Posesión paranormal: casa tomada por duendes.

Esta historia es supuestamente un testimonio de actividad paranormal. Uno de mis suscriptores me envió este caso desde Veracruz (México). Durante el verano de 2011, en su propia casa, él y sus familiares han detectado la presencia de cierto tipo de espíritus, al parecer identificados como duendes. No he tenido manera de comnprobar la veracidad de esta historia, ya que no vivo en México y ni siquiera me dedico a las investigaciones paranormales. Sin embargo, la historia en sí es un buen argumento para un video de terror. Tómese como historia ficticia.

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Aquí les va el texto escrito

Posesión paranormal

Lo que me dispongo a contarles me ocurrió tres años atrás, cuando vivía en Veracruz. Todavía lo recuerdo a la perfección.


Era un día de verano del 2011. Me encontraba en mi cuarto, durmiendo tranquilamente. En un momento dado traté de darme la vuelta para dormir más cómodo. Noté que no podía moverme para nada; intenté varias veces (incluso esforzándome) pero estaba como retenido por alguna fuerza invisible. Traté de hablar, de pedir auxilio a mis familiares, y en ese momento me sentí sobrecogido por la angustia... al darme cuenta de que de mi boca no salía ningún sonido. Me dio por abrir los ojos; por lo menos eso pude hacerlo.

Y en el instante en que enfoqué la vista ¡cuál fue mi asombro, al ver ese ser pequeño que me tapaba la boca, impidiéndome hablar! Tenía el tamaño de un dedo índice, y lucía ropa vieja y sucia. No alcancé a ver muchos detalles de su rostro, debido a la oscuridad, pero me llamaron sobremanera la atención sus ojos blancos. Mientras observaba la misteriosa criatura, percibí otro ser, igual de pequeño. Aunque estuviera fuera del alcance de mi vista, sentía que estaba ahí dando pequeños brincos sobre mis piernas, como si estuviera jugando.

Como ya les conté, yo no acababa de mover ni un sólo músculo. Además de eso, estaba paralizado por el pánico de no saber qué hacer. Recordé que mi madre siempre me decía que rezara a Jesús. Así lo hice. Muy dentro de mi mente, pues no podía emitir sonidos, empecé a repetir una oración: ¡Oh, Jesús sacramentado!, enemigos veo venir. Con la sangre de tu costado, con ella me has de cubrir. A la tercera vez que lo repetí apenas pude mover mis labios. Esos seres se esfumaron sin proferir palabra ni grito alguno.

Por fin estaba libre de moverme. Me levanté de golpe; furioso y asustado a la vez, encendí la luz. Recuerdo haberme dirigido en voz alta hacia aquellas criaturas que ya no se veían. ¡¡¡Son unos cobardes!!! ¿Por qué no tienen los huevos de atacarme mientras estoy despierto? No sé qué querrán de mí, pero no lo tendrán, ¡malditos cobardes! Al cabo de unos segundos apagué la luz. Ahí fue cuando escuché a alguien reírse. A pesar de que no supe localizar exactamente su origen, esas risitas agudas, de burla, se me quedaron bien grabadas. La mañana siguiente le conté a mi madre lo que me había pasado.

Para mi sorpresa, ella me confesó que le había ocurrido lo mismo que a mí apenas un par de días antes; no me había dicho nada porque no quería preocuparme. Lo hablemos con una de mis tías (ahora fallecida, Q.E.P.D.), y lleguemos a la conclusión de que había duendes viviendo en nuestra casa. Mi tía nos comentó que quiénes creen en los duendes suelen llevar uno con ellos, aunque a menudo no lo sepan. A veces estas entidades se ocultan en objetos de uso diario, como pulseras o collares.

En las semanas siguientes acontecieron cosas extrañas. Objetos de uso común, como celulares y llaves, desaparecían misteriosamente. Entraba a mi cuarto y lo encontraba patas arriba, cuando estaba seguro de haberlo dejado todo en orden. Mi perrita, que tenía por costumbre dormir en mi habitación, desde hacía un tiempo se veía muy espantada, sin razón alguna. Sólo dormía cerca del altar con la Vírgen de Guadalupe que teníamos en casa. Meses después, vino a visitarnos a Veracruz otra tía.

Ella también creía en los espíritus; sintió que a los duendes debió de haberle agradado nuestra casa, y por eso empezaron a multiplicarse en el hogar. El siguiente paso, como se imaginarán, fue llamar a un sacerdote, quien vino, bendijo la casa y dijo oraciones. A partir de esa misma noche, por fin pude dormir tranquilamente. Nunca más volví a sentir miedo al descansar, ni ocurrieron fenómenos extraños en nuestro hogar.

 

Después de hacer el video me enteré de qué era eso de la parálisis de sueño. Lo demás deben de ser sugestiones personales de quién tuvo esa experiencia.