Chi Pu Tei, un profesor de arqueología de la Universidad de Beijing, conducía a algunos de sus estudiantes en una expedición para inspeccionar una serie de cuevas en las montañas del Himalaya. Según un informe, las cuevas podían haber sido cavadas artificialmente, y más bien parecían un complejo sistema de túneles y despensas subterráneas. Dentro había enterramientos pulcramente arreglados y en ellos esqueletos de un pueblo extraño. Los esqueletos medían poco más de 4 pies de alto, eran enclenques y con calaveras desproporcionadamente grandes. Al principio fue sugerido (por un miembro del equipo) que podían ser estos de una especie desconocida de gorilas de las montañas. El profesor Chi Pu Tei contesta: ¿cuándo se ha visto que un gorila entierre a otro? Sin embargo, ¿qué tipo de hombre era éste? Más descubrimientos eliminaron la idea de que los esqueletos encontrados pertenecían a simios. En las paredes aparecían pictogramas de los cielos: el Sol, la Luna, las estrellas y la Tierra con líneas de puntos uniéndolos. Fue entonces cuando el equipo hizo el descubrimiento más increíble de todos. Medio enterrado entre el polvo del suelo de la cueva había un disco de piedra suelto, obviamente creado por la mano de una criatura inteligente. El disco tenía aproximadamente 9 pulgadas de diámetro y tres cuartos de pulgada de ancho. En el centro exacto había un hueco perfectamente redondo, de ¾ de pulgada. Había una fina ranura con forma espiral grabada en la superficie del disco, que iba desde el centro al borde, haciendo que el disco le pareciera a todo el mundo alguna forma de primitivo registro de fonógrafo. Este primer disco fue datado entre los 10.000 y 12.000 años de antigüedad más viejos con mucha diferencia que las grandes pirámides de Egipto (N.T.:sólo en teoría, pues dado que las pirámides han sido datadas por el contexto y se desconoce su fecha original de construcción, pudieran ser mucho más antiguas de lo que se cree) -- bastante fantástico, pero el asombro se multiplicó aún más. Fueron encontrados 716 discos. Y cada uno poseía un increíble secreto. La ranura, después de una inspección adicional, no era exactamente una ranura en todos ellos, sino una línea contínua con jeroglíficos extraños...¡escritura! Los minúsculos, la mayoría microscópicos caracteres estaban en un lenguaje nunca visto antes. No fue hasta 1962 cuando otro científico chino descifró el lenguaje de los discos de piedra un mensaje tan increíble y contando la destrucción de la Tierra que el Departamento de Prehistoria de la Academia de Beijing su traducción para que no fuera publicada. Eventualmente el mensaje fue publicado, las piedras vienen a decir que los Dropa fueron incapaces de reparar su nave y no pudieron volver a su planeta, y se quedaron en la Tierra. En 1968, las piedras Dropa llamaron la atención de W. Saitsew un científico ruso que volvió a publicar los descubrimientos de Tsum Um Nui y descubrió que los discos tenían algunas propiedades muy peculiares. Físicamente, las piedras de granito contenían altas concentraciones de cobalto y otros metales -- una piedra muy dura que habría hecho muy difícil para los pueblos primitivos realizar el trazado, especialmente con caracteres tan diminutos. Cuando analizaron un disco con un oscilógrafo, un sorprendente ritmo de oscilación fue registrado como si, dijeron los científicos, como si ellos hubieran sido alguna vez cargados eléctricamente o hubieran funcionado como conductores eléctricos.