18/07/2013 La dura lucha de Waldo Ponce por volver al fútbol

El zaguero quiere dejar atrás la lesión sufrida en noviembre de 2011. Desde esa fecha sólo jugó 45 minutos. No quiere que sean los últimos de su carrera.​

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Cada noche, antes de dormir, Waldo Ponce cruza los dedos para que al día siguiente su pie izquierdo no presente dolores. En su dura lucha por volver a la canchas, tras dos operaciones al tendón de Aquiles, el defensor tiene claro que cualquier molestia que aparezca en esa zona es un retroceso en su rehabilitación.

Por ello es que cuando el miércoles pasado amaneció con dolores, el mundo se le vino abajo. Quienes han estado cerca suyo en todo este tiempo, reconocen que estuvo a punto de no ir más al CDA, donde diariamente se somete a un exhaustivo trabajo de recuperación.

"Vino porque sabe que no puede aflojar, pero ese día estaba desanimado. Diría que destruido. Sintió por primera vez que la vuelta al fútbol parecía imposible. Por suerte no bajó los brazos, pero en esos días posteriores se lo notaba muy bajoneado", reconocen desde el cuerpo médico de los azules.

Desde aquella noche del 15 de noviembre de 2011, cuando Chile recibió aParaguay en el Estadio Nacional por las Eliminatorias al Mundial 2014, nada volvió a ser igual en la vida de Waldo Ponce. Curiosamente, el zaguero, que esa temporada había sido el segundo futbolista con más participaciones con la camiseta nacional (actuó en 13 de 17 compromisos), sólo superado por Claudio Bravo, completó los 90 minutos sin que nadie se percatara de algún problema físico.

A su regreso a México, por entonces defendía los colores de Cruz Azul, los doctores le diagnosticaron una tendinitis en la zona del tobillo izquierdo. Sin embargo, con el tiempo se dieron cuenta de que la lesión era mucho más grave, lo que obligó al jugador a someterse a una recomposición del tendón de Aquiles en el Hospital Quirón de Barcelona a fines de febrero del año siguiente. La pesadilla recién estaba por comenzar para el zaguero.

Una larga espera

Tras la intervención en Europa, y luego de unos meses recuperándose en Ciudad de México, Ponce aterrizó en Chile para volver a la "U". Allí, Jorge Sampaoli lo recibió con los brazos abiertos, al punto de entregarle la capitanía en el duelo frente a Santiago Morning por la Copa Chile, el 12 de septiembre, justo el día de su reaparición.

Ponce sólo estuvo 45 minutos en aquel compromiso. Se pensó en ese momento que su salida en el entretiempo había sido para cuidarlo. Después de tantos meses sin jugar, lucía prudente incluirlo apenas un tiempo. Sin embargo, los días posteriores demostrarían que la recuperación estaba lejos de ser real y efectiva.

Pese a las evidentes molestias físicas, Sampaoli y su cuerpo técnico insistieron en apurar la recuperación del defensor. Por su parte, la ansiedad también le jugó en contra al defensor. Justamente, una sobrecarga de trabajo lo terminó enviando nuevamente al quirófano. A fines de octubre del año pasado, Ponce volvía a ser intervenido en el tendón de Aquiles izquierdo. El regreso a las canchas otra vez era incierto.

Así, todo volvía a comenzar de cero para el ex seleccionado chileno. Los primeros meses tras la segunda intervención fueron durísimos, especialmente desde el punto de vista anímico. "Ni siquiera quería ir al estadio para que no le preguntaran cuándo iba a volver a jugar. Los que lo conocen saben lo difícil que ha sido todo esto para él. No hay nadie más en el mundo que tenga tantas ganas de jugar como él", cuentan desde su entorno.

En mayo, una sonrisa volvió a dibujarse en el rostro de Ponce. Después de tanto tiempo en el gimnasio, recibió la noticia de que podía comenzar a trotar al aire libre. Quizás un avance mínimo, pero que para el zaguero representó un éxito tremendo.

Mientras el plantel disfrutaba de vacaciones en junio, él siguió sometiéndose a un exigente tratamiento. Hace tres semanas comenzó con trabajos de balón y sesiones junto a un preparador físico personal, todo siempre supervisado por los médicos de la "U". Incluso desde la Selección comenzaron a seguir de cerca su rehabilitación, lo que le agregó una cuota extra de motivación.

"No quiero hablar. Quiero estar alejado de todo y concentrarme en la recuperación", le responde a quien se le acerca para pedirle una entrevista, aunque es optimista de que eso será pronto.

Más allá de los dolores de la semana pasada, Ponce está seguro de que ganará esta lucha, que lleva casi dos años.

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