La Auténtica Historia del Cacique Araucano

un pokito de historia pa los COLOCOLINOS

Colo-Colo: Sangre que sube de la Tierra.

Atrincherado en la historia del pueblo Mapuche como el Toqui de la Paz, Colo-Colo fue uno de los hombres claves en la conducción de Arauco durante la cruenta guerra contra el Imperio de Carlos V.

Hijo de esta tierra, de estos vientos. Hijo de padres que nacieron de otros padres que nacieron aquí. Es el Cacique Colo-Colo, cuyo nombre nace en el alba de América desde la patria misma de Arauco indómito, allí donde germinaban los toquis, los hombres que surgieron de la sangre agredida.

Primero atacaron los Incas, pero fueron violentamente contenidos a orillas del Río Maule por los purumaucaes, la gente alzada en idioma quechua. Los ejércitos de Huayna Capac, cabeza del imperio incaico, debieron frenar su expansión austral y retrocedieron hasta el Río Maipú, a comienzos del siglo dieciséis, cuando América aún era un territorio salvaje para los conquistadores españoles, entonces concentrados en la lucha contra los aztecas en el Norte del continente.
En aquella rebelión precolombina es posible rastrear la figura de Colo-Colo. Su pueblo no dejó testimonio escrito de aquellas proezas, pero es seguro que por ahí pueden sondearse sus primeros pasos en la historia de Chile.
Décadas después, otra agresión, más tenaz y sofisticada, volvió a poner a prueba el espíritu libertario de los araucanos. Pedro de Valdivia y su hueste, tras fundar Santiago en 1541, quisieron avanzar hacia el Sur.
Según el “Nuevo Diccionario Mapuche Español”, el origen del nombre Colo-Colo supone una reduplicación apocopada de colong (disfraz) contaminada con codcod (gato montés). El significado, por lo tanto, disfrazado de gato montés.
Por extensión, también podría referirse exclusivamente a dicho animal.
La imagen que guarda la evocación del Cacique Colo-Colo abunda especialmente en un perfil de fiereza y astucia, reafirmado por el ejercicio de la templanza hacia el final de su vida. En la Araucana, el poema épico de Alonso de Ercilla, es célebre su exordio a los mapuches para defender la tierra que los parió. Ya anciano, Colo-Colo encauzó los afanes guerreros de Lautaro (Leftraru, traro veloz) y Caupolicán (Queupulicán, duro como pedernal), entre otros próceres de su pueblo: “Caciques, del Estado defensores,/ codicia de mandar de convida/ a pesar de veros pretensores/de cosa que a mí era tanto debida;/porque, según mi edad, ya veis señores,/ que estoy al otro mundo de partida;/ más el amor que siempre os he mostrado,/ a bien aconsejaros me ha incitado…
Volved las armas y ánimo furioso/ a los pechos de aquellos que os han puesto/ en dura sujeción, con afrentoso/ partido, a todo el mundo manifiesto;/ lanzad de vos el yugo vergonzoso, / mostrad vuestro valor y fuerza en esto;/ no derraméis la sangre del estado/ que para redimirnos ha quedado”.
Colo-Colo a la cabeza del consejo de Caciques, renunció a la conducción de su gente y prefirió convertirse en forjador de toquis, los generales de la guerra. Pronto Pedro de Valdivia cayó en manos araucanas y fue asesinado inesperadamente mientras los indígenas discutían su suerte. Lautaro, envalentonado con la idea de marchar hacia Santiago y expulsar a los españoles de Chile, fue sorprendido y asesinado arteramente en Peteroa. Caupolicán sufrió después la pena del empalamiento. Y Colo-Colo murió peleando como cualquiera para sustentar su libertad. La guerra cobró muchas víctimas y se hizo interminable. El Bio-Bío se transformó en frontera y Arauco, inspirado en sus padres, nunca sería aplastado por el pie de los invasores.

 

si ven ux tema de COLO-COLO se desesperan!!!