En la Edad Antigua y en la Edad Media, los soldados ambidiestros (aquellos que luchaban con las dos manos a la vez) eran muy apreciados dentro del ejército. Solían formar parte la guardia personal de los gobernantes o de un grupo especial de élite. Pero en la Edad Moderna y Contemporánea, la demostración de esta habilidad prácticamente quedó reducida al mundo del espectáculo, de lo extraño y extravagante, e incluso de lo extraño. El ejemplo más conocido fue sin duda Thea Alba, una solterona alemana que en la década de 1920 fue popularmente conocida como La mujer de los diez cerebros. Thea comenzó escribiendo con ambas manos a la vez diferentes frases en francés, alemán e inglés. Más tarde se ejercitó para escribir con los dos pies y la boca.Thea llegó a ser capaz de escribir palabras diferentes al mismo tiempo con ambas manos y pies. Pero lo más sorprendente, y de ahí su apodo, es que llegó a desarrollar la extraordinaria habilidad (única conocida hasta ahora) de escribir simultáneamente diez figuras diferentes con diez trozos de tiza pegadas a unos largos palos fijados en cada uno de sus dedos. Participó en multitud de espectáculos y exhibiciones por todo el mundo, representando funciones privadas para importantes personalidades de la época como Maksim Gorki o el Kaiser Guillermo II.
