que estaban replegados hacia el paladar, se giran hacia delante y se levantan cuando la boca esta muy abierta, y al cerrarse ésta sobre la presa se clavan profundamente en ella, inoculándole el veneno por bombeo de las glándulas venenosas. Cazan al acecho, pudiendo estar dos o tres semanas completamente quietas a la espera del paso de algún pequeño mamífero. Tras la mordedura, sueltan a la presa y siguen su rastro mediante el olfato, mientras el veneno inoculado hace su efecto. Debido a su belleza y coloración esta especie está altamente solicitada como mascota por los terrariófilos de todo el mundo especializados en serpientes venenosas los cuales siempre deben tener presente tanto lo potente del veneno de esta especie como su abundancia ya que se han llegado a extraer mediante ordeño 200 mg de veneno líquido, así como la rapidez extrema con la que muerde a pesar de su carácter casi letárgico y los tremendos síntomas como fortísimos dolores, edemas y necrosis que causa en los tejidos afectados. Indudablemente siempre debe tenerse en cuenta que las víboras rinoceronte son animales sumamente bellos pero tambien potencialmente letales. Fuente