El amigo de Facebook

Este es mi segundo relato, espero que lo disfruten imaginando lo que yo sentí en ese momento, es un poco extenso, pero trate de traspasar mi excitación del momento al texto para ustedes. Es una historia real que me pasó el año pasado, en mi primer año de universidad en Concepción.


Para ese tiempo yo vivía sola en un departamento y me pasaba la mayor parte del día chateando y conociendo gente por facebook y msn. Tras esa rutina conocí muchos minos ricos pero con unos pocos tuve más confianza como para seguir teniéndolos de amigos. Entre esos amigos conocí uno con el cual hablábamos de todo pero la mayoría era sexo, fantasías y anécdotas.


El es un poco mayor que yo, y es de Santiago, tiene 26, es alto, ojos pardos, piel morena, musculoso, una espalda ancha y un poto durito y rico, bueno por lo menos eso es lo que veía por cam cuando chateábamos. Un día este amigo que lo llamaré Pablo, me avisa que venía de vacaciones a Conce, me dice que estaba muy contento porque nos podíamos conocer y también cumplir las fantasías que tantas veces habíamos hablado. Cuando me dijo eso, quedé un poco helada, porque nunca antes me había metido con un desconocido, pero la sola idea me excitaba demasiado, además ya llevaba un tiempo chateando con él, así que algo lo conocía, por eso me atreví a decir que si a su proposición.


Llego el día en que nos conoceríamos en persona y que iríamos a un motel llamado El Parque, porque tenía jacuzzi, quedamos de juntarnos en la pileta de la plaza Perú a las 9pm. Yo me vestí con una lencería que compré para la ocasión, una porta liga y medias negros, me puse una faldita ajustada que tengo, una blusita escotada blanca que se trasluce un poco y mis tacos altos.


Nos llamamos unos momentos antes y nos vimos de lejos para encontrarnos. Cuando lo vi, de verdad que era un minaso tal como lo había visto por cam, cuando se acerca nos dimos un beso cuneteado y nos dimos un abrazo bien apretado. Luego de conversar un poco y coquetear demasiado decidimos comprar algo para tomar y luego nos dirigimos a su auto para ir rumbo al motel. En todo el rato que fuimos no me quitaba la vista de encima, me desnudaba con su mirada, miraba mis piernas y no me dejaba de decir lo hermosa que me veía.


Al llegar a la suite nos empezamos a besar como locos, desesperados y muy excitados, mientras nos tocábamos nos fuimos directo a la cama, en eso yo lo siento y le digo que si le gustaría un baile, a lo que él responde que le encantaría, así que le pedí que pusiera sus manos atrás mientras yo me meneaba sin necesitar música, movía mis caderas y mi trasero. El sin poder resistirse, con sus manos comenzó a tocar mi culo mientras me movía, de pronto sube mi falda, dejando ver mi colaless y mi lencería. Con su boca empieza a darme mordidas y a besar mis nalgas, acariciándolas con sus manos, luego corre mi colaless hacia un lado y empieza a lamer mi conchita, en ese instante solté un gemido de placer. Lo hacía lentamente, introduciendo y sacando su lengua, lamiendo mis labios y mi clítoris como nunca antes lo habían hecho, jugueteando con sus dedos en mi clítoris y mi ano, su lengua recorría mi ano en círculos mientras introducía 2 dedos en mi vagina húmeda.


Mis gemidos no paraban, la excitación era total, Pablo me gira y hace que me siente sobre él, para quitarme la blusa y dejar mis tetas al descubierto para tocarlas y lamerlas a su manera. Mis pezones eran su afición para sus labios, y mi culo estaba hecho para sus manos, sus dedos calientes entraban a mi vagina, masturbándome mejor de lo que yo misma lo hago. La intención de meter un dedo en mi culo denotaba que también tenía pensado hacérmelo por detrás, entre mi excitación quería que lo hiciera pero nunca antes lo había hecho anal, por lo que igual tenía miedo.


Tomé a Pablo y lo puse de espalda, besándole el cuello, el pecho y su abdomen, mientras con mis manos tocaba su paquete y desabrochaba su pantalón, para luego sacar su herramienta. Era un gran pedazo de pene, estaba muy duro , ardiente, depilado tal y como me gusta, sus venas estaban marcaditas y su cabeza estaba llena de líquido pre seminal que lo tomé con mi dedo y me lo lleve a mi boca mientras él miraba.


Le baje totalmente sus pantalones y comencé a masturbarlo suavemente mientras besaba sus muslos, su abdomen y alrededor de su pene. Lentamente con mi lengua recorrí su grueso tronco, desde abajo hacia arriba sin llegar a su cabeza, besándolo como si fuera su boca, con la otra mano acariciaba sus bolas y las apretaba tan solo un poco. Con ambas manos apreté fuerte su pene hasta cuando se hinchó bastante, abrí bien grande mi boca y me introduje toda su cabeza. Mi lengua giraba alrededor y mi mano lo pajeaba al mismo tiempo, succionaba cada centímetro, me la metí todo lo que pude a mi boca, quería devorármela, estaba deliciosa.


Sus manos sobre mi cabeza me empujaban a metérmelo cada vez mas hasta mi garganta, mi saliva tenía todo mojado su pene haciendo que al masturbarlo fuese mucho más rico. Mi lengua acariciaba sus bolas, chupándolas una por una, humedeciéndolas, entre gemidos de placer de Pablo, me dice que lo chupaba como una diosa que nunca se lo habían hecho de tal manera. Me encanta el sexo oral, seguí hasta que el me quitó de su miembro para hacer un 69. Yo encima de él mamándole su pene hasta el fondo, jugando con la saliva y masturbándolo muy fuerte, el metiendo sus dedos en mi concha y mi culo mientras su lengua bañaba mi clítoris y se metía en mi vagina, era una sensación increíble.


Pasado un rato disfrutando de esa pose, cambiamos a la de misionero que también me encanta porque se siente muy intenso, yo abriendo mis piernas y presentándole toda mi conchita para que el disfrute metiéndola. Pablo me toma la cadera con una mano y con la otra introduce su pene hasta el fondo, haciéndolo muy rico y con mucho ritmo, sentía sus bolas chocar con mi culo y el sonido de nuestros cuerpos chocando una y otra vez. Mi vagina estaba totalmente húmeda haciendo que su pene entrara sin ninguna dificultad, una y otra vez sentía lo ardiente y duro provocándome cada vez más placer.


Después de disfrutar esa penetrada, Pablo me dice que me ponga en 4 como una perrita en celo, me hace chupárselo y escupirle para metérmelo todo en esa pose. Con sus manos hace hacia un lado el colaless, antes de penetrarme me lame un poco más mi conchita y mi ano para lubricar y luego siento ese pedazo de carne ardiendo y húmedo penetrando lentamente mi apretada vagina, un gemido instantáneo salió de mi boca al sentir tal placer. Sus manos grandes agarraban muy fuerte mis nalgas y mis caderas llevándolas contra su cuerpo para meterlo cada vez más profundo. Una y otra vez me clavaba mi conchita con su pene,” házmelo duro y fuerte le gritaba o no eres hombre” tan solo para provocarlo aún más.


Pablo me daba nalgadas que me hacían sentir como una puta o una esclava sexual. Mientras me seguía penetrando, sus dedos lubricaban mi ano, su dedo pulgar iba entrando lentamente, me estaba encantando, así que lo dejé que siguiera sin ningún problema. Cuando su dedo ya estaba dentro, siento que introduce otro dedo, la sensación era rara pero era exquisita llevándome a desear que me penetrara analmente. Mi mente estaba tan enfocada en las sensaciones que me llevaron a tener el primer orgasmo. Quede en la luna, tiritando, disfrutando de esa sensación que te recorre todo el cuerpo y te deja en shock por un tiempo.


El leía mi mente de forma perfecta; después de meter sus dedos en mi trasero estimulándolo, siento su pene muy duro entrando lentamente, con cada centímetro que entraba mis gemidos eran cada vez más fuertes.


En un segundo pensé en que ahí estaba yo siendo “culeada” como una puta en un motel con un desconocido, nunca pensé que haría algo así a mis 21 años, una experiencia muy rica, la estaba disfrutando como loca, follando como salvaje, solo concentrada en el placer anal que desde ahí es obligatorio cada vez que tengo sexo.


Continuamos haciendo anal, cada vez más fuerte y profundo me penetraba, ese dolor al principio, se había convertido en placer, su pene caliente y mojado dentro causaba una sensación única muy diferente al sexo vaginal. Entregada totalmente hacia Pablo, el se saca su pene, me toma del pelo y me gira diciéndome que abra la boca, insertándome su pene para chupárselo en un principio, hasta que su pene se puso muy duro dentro y siento su semen ardiendo que bañaba mi boca, Pablo gemía muy fuerte de placer, era tal mi excitación que su semen era mi mayor antojo en ese momento, me lo estaba devorando, la mayo ría pasaba por mi garganta y el resto salía por mis labios, goteando por mi cara y mi cuerpo.


Después que acabamos mientras nos acomodábamos el me dice “el mejor polvo de mi vida” y yo le contesto “aun no se acaba la noche y el jacuzzi no lo podemos desperdiciar”.


Para finalizar les cuento que esa noche lo hicimos dos veces más, en el jacuzzi y en la ducha. En el resto de las vacaciones de Pablo, él conoció muy bien mi departamento, mi cama, mi sofá, mi ducha, mi comedor y hasta la terraza. Hoy con Pablo seguimos siendo amigos igual que antes y ambos contamos los días para sus vacaciones.

 

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