Rooie Marck, un apasionado fanático del Feyenoord, fue diagnosticado de un cáncer terminal, y los doctores sólo le dieron un par de días de vida. Ante esto, Marck pidió un último deseo: ver a su amado club una vez más En la década de los 70, fue uno de los fundadores del Vak-Q, uno de los primeros grupos de animación del Feyenoord, y desde entonces fue apodado como Red Marck. Su única enfermedad era la inquebrantable pasión que sentía por el cuadro de Rotterdam. Sin embargo, hacía un tiempo había contraído un cáncer que lo tenía hospitalizado. Pese a su lucha, Marck debió afrontar una dura noticia: su padecimiento era terminal y los doctores le dieron sólo un par de días de vida. Ante esta situación, Rooie pidió un último deseo antes de morir: ver una vez más a su amado Feyenoord. Al tanto de la historia, los hinchas del cuadro de Rotterdam se organizaron para darle a Red Marck una merecida despedida. Era el primer entrenamiento de la temporada, que tradicionalmente congrega a una gran cantidad de seguidores, y Marck consiguió el permiso de los médicos para poder asistir. Acompañado de su hijo y un par de amigos, Red Marck llegó acostado sobre su camilla y presenciaba el entrenamiento del cuadro de sus amores al costado de la cancha, hasta que llegó el minuto 12 Los jugadores detuvieron sus ejercicios y el estadio entero posó sus ojos sobre Rooie. Fue en ese momento en el que los hinchas presentes desplegaron un lienzo gigante en honor a Red Marck con la figura del mismo, acompañado por bengalas, fuegos de artificio y el cántico clásico: Youll never walk alone. Visiblemente tocado, entre lágrimas, Rooie Marck consiguió la fuerza necesaria para ponerse de pie y caminar hacia donde estaban los seguidores para agradecer el tremendo gesto que habían realizado, mientras era aplaudido por todos los presentes. Tres días después, tras haber podido cumplir su último sueño, Rooie Marck falleció. Un verdadero ejemplo del amor por los colores, de la pasión de un hincha. video fuente
