[COLUMNA] Los Amigos Invisibles de MARIO MAURIZIANO

para los que se preguntan porque esta en television este personaje que poco y nada sabe de lo que comenta en cada partido que nos tenemos que mamar los que pagamos por tener el canal del futbol, aca les dejo una columna realizada hace un tiempo por, Juan Costeau para La Nacion.

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Siempre me gustó el fútbol. Viví la solidaridad deportiva del amateurismo en las desaparecidas canchas que estaban detrás de la Villa Japón en Estación Central -convertidas ahora en departamentos gracias a la gestión del ex alcalde Hasbún- y lo palpé con apasionamiento en los estadios.


Estuve en las dos finales de la Libertadores de Cobreloa, en el título de Colo Colo ante Olimpia, en la derrota de U. Católica frente a Sao Paulo y en el infartante triunfo a último minuto de Peñarol versus América de Cali, una tarde de octubre en que admiré para siempre los colores aurinegros.


Por eso, no puedo comprender el protagonismo que Mario Mauriziano ha adquirido en las transmisiones del CDF. Hagamos un poco de historia: el tipo siempre fue mirado de reojo en el periodismo deportivo.


Y por motivos evidentes: su suegro es Ricardo Abuhomor, actualmente dueño de O’Higgins de Rancagua y que, a mediados de los 90 –justo cuando Mauriziano apareció como el nuevo pontífice futbolístico-, dirigía la Asociación de Fútbol Profesional.


Recuerdo con especial énfasis una entrevista a fines de los 90 en el diario El Mercurio a Mauriziano. Allí, se explayaba sobre sus virtudes y manifestaba sin asomo de modestia que venía a revolucionar el periodismo deportivo local. Por supuesto, se ganó las burlas de sus pares y del público.


Tras pasar a comienzos de la década pasada con pena y sin gloria por Canal 13, el comentarista deportivo desapareció. Y, la verdad, nadie lo echó de menos. Pero volvió tímidamente hace un año al CDF. Primero le dieron partidos de poca monta y, por esas cosas del destino, rápidamente pasó a los de primer orden: la selección y los clásicos del fútbol chileno.


Fue un ascenso curioso. En un canal en que, prácticamente, los únicos que aportan son Rodrigo Goldberg y Waldemar Méndez –Dante Poli y Juan Carlos Villalta son otros fiascos-, escuchar su voz molesta.


Simplemente, porque no sabe. Mauriziano es capaz de pronunciar frases como “los jugadores que rinden son los que marcan diferencias”. Como si tras esas palabras estuviera realizando un descubrimiento. O señalar que el delantero de Colo Colo, Carlos Muñoz, “debe estar en la selección” luego de hacer una buena jugada.
En una televisión pagada –como lo es el CDF- debiera existir una mínima rigurosidad y respeto hacia los telespectadores.


O, al menos, realizar un buen casting. ¿Quiénes son los que dieron protagonismo a Mauriziano en los partidos más importantes? ¿Por qué no están personas como Igor Ochoa, Roberto Vallejos o Edgardo Marín que manejan estrategias futbolísticas y desmenuzan pedagógicamente los 90 minutos del deporte más hermoso del mundo? Mauriziano es un tipo que se maneja con amigos invisibles en el fútbol. Poderosos que le dan tribuna y opinión que no se merece. Y que, con su figura en pantalla, consiguen algo aún peor: llenar de ignorancia a los telespectadores más desprevenidos.