Oponerse al confinamiento NO es “beneficios antes que la gente”

Desde que el Reino Unido entró en el “confinamiento”, aquéllos que presionan para que termine han sido etiquetados como “insensibles” o “egoístas” o acusados de anteponer los beneficios/ganancias a la gente. Mientras tanto, millones de personas están desempleadas y una hambruna global está en el horizonte. El confinamiento matará a más personas que el virus, y debe terminarse.

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El confinamiento ha sido “flexibilizado”. Aparentemente. Algunas personas deberían volver a trabajar, las escuelas podrían abrirse un poco. Puedes ver una persona a la vez. Te perdonarían por no notar ninguna diferencia tangible. Se te perdonaría más si pensaras que es un lío artificial diseñado para confundir y distraer a la gente.

Esencialmente: Estamos todavía bajo confinamiento, y es probable que así sea en el futuro inmediato. Y sigue siendo, en gran medida, una política destructiva que arruinará muchas más vidas que el virus.

Sin embargo, los habituales sospechosos de los medios “liberales” se levantan en armas sobre Boris “poniendo los beneficios antes que a la gente”. Y, como es habitual en estos días, incluso los medios alternativos (que deberían saberlo) están comprando esa línea. También lo está Jeremy Corbyn.

En lo que es quizás el mayor ejemplo de gaslighting [enloquecer mediante engaños] en la historia de la humanidad, tenemos “campeones de la clase obrera” que abogan por el desempleo masivo, el cierre de las pequeñas empresas y los trabajadores autónomos, y poderes policiales draconianos.

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Los mismos que claman por más y más estrictos confinamientos están atacando a cualquiera que se oponga a las medidas. Llamándolos “psicópatas” o “extrema derecha” o “libertarios extremos”.

La semana pasada, Owen Jones usó esta frase para desestimar a cualquiera que protestara contra el confinamiento:

Es un vago ad hominem con el que nosotros no estamos familiarizados. En las últimas semanas, mucha gente nos ha acusado de anteponer el dinero a las vidas, porque hemos expresado nuestra preocupación por la decisión de atascar deliberadamente la economía, destruir los pequeños negocios y enviar el desempleo por las nubes.

En su más reciente artículo de hoy, Owen se opone a la (así llamada) flexibilización del confinamiento, alegando que está protegiendo a las empresas. pero no a las personas. Como siempre, está equivocado.

La idea de que destruir la economía sólo perjudicará a los ricos, mientras que de alguna manera se intenta liberar a las masas, es quizás la mentira más ridícula de todas las mentiras utilizadas para apoyar el despliegue de Covid-19.

No es necesario ser partidario del capitalismo para reconocer que una economía colapsada siempre perjudica más a los trabajadores que a los propietarios. ¿Dónde están todos los estudiantes de Marx? ¿La izquierda atrofiada piensa ahora que “la economía” es un concepto abstracto que sólo concierne a la gente que posee acciones y lee el Financial Times?

La realidad aquí para Owen y sus amigos socialistas de champán. Mientras ellos están disfrutando de su permiso para beber Chablis en el césped, las pequeñas empresas están quebrando. Los autónomos están viendo cómo años de trabajo se destruyen en semanas. El desempleo se está disparando.

Más de dos millones de personas han solicitado beneficios desde el comienzo del confinamiento. Y esto son sólo solicitudes, ni siquiera cerca del número total de empleos perdidos.

Eso es alrededor del 5% de toda la población en edad de trabajar.

Eso es al menos 2 millones de vidas potencialmente arruinadas, y es un estimado conservador. Si sólo el 2% de esas personas mueren por enfermedades relacionadas con el estrés, suicidio, abuso de sustancias o malnutrición, entonces el confinamiento habrá matado a más personas que el coronavirus simplemente por razones económicas.

Y eso es sólo en este país – en EE.UU. más de 33 millones de personas han reclamado el desempleo en el último mes, eso es casi el 10% de toda la población. Las repercusiones de las políticas domésticas occidentales serán enormes. Ya se habla de la mega crisis económica que causará una hambruna en el tercer mundo que puede matar a millones.

Porque – y este es un concepto que la gente que escupe burlonamente la palabra no entiende – “la economía” se traduce en el precio del pan, el alquiler y el combustible. Es ropa de abrigo y agua limpia. Es gasolina, gas y electricidad. Es educación, infraestructura y oportunidad. Es ser capaz de conseguir un trabajo y alimentar a tus hijos.

Aquéllos que sueñan que este accidente será la destrucción de las clases adineradas y el amanecer de la liberación de los trabajadores, deben mirar hacia atrás a la Alemania de la era de Weimar, o a Rusia después de la caída de la Unión Soviética.

¿Cuánta liberación trajeron con ellos?

¿Se sintieron libres los que cargaban carretillas con moneda devaluada para comprar pan? ¿Los veteranos de guerra que vendían sus medallas en las esquinas de las calles sufrieron menos que los Jodorkovski que las robaban?

A los multimillonarios les encantan las crisis. Se pueden hacer fortunas con las opciones de venta y los derivados; comprando acciones baratas en empresas en quiebra; arrebatando propiedades embargadas por centavos de dólar; el estancamiento de los salarios significa no pagar nada a sus empleados mientras sus beneficios se disparan. Y la deuda. Montañas de deuda. Privada y corporativa, lo que le da un apalancamiento por años, incluso décadas.

Es en estas crisis que nacen los oligarcas. Mientras muchos de nosotros estamos luchando, los principales multimillonarios de EE.UU. han visto sus fortunas personales aumentar en más de US$ 300.000 millones. Los bancos que manejan los rescates han cobrado más de US$ 10.000 millones sólo en comisiones bancarias.

Lo que le está pasando a la economía es un desastre para todos… excepto para los multimillonarios.

Recuerden, todo esto es el resultado de un confinamiento que, hasta ahora, no hay ninguna evidencia de que haya salvado alguna vida. De hecho, hay muy pocas pruebas de que los confinamientos siquiera funcionen.

Recuerden también que el virus es reconocido como inofensivo para más del 80% de las personas que infecta, y sólo leve en la gran mayoría de los que muestran síntomas. No estamos eligiendo entre un Ébola y un confinamiento devastador, estamos eligiendo entre una enfermedad “leve a moderada” y un confinamiento devastador.

Las consecuencias económicas son catastróficas, pero ese no es el final del sufrimiento humano innecesario que se está causando.

Como parte del confinamiento, NHS ha cancelado todas las cirugías no esenciales y ha pospuesto los tratamientos contra el cáncer.

Luego están los ancianos, y los que tienen problemas cognitivos, siendo coaccionados a firmar DNRs.

O aquellas personas que sufren enfermedades graves y que se mantienen alejadas de los departamentos de A&E por miedo a contraer el virus y/o sobrecargar el NHS.

Lejos de estar abrumado, el NHS está operando con más del 40% de sus camas vacías. Para evitar que el NHS se vea “abrumado”, esencialmente ha dejado de funcionar.

Cuando la sociedad se detiene a montones, cuando la gente se ve privada de sus medios de vida, cuando a los enfermos y vulnerables se les niega el contacto humano y se les obliga a firmar documentos que declaran que sus vidas no tienen sentido, y cuando el servicio de salud deja de atender la salud de la gente… eso es lo opuesto a salvar vidas. Eso es matar a la gente.

El. Confinamiento. Es. Matar. Gente.

Desempleo. Deuda. Estrés. Bancarrota. Estas no son sólo “consideraciones económicas”, son de vida o muerte. El confinamiento trae consigo una pobreza a gran escala.

La pobreza mata a la gente. Millones de ellas cada año.

Y gracias a las políticas promulgadas por los gobiernos mundiales – y aplaudidas por tantos en “la izquierda” – esos números están a punto de aumentar. Mucho más. Para este año, y muchos años por venir.

A menos que lo detengamos.

Fuente: Opposing lockdown is NOT “profits before people”