"Reo fue cocinado vivo" en famosa cárcel de EE.UU.

El hombre indigente y mentalmente enfermo fue encontrado muerto en una celda de la cárcel de Rikers Island que, según cuatro oficiales del municipio, se sobrecalentó hasta alcanzar los 100 grados Fahrenheit.




Jerome Murdough estaba buscando un lugar acogedor para pasar la noche el mes pasado cuando se acurrucó en las escaleras internas de la azotea de un edificio en un barrio de Harlem, donde fue arrestado por allanamiento.

Una semana después, el hombre indigente y mentalmente enfermo fue encontrado muerto en una celda de la cárcel de Rikers Island (la más grande de EE.UU.) que, según cuatro oficiales del municipio, se sobrecalentó hasta alcanzar los 100 grados Fahrenheit, aparentemente debido a una falla de la calefacción.

Los oficiales dijeron a la Associated Press que el ex-soldado de la Marina de 56 años se encontraba medicado, debido a su enfermedad mental, por lo que podría haberse encontrado muy vulnerable al calor. Al parecer tampoco abrió un pequeño respiradero que había en su celda, tal como otros presos lo hacen para dejar entrar algo de aire fresco.

“Básicamente fue cocinado vivo”, dijo uno de los oficiales, quienes hablaron en condición de anonimato debido a que no se les permite discutir detalles específicos del caso.

La oficina del examinador médico dijo que la autopsia aún estaba inconclusa y que se necesitaban más análisis para determinar cuál fue la causa exacta de la muerte de Murdough. Pero los oficiales, todos con un conocimiento detallado del caso, dicen que las indicaciones iniciales de la autopsia y la investigación apuntan a una deshidratación extrema o a un golpe de calor.

Los defensores de reos que sufren alguna enfermedad mental en Nueva York dijeron que la muerte de este sujeto representa lo mal que está el sistema judicial de la ciudad en casi todos los niveles: por arrestar a Murdough en lugar de buscarle ayuda, por haberle impuesto una fianza de 2 mil 500 dólares y por no supervisarlo de cerca y ponerlo en una unidad especial de observación para reos con enfermedades mentales.

El portavoz del Departamento de Correccionales, Robin Campbell, dijo en un comunicado que una investigación interna se encargará de revisar las circunstancias de la muerte de Murdough, “incluyendo el desempeño del personal y que éste se haya apegado a los procedimientos adecuados”.

Campbell reconoció que la temperatura en la celda de Murdough estaba “inusualmente alta” y que se debió actuar para arreglar los problemas mecánicos de la calefacción para asegurarse que las temperaturas no atentaran contra la vida de una persona, “particularmente en las áreas donde los presos más vulnerables son alojados.”

La madre de 75 años de Murdough, Alma Murdough, dijo que ella no se enteró de la muerte de su hijo hasta que la AP la contactó la semana pasada, casi un mes después de su muerte. A su defensor público no se le informó sobre el deceso hasta tres días después de que el preso fuera encontrado, según el Departamento de Correccionales.

'Era una persona muy querida y amada”, dijo Mudough, añadiendo que su hijo sufría de un desorden bipolar y de esquizofrenia, y que ella no lo había visto en casi tres años.

“Tenía problemas con la cerveza. Bebía mucha cerveza. Esa fue su caída. A parte de eso, era un hombre bueno.”

Los familiares dicen que Murdough creció en Queens y se unió a la infantería de Marina al salir de la preparatoria, pasando un periodo de servicio en Okinawa, Japón.

Cuando regresó de su servicio, según su familia, tanto su enfermedad mental como su sed por el alcohol se convirtieron en verdaderos problemas, y por lo regular se desaparecía por varios meses, encontrando refugio en hospitales, albergues y en las calles.

“Cuando quería salir en sus andanzas, nosotros lo dejábamos, le permitíamos que fuera y viniera” según recodó su hermana, Cheryl Warner. “Siempre volvía”.

El historial delictivo de Murdough incluía 11 condenas por delitos menores por allanamiento, beber en la vía pública y por cargos menores de posesión de drogas, según dijo Ivan Vogel, un defensor público que lo representó en su acuerdo legal por el cargo de allanamiento.

De acuerdo con los oficiales municipales, Murdough fue encerrado solo en su celda de 6 por 10 pies (1.83 por 3.04 metros) construida de bloque alrededor de las 10:30 p.m. del pasado 14 de febrero, una semana después de su arresto. Debido a que se encontraba en la unidad de observación, se suponía que debía ser revisado cada 15 minutos como parte de una vigilancia para prevenir el suicidio, según dijeron. Pero Murdough no fue descubierto hasta cuatro horas después, alrededor de las 2:30 a.m. del 15 de febrero. Se encontraba tirado sobre su cama, y para entonces ya estaba muerto.

Cuando Murdough fue encontrado y abrieron su celda, la temperatura de su cuerpo y la temperatura de la celda eran de por lo menos 100 grados. Tales temperaturas podrían haber estado más altas antes de que fuera descubierto, debido a que la celda había estado cerrada por varias horas, según dijeron los oficiales.

La Dra. Susi Vassallo, profesora asociada de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York y una experta nacional en muertes relacionadas con el calor, quien monitorea las condiciones de calor en Rikers Island, dijo que los medicamentos psicotrópicos pueden afectar la habilidad del cuerpo para enfriarse a sí mismo por medio del sudor, haciendo que éste retenga más calor del que debiera.

El estar expuesto a un intenso calor por un par de horas, para alguien que estaba tomando estos medicamentos, pudo haber sido fatal, dijo.

El año pasado, únicamente tres presos en Rikers murieron por causas no-naturales de acuerdo con las estadísticas del Departamento de Correccionales.

De los 12 mil reos que conforman el segundo sistema penitenciario más grande de la nación, alrededor del 40 por ciento son enfermos mentales, y un tercio de estos sufren de problemas realmente serios, según dijo el departamento. Los defensores y otros han argumentado que los oficiales de la correccional no están lo suficientemente entrenados para lidiar con reos que sufren de alguna enfermedad mental, cuyas necesidades son un tanto complejas.

Catherine Abate, una miembro del Consejo de Correccionales de Nueva York, una dependencia encargada de supervisar las cárceles de la ciudad, sugirió en una reciente reunión pública que Murdough debió haber recibido cuidado psiquiátrico, en lugar de haber sido enviado a Rikers Island.

Jennifer J. Parish, una abogada del Centro de Justicia Urbana de Proyecto a Favor de los Enfermos Mentales de Nueva York, dijo que Murdough parecía ser un hombre que necesitaba cuidado especial.

“Murdough infringió la ley por allanamiento. Por lo que sufrió las consecuencias de ser llevado a la cárcel”, dijo Parish. “Pero el sistema de la cárcel le ocasionó daños aún más severos. La pregunta es: '¿Serán algún día hechos responsables?'”

Wanda Mehala, otra de las hermanas de Murdough, dijo que la familia quiere una explicación.

“Nosotros queremos que se haga justicia”, dijo. “No era sólo un indigente en las calles. Era querido por nosotros. Tenía una vida, una familia. Tenía sentimientos”.

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