El documento relata las historias de marineros japoneses que se encuentran en tierras extranjeras después de perderse en el mar, así como los náufragos extranjeros aparecen en las playas japonesas. Para los japoneses, que habían estado viviendo un prolongado período de aislamiento nacional, estos cuentos exóticos les debían de parecer muy fantásticos. Entre estas historias hay una, que trata sobre un buque naufragado con un aspecto muy misterioso. Según el documento, este buque apareció en el agua en Harashagahama Hitachi-no-kuni (actual prefectura de Ibaraki). El cuerpo de la nave, descrito con unos 3,3 metros de altura y 5,4 metros de ancho, había sido construido a partir de sándalo rojo y hierro, y fue equipado con ventanas de vidrio o de cristal. Misteriosos caracteres de un alfabeto desconocido se encontraron escritos en el interior del buque. A bordo del buque iba una mujer joven, bien vestida, de rostro pálido, con cejas y cabello rojo. Con una edad de entre 18 y 20 años. Habla una lengua desconocida, y los que la encontraron no pudieron determinar de dónde venía. En sus brazos ella llevaba una simple caja de madera, que parecía ser de gran valor para ella, ya que no permitía a nadie acercarse a ella. El documento muestra una parte del texto encontrado en el interior del buque. Otros documentos del período Edo, describen las variaciones de este misterioso encuentro. Toen Shousetsu (1825), un libro de Kyokutei Bakin (quien es más conocido por su volumen 106 de épica samurái Nansou Satomi Hakkenden) narra la historia de el mismo encuentro, refiriéndose al extraño buque como el utsuro-fune ( buque hueco). Otra variación de este cuento aparece en Ume no Chiri (1844), escrita por un autor relativamente desconocido llamado Nagahashi Matajirou. Un análisis detallado de estas dos variaciones de la historia se pueden encontrar en un artículo traducido por Kazuo Tanaka titulado Did a Close Encounter of the Third Kind Occur on a Japanese Beach in 1803?.