Noche de rock

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Heces, 7 Mar 2013.

  1. Heces

    Heces Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Hace meses esperé ese recital. La verdad, estaba ansioso porque por primera vez tocaban en la ciudad. Antes de irme al concierto, pasé por la biblioteca de la ciudad. Necesitaba unos libros. Hace tiempo que no iba, habían remodelado y trataba de orientarme dentro del amplio salón. Habían ampliado y los pasillos llegaban hasta un rincón semioscuro. Me acerqué al mesón para pedir información, pero no había nadie. Luego de esperar un par de minutos, comencé a examinar por mí mismo el lugar. Se me hacía tarde y necesitaba ese libro. Llegando al fondo del pasillo y mientras revisaba los estantes, aparece una muchacha de lentes, pelo recogido y de apariencia formal, llevaba varios libros entre sus brazos, los que dejó sobre un carrito con más libros. Me acerqué a ella y le pregunté:

    - Disculpa, ¿trabajas acá?

    Ella se gira y queda en silencio.

    - Que si trabajas acá, le repetí.
    - Eso parece, mostrándome los libros.
    - Perdón, mala pregunta... ¿Me puedes ayudar?, le pregunté intuyendo otra mala respuesta.

    La verdad es que me puse nervioso, hace rato que no salía y siempre he sido algo tímido con las mujeres. Me quedé mirándola a los ojos mientras ella seguía en silencio. Bajó su mirada con cierto recelo.

    - Dime, respondió en forma seca.

    Me quedé callado, no supe que decir. No era una diosa, más bien no sabría definirla físicamente porque no andaba bien vestida, muy a la antigua, con una falda gris larga bajo la rodilla, una camisa blanca y un chaleco marrón abrochado en todos sus botones, pero sus ojos eran hermosos, escondidos detrás de esos lentes que no la beneficiaban mucho. "Si se preocupara un poco de sí misma, estaría más llamativa", pensé. Ella insistió:

    - Estamos por cerrar, dime qué necesitas, - me dijo mirando la hora de su reloj.
    - Física, de cuarto año - fue lo primero que se me ocurrió decir.
    - ¿No tienes biblioteca en tu Universidad? - Luego se queda en silencio por unos segundos y agrega:

    - Por el otro pasillo, a mitad de él.

    Mientras me daba las indicaciones, solo la miraba a los ojos, sus labios y los gestos que hacía. Termina de hablar y al no obtener reacción alguna de mi parte, comienza a caminar. "Gracias", le respondí cuando reaccioné. Me metí por ese pasillo, pero miré la hora y decidí marcharme, pasando por el lado de ella sin mirar.

    ooo

    La tocata estaba increíble, todo el recinto estaba en euforia colectiva, el stoner de la banda era potente y la cerveza ayudaba a mantener las gargantas lubricadas. Me topé con un par de conocidos, con los cuales compartimos hasta que decidí ir al baño. Tenía que atravesar todo el lugar, entrando al pub y poniéndome en la fila para entrar a vaciar la vejiga. Recreando la vista, ya que afortunadamente en ese entorno siempre se ven manjares vestidas de cuero o ropa negra, algunas con ciertos aires góticos, otras con poleras de bandas. Me quedé clavado mirando a una diosa que estaba parada en la barra. Pelo largo, muy liso y negro, enfundada en una mini negra ajustada, que marcaban un culito de exportación, que invitaban a darle nalgadas, con unas panties de encaje del mismo color que adornaban unas piernas de lujo. La chaqueta de cuero le daba el toque, estaba esperando que en algún momento se volteara para ver si lo de atrás se confirmaba de frente, pero nunca volteó. Ya era mi turno para usar el lúgubre baño.
    Al salir y pasar por la barra mi sorpresa fue mayúscula. Es más, pensé que estaba equivocado: Era la chica de la biblioteca. Estaba sentada, me detuve un rato frente a ella, envalentonado con las cervezas anteriores, hasta que me miró. Se veía exquisita sin sus lentes. De hecho, llevaba unos de contacto de otro color. Su boca pintada rojo furioso y los ojos delineados como si se tratara de una scort de lujo, provocativa, que me hizo excitar de inmediato. Le señalé con el dedo, pero sin saber que decir.

    - Tú de nuevo, me dijo alzando la voz, para tratar de ser escuchada por el intenso ruido ambiente.
    - No sé qué decirte, le respondí auscultándola por completo, increíble como cambió en un par de horas. De una insípida bibliotecaria a toda una dominatrix hardcore.
    - Pensé que eras más interesante, agregó con una leve sonrisa.
    - Perdón, perdón - repliqué - no suelo ser así, concluí acercándome a la barra, pidiendo una cerveza.

    Conversamos un buen rato, me llamaba la atención un piercing que llevaba en la nariz, que era como la guinda de la torta:

    - Te queda muy lindo ese piercing, le dije embelesado con esta fiera. Se me vino a la mente un motón de pensamientos calientes. Me la imaginé tirándomela a lo perrito, rompiéndole las panties y ella pidiendo más. No sé si se dio cuenta de que me pasaba algo, pero cuando le hice el comentario, replicó diciendo que en el trabajo es imposible usarlo.

    Trataba de pensar en otras cosas, pero la miraba de pies a cabeza y me calentaba más. Sus tetas no eran grandes, pero muy apetecibles. Parece que se me notó lo caliente, porque me pilló mirándole sus meloncitos y se sonrió.

    Cerca de una hora más o menos y en medio de una interesante conversación de música, libros y la vida, se puso de pie, tomando el último sorbo de cerveza que quedaba en su botellín:

    - Necesito ir al baño, permiso.
    - Te acompaño, necesito lo mismo.

    En la fila del baño seguimos conversando amenamente y era imposible no mirarla completa, ese culo estaba de miedo, pero no encontraba la manera de incitarla a algo más. Cuando era mi turno, entré al de hombres y ella se quedó esperando el de mujeres. Mientras orinaba pensaba en cómo invitarla a mi casa, sin parecer imprudente. Salí y ella no estaba. La esperé suponiendo que estaba adentro. Cuando la puerta se abre, ella mira hacia el local y de repente me toma de un brazo, metiéndome al baño. Cierra con seguro y me empieza a besar. Le respondí el beso con otro más caliente y no me aguanté nada, porque de inmediato le agarré el culo a dos manos. Ella se exaltó con el agarrón, pero eso solo fue la llamita que la encendió por completo. Me besaba con locura, mordiendo mi oreja y mi cuello, recorriendo con sus manos mi espalda. Sus uñas se marcaban por ella, lo que me provocó una erección instantánea y empecé a agarrarle sus teta. "Estás muy ansioso", me susurró, alejándose un poco y señalándome el estanque del retrete de uno de los cubículos, me invitó: "Dale, toma un poco". Me acerqué y me di cuenta que era una raya de cocaína y restos de una segunda ya consumida. No lo pensé y me lancé de cabeza para degustar por ambos lados de la nariz y pasarle la lengua a los restos. Cuando me reincorporé hacia donde estaba, ella se abalanza sobre mí y me mete dentro del cubículo, cerrando con pestillo. Me arrincona de tal forma que casi me caigo encima del papelero, quedando arqueado y la pelvis a su merced.

    - Así te quería tener, fue lo único que me dijo mientras me desabrochaba el pantalón, bajando los calzoncillos y metiéndose mi dura verga a la boca. Era una locura, estaba en el cielo. Las chupadas eran intensas y profundas. Jugaba con su lengua, amasando mi pene que estaba como roca. No atinaba a nada y solo cerraba los ojos mientras me estaban haciendo el mamón de mi vida. Lo sacaba y jugaba con él, dándole lengüetazos, metiéndoselo a la boca y de nuevo el juego de lengüetazos mientras me masturbaba. Se notaba que era una experta, de rodillas, mirándome con cara de niña buena, corriéndome una suave pero intensa paja y lamiendo mis testículos que sin pensar que tendrían ese regalo, los había rasurado. Ya no daba más, estaba a punto de estallar cuando la agarro con las dos manos de la cabeza y a punta de certeras estocadas le empiezo a acribillar la garganta, sin importar que se atorara. A ella tampoco le dio importancia, porque solo se sacaba mi verga cuando ya estaba cambiando colores.

    - Dámela, me ordenó con determinación.

    La agarré del pelo y las sacudidas fueron intensas, cada vez más profundas. Ambos gemíamos sin importarnos si alguien nos escuchaba. Era como si nadie supiera que estábamos ahí, con el infernal ruido de la música. No aguanté más y me quedé quieto, solo mis espasmos avisaron que estaba acabando y ella cerró sus ojos mientras con su lengua seguía masajeando mi pene. Luego de unos segundos, siguió lamiendo mi mango, limpiando todo resto de semen que había en él. Se pone de pie y dándome un beso me ordena:

    - Es mi turno.

    No esperé más y la arrinconé, dejándola semi sentada, en el estanque del baño y a toda velocidad me dirigí a romper sus medias para lamerla entera. ¡Vaya mujer!, me dije a mi mismo al ver que sus estás eran abiertas al medio y no llevaba ropa interior. Su vagina estaba totalmente afeitada y ya goteaba por su excitación. No dijimos nada y me hundí en su vagina sin piedad. Empecé suavemente, tratando de no perder ningún rincón. Tenía unos labios exquisitos, los que mordía mientras la lamía entera. Ella gemía de placer y yo estaba embobado con su clítoris. Cada vez botaba más fluidos, que me tragué con mucho goce. La empecé a masturbar mientras le chupaba sus labios hasta hacerlos sonar. Estaba muy caliente y mi verga volvió a despertar. Que rica esta mujer, nunca pensé que fuera así. Gemía y se tocaba los senos, los que dejó a la vista de tanto masajeo. La verdad es que eran hermosos sus senos, blancos y sus pezones mirando al cielo, que erectos parecía que se fueran a disparar. Con mis dedos abrí más su vagina, introduciendo mi lengua lo más profundo posible, escarbando para sacar todos sus fluidos. Me toma del pelo y empieza a sacudir mi cabeza en su concha, mientras comienza a quejarse fuerte:

    - Ah, ah, ah – decía con locura, mientras azotaba mi cabeza entre sus piernas.
    Me enceguecí lamiendo. Esto era un sueño y había que hacerlo perfecto. Ella deja de tirarme el pelo y empieza a golpear con sus puños las paredes del cubículo:
    - Conchetumadre, ¿Huevón de dónde saliste? – me dijo mientras golpeaba los muros de placer
    - Shhht, no digas nada – respondí como si estuviera en trance
    - Oooohh, exquisito, dale, sigue, sigue que me estoy volviendo loca – balbuceaba entre diente. Sus ojos ya estaban desorbitados, sus senos al aire, el pelo desordenado y la concha inundada por el inminente orgasmo.
    - La cagaste para ser rica, atiné a decir sin despreocuparme de la faena.
    - Ya, ya, yaaaaaaaaaaaa – grita en éxtasis.

    Me toma de la cabeza y me aleja de un empujón. Apenas puede respirar. Sus ojos están cerrados y tirita entera. Queda alrededor de tres minutos inmóvil, como una estatua humana, tratando de recuperar la respiración y yo me dediqué solo a mirarla, estaba a mi merced para hacerle lo que quisiera, indefensa. Mi falo seguía con vida, esperando el acto final. Me acerqué lentamente, la abracé para que terminara de recuperarse y poco a poco empecé a besar sus senos. No podía creer la suavidad de ellos. Sus pezones ya estaban duros y calientes. La curva de ellos era hermosa, realmente eran unas tetas exquisitas, con la forma, tamaño y peso perfectos. Comencé a juguetear con ellos con delicadeza. Ella me responde con una mano en mi verga, pajeándome con tres dedos, empezando en su base hasta el glande. Nos besamos con pasión, fusionando los restos de fluidos de ambos y poco a poco nos acomodamos para empezar con el tercer acto. Le levanté una pierna, afirmándola con un brazo y con mi otra mano comienzo a pasarle el pene por su vagina. De inmediato sentí espasmos con tan deliciosa sensación. Ella daba saltitos y suspiraba con cada roce. También gozaba, porque se reía de toda esta picardía. Seguían mis pinceladas, suaves y con golpeteos en su hinchado clítoris. No esperé más y se la clavé hasta el fondo con un solo golpe:

    - Aaaaaaaaaaaaaahhh, aulló en un ahogado grito.

    Me quedé quieto un momento y poco a poco volví a embestirla, ahora con más suavidad sin dejar de besarla para así hacer que no gritara tanto. La cosa se estaba poniendo buena, cuando golpean la puerta. Nos quedamos callados e inmóviles. De afuera insistieron y sin hacer ruido comenzamos a vestirnos. “Ya salgo”, fue lo único que ella pudo decir. En un minuto ya estábamos listos y sin pensarlo quedamos en irnos a mi casa, esto tiene que concluir como corresponde. Con sigilo abrió la puerta del baño y mirando se percató que no había nadie esperando. La música continuaba, ya había menos gente, pero nadie se percató de su encuentro, el rock corría por las venas y la velada aun no llegaba a su fín.
     
    #1 Heces, 7 Mar 2013
    Última edición por un moderador: 9 Mar 2013
  2. BOMBÓN

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    gracias, me gusta la música con sexo, buen relato

    RECUERDEN DEJAR SUS CALIFICACIONES DE 1 A 7
     
  3. Ronpelakable

    Ronpelakable Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Wena compadre....quedo duro en todo lo que hizo, jajaja.te dejo un 6...
     
  4. Heces

    Heces Usuario Habitual nvl.3 ★
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    gracias por pasar :)

    no olviden poner nota... ya les puse la nota a todos :)

    saludos y buena onda
     
  5. Shiiky

    Shiiky Usuario Habitual nvl.3 ★
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    emmmm empezaste como fome jajaja como que concierto con biblioteca nose jajajja xd bastante descripcion grafica de sus partes que a mi parecer cae un poquito en lo exagerado no es por ser pesa por lo menos a mi eso de concha mamada y demases son mas pornos qe eroticos o sensuales en fin hiciste de todo xD en el relato xd ^^
    Saludos & exito

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  6. Walter Kovacs

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    Hombre muerto impotente, te doy un 7.
     
  7. [M]auro.SS

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    Un 7 compadre.
     
  8. tailored_

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    Buen relato socio, aunque hubiese preferido que te la tiraras en la biblioteca... no se, mas morbosa la wea XD

    un 7.
     
  9. mikelito1987

    mikelito1987 Usuario Nuevo nvl. 1
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    me calento la historia... un 6 compadre. saludos.
     
  10. Albor

    Albor Usuario Habitual nvl.3 ★
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    buena historia amigo un 6 saludos
     
  11. Heces

    Heces Usuario Habitual nvl.3 ★
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    tranquilo... va para allá jajajaja

    gracias a todos por opinar y votar
     
  12. claus68

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    buen relato amigo, se agradece el aporte.