Asesinemos a las mujeres

A mediados del siglo XVIII la polémica sobre la igualdad de los sexos toma la palestra en el discurso social conformándose así como la primera ola feminista en la historia del hombre. La segunda toma lugar como feminismo liberal sufragista y se instaura de forma permanente en el debate de cada mesa. Así, avanzando hasta nuestros días el movimiento feminista, su ideología, ha obtenido diversos logros en la pugna por la igualdad y necesidad de derechos que velen por su bienestar, entre los cuales es posible distinguir: el derecho a sufragio, la disminución de la brecha económica entre mujeres y hombres, asimismo el descenso gradual de la dependencia del hombre en todas sus facetas, etc. Pero, ¿acaso estos avances son una prueba fidedigna de un progreso en la liberación de la mujer como ser humano pensante o sólo son datos plásticos que cubren la mutación de la esclavización femenina?

Aterrorizados observamos cómo en oriente se denigra a la mujer sometiéndola hasta el grado más mínimo. Al instante se pone el grito en el cielo: ¡esto es una aberración!, curiosamente no podemos decir lo mismo cuando observamos cómo a través de medios sutiles se atenta contra la mujer: los estereotipos, los prejuicios, las humillaciones, etc. armas silenciosas pero igualmente devastadoras.

La mujer es una invención del hombre. La sociedad machista impone a la comunidad femenina categorías que ejercen un control activo, que van desde el comportamiento, hasta el propio pensamiento, llegando incluso a implantar la semilla del machismo en el inconsciente femenino. Bourdieu es quien nos aclara este punto: “La dominación masculina, que convierte a las mujeres en objetos simbólicos, cuyo ser es un ser percibido, tiene el efecto de colocarlas en un estado permanente de inseguridad corporal o, mejor dicho, de dependencia simbólica. Existen fundamentalmente por y para la mirada de los demás, es decir, en cuanto que objetos acogedores, atractivos, disponibles. Se espera de ellas que sean <<femeninas>>, es decir, sonrientes, simpáticas, atentas, sumisas, discretas, contenidas, por no decir difuminadas. Y la supuesta <<feminidad>> sólo es a menudo una forma de complacencia respecto a las expectativas masculinas, reales o supuestas, especialmente en materia de incremento del ego”.

Así la mujer no sólo vive de acuerdo a los estándares masculinos sino que se empapa de ellos, aceptándolos como suyos (de ahí que la mujer también vea a los hombres cada vez más a menudo como un objeto sexual, rudo, con abdominales marcados, etc.), creando categorías masculinas que reemplazan cualquier atisbo de femineidad.

Una de las armas más potentes de la sociedad machista es la economía. La industria del porno, de la mano con la de la moda ejercen permanente presión a la figura prefabricada de la mujer modificando sus estructuras como mejor le plazca. Más evidente no puede parecer, y es risible ver cómo la moda “femenina” es impuesta por diseñadores hombres, y la industria del porno obviamente es dirigida, producida y alimentada por y para hombres.

Modelos al borde del desmayo y con dentaduras corroídas por el vómito luego de cada comida imponen el estereotipo final. Los increíbles secretos que guardan muchas mujeres que sufren un verdadero calvario en silencio sólo para verse como la chica de moda en la televisión, el esfuerzo por parecer un cadáver es realmente meritorio. La figura de “la mujer” es fabricada de acuerdo a los estándares económicos de la sociedad en cuestión, en cuyo gobierno sólo hay hombres que ven a la mujer como un producto más, manipulable hasta el hastío.

Biológicamente el hombre se ve atraído por senos grandes ya que naturalmente la mujer debe ser capaz de amamantar sin problemas a sus crías, caderas y traseros exuberantes para tener un embarazo satisfactorio, simple biología. Tetas gigantescas, traseros exuberantes y depilados, todo esto para la complacencia y gozo del hombre, “yo hago todo esto para sentirme bien conmigo misma”, una mierda. “Lo que uno exuda, su sexualidad, es parte de uno mismo. Así que un atractivo sexual prefabricado que incluya la boca abierta y brillo de labios y colores vivos, es ese atractivo sexual del porno americano que no tiene nada que ver con el sexo. Son como muñecas inflables” (C. Palahniuk)

Se venden de forma inimaginable, aceptando sumisas que el hombre dicte su conducta, su manera de vestir, su apariencia física, sus miserables sueldos, y no es una exageración decir que hasta su pensamiento. Incluso es sorprendente ver cómo entre ellas mismas aumentan la presión de sus grilletes, juzgándose entre amigas determinan sus compañeros sexuales mediante pobres criterios: ¿posee automóvil?, ¿estudia alguna carrera respetable y de buena remuneración?, ¿se viste a la moda?, ¿paga las cuentas?, etc. Y si las supuestas amigas determinan que no es el Ken indicado, la presionan hasta conseguir algo prefabricado que se adapte a sus gustos. La sociedad machista se empeña en destruir la población femenina.

No es de extrañar entonces que el mundo se encuentre como está, agonizando. Bajo el alero masculino todo seguirá rotando sobre el aquí y el ahora, la mujer seguirá siendo un producto más, tan oprimidas que el sólo hecho de pensar por ellas mismas signifique una idea descabellada, lo único intacto será el crecimiento gradual de la producción, todos sonrientes.

Si la mujer es incapaz de entender su rol en este mundo, entonces todo está perdido. Ella es la clave, la guía, ella es nuestro mesías y ancla a la razón. Si las mujeres no son capaces de tomar las riendas de sus vidas, de encontrar estrategias reales de liberación y verdaderamente deshacerse del yugo de la sociedad machista, entonces el único final posible es la muerte del sexo femenino y de todo lo que algún día quisimos salvar.

P.d: sé que no incluí bibliografía, pero lo hice para que no se viera tan acadèmico, el que guste me la pide por mp. Saludos.

 

Gracias por responder. Eso confirma que no estoy tan equivocado como pensaba. Obviamente uno está desbordante de prejuicios y estereotipos, pero creo que este es un tema muy importante, sobre todo porque veo a mi entorno que todo "está bien", mientras yo pienso que se cae a pedazos.

Conversando con varias mujeres he notado eso que mencionas: "Las cosas que son inherentes a nuestro género", "no dejan que la mujer se conecte con su naturaleza de mamífera", y sobre todo la conexión con su útero, no sé a qué se debe, pero debe ser interesante.

GRacias por comentar y que pases un gran día en tu día.

 

Gracias a tí por leer y comentar. Saludos

 

Viejo, que bueno que estos temas se hablen sobre todo en la pareja, ya que es muy difìcil al estar plagados de publicidad e ideologías machistas. Como tu dijiste, el machismo está calando en el inconsciente femenino, estoy de acuerdo al 100%. Lo importante y difícil es buscar soluciones prácticas y eficaces para que la mujer deje de ser un objeto.

Saludos y gracias por leer.