Feroz: Tercera Parte

Discussion in 'Relatos Eróticos' started by pasiones, Oct 15, 2018.

  1. pasiones

    pasiones Usuario Nuevo nvl. 1
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    Precisamente les contaba de festines (Mi palabra favorita). Y "Desnudo". Porque la ropa se inventó solo para censurarte. Me la solía pasar en casa de "Juan" completamente en pelotas, y solía tener juguetes sexuales en la mesa, la mayor parte del tiempo. Al lado de esto se encontraba mi trago preferido "Daikiri de Frambuesa". Juan siempre sabía complacerme. Bueno, cuando estaba, viajaba montones, y yo debía tenderme desnuda en el jardín, mientras el sol me doraba la piel, y me producía una sed interminable. Estaba con mis gafas playeras, mi sombrero grande y apto para la ocasión, mi trikini color frambuesa, y una sonrisa osada en la boca.

    Solía tomar el sol por unas horas, masturbarme ocasionalmente. Encendía un porro de indica, y percibía los cambios. Como deliciosamente mi cuerpo se acomodaba a las almohadas de la silla, y me iba mimetizando con él, me hundía, y alguien fantasma me daba masajes infinitos. Esta cepa suele provocar en mí un efecto bien interesante, y es absolutamente recomendado a la hora de intercambiar fluidos, y el paso siguiente era salir.

    Noche, como siempre de noche. Porque me gusta esa hora. Siempre asociando "Lo prohibido" con lo nocturno.

    ¿Quién les hizo creer que las 05:00 AM era una hora peligrosa?

    Es el inicio del fin. Si no alcanzaste a comer antes, es tu último momento para participar en el festín.

    Esta noche era solo de chicas, y el escenario estaba destinado para unos manjares dignos de ser lamidos.

    Me producía mucha curiosidad participar en estas actividades, ademas jamás había besado, y por lo tanto, menos haber tenido sexo con una chica. Y desde que me entregué a los sentidos. Solo resolvía dejándome llevar por mis instintos, por cierto, los más deliciosos.

    Soy bajita. Y como dice el dicho: "Lo bueno viene en frasco chico, y para algunos el veneno también".

    Solo se me ocurría:

    -Me encantan los hombres altos, idealmente, 1.80 hacía arriba. Y en cuanto al tamaño del miembro, no necesariamente es proporcional a la altura.

    Yo soy multi-orgásmica, y es lo mejor que pudo haberme ocurrido. Tenía ciertos puntos, que conocí precisamente hoy, porque algo que tienen las mujeres es que saben exactamente donde tocar.

    El lugar estaba repleto de tonos rojos, encajes, ligas, globos, juguetes, mujeres disfrazadas, y otras vestidas seductoras, sin embargo, fijé mis ojos en una guapa veinteañera mujer de cara tierna y juvenil, unos botones de senos, pero unas caderas amplias. Su cintura era diminuta, y tenía una risa muy dulce.

    De los parlantes empezó a sonar "Lana del Rey-Queen of Disaster". Y salí a la pista con dos amigas. Diana (Lesbiana recién salida del closet junto a su novia) Lili.

    Diana era un poco machorra, pero de esas bien rocker. Siempre andaba con jeans negros y rotos, unas zapatillas converse, y una polera de algún grupo, preferentemente "Spinetta".

    Lili, por su parte, era tan delicada y femenina. Que hasta yo me sentía machorra. Tenía unas manos delgadas, dedos finos, siempre se hacía diferentes peinados, y se hacía una línea larga, negra de rímel en sus párpados, rematadas con un smokey eye. Usaba unos vestidos bien monos. Usaba tonos rojos, y encajes en algunas partes de su vestido, llevaba unas pantys negras, y unos high heels. Lili había salido del closet a los 15 años. Su madre era italiana, y su padre Español de Barcelona, mientras que los padres de "Diana" eran cristianos, y pertenecían a un grupo muy conservador acá en Chile.

    Me parecía más atractiva "Lili", porque al menos por mi parte, si iba a estar con una mujer, debía sentirme atraída de una forma estética para atreverme a hurgar en su vagina. No estaba segura si esa noche después de habernos fumado montones de porros, y bebido entre las tres 2 botellas de vino Chardonnay.

    Nos levantamos y fuimos a la pista, sintiéndonos unas "Reinas del desastre".

    No quité mis ojos de la veinteañera, y soy muy frontal, tomé mi copa de vino, y le dije a Diana y Lili que nos acercáramos más al escenario. Quedé junto a la chica, y seguimos bailando. Ella estaba con su grupo de amigos, que ni siquiera miré, porque ya tenia un objetivo.

    Simulé chocar junto a ella, y le dije:

    -Disculpa, cariño.

    Ella se dio vuelta y me respondió:

    -No hay problema. Se me quedó mirando un buen rato y anunció: ¡Que guapa!

    Bebí mi copa de vino, y no dejé de observarla, y susurré:

    -Tu también.

    Ella me dijo:

    -¿Qué? No te oigo.

    Acerqué mi boca a su oído y le susurré:

    -Tu también.

    Me sonrió y le devolví el gesto.

    Me tomó la mano, y yo me sonrojé. La invité a bailar conmigo sin poder mirarle la cara, y ella aceptó.

    Me agarró la cintura, me pegó a ella, y bailamos al ritmo de "Artics Monkeys-Four out of five" Tiene unos ritmos que me enloquecen, y me invitan a dejarme llevar por los bajos, los sonidos perfectos. El lugar esta cada vez más caluroso, me separó de ella, y ella me ofrece un porro. Le doy algunas fumadas, y se lo entregó.

    Me pierdo en mi viaje placentero. Y como una electricidad la percibo en mis senos, en mi sexo y me provoca cerrar los ojos, elevar los brazos, y mover mis caderas como una danza árabe, de una lado a otro, dando unos círculos para que mi trasero se mueva, salté, reboté. Bailamos espalda a espalda, ella levanta con el porro encendido en la mano, fuma, me abre la boca, y me tira el humo. Por unas cuántas veces repite el proceso, y me muerde el labio. Pellizca uno de mis pezones erectos, y saltó de la impresión.

    Su lengua juguetona lame todo mi cuello, se pierde en mi escote y mis tetas abrazan su cara.

    Se complace pasando sus labios por el corazón que dibujan mis senos.

    Le preguntó:

    -¿Tu nombre?

    -Roma

    -Interesante nombre.

    -Sí, mis padres están algo obsesionados con los italianos, y siguen las costumbres y tradiciones italianas. En fin ¿Cómo te llamas?

    -Ana. Le susurré al oído.

    -¿Ana? Lindo nombre. ¿Eres lesbiana?

    -No lo sé. Es mi primera vez aquí, y tu eres la primera chica que me muerde el labio. Lo más cerca que ha estado una mujer de mi boca ¿Tu eres lesbiana?

    -¡Así es! Rayos, fui tu primera vez, y me abalancé a tus tetas al instante. Son tan tentadoras, dan ganas de no salirse nunca más de ahí. Me gustaría verlas más resueltas. ¿Te parece si mis amigas se unen a tus amigas? Y bueno, nosotras... ¿Puedo cogerte?

    La miré estupefacta, sonrojada, excitada, confundida, y con deseos de seguir curioseando.

    -¿De qué manera quieres cogerme?

    -Me pongo un arnés con un dildo en mis caderas, y podemos escoger el tamaño que te guste. Si quieres tu me coges después, y tienes otra "Primera vez". Me sonrió coqueta.

    -¡Sí, me interesa! Le preguntaré a mis amigas que les parece si unimos a los dos grupos.

    Me acerqué a Diana y le dije al oído:

    -Ya encontré con quien acostarme hoy.

    -¡Bien! ¿Quién es? Chilló.

    Yo le hice una señal con la mano de que bajará el tono. Agradezco que la música estaba fuerte, tocaban "Underworld-Born Slippy" y todas saltaban al ritmo del electro.

    Diana finalmente accedió, le gustó una de las chicas que andaba con "Roma", y a Lili, también otra le pareció realmente divina.

    Pagamos una habitación entre todas e ingresamos a una sala con tonos frambuesa, y sabanas negras satinadas. Unos sofás, un bar en una esquina con vasos, copas etc...

    Roma fue directo hacía a mí. Me acostó en un sofá de terciopelo negro, y me quitó el vestido de inmediato. Terminamos desnudas, pero aun no me acariciaba. Me tomó de la mano, y me invitó a escoger un arnés. Observé rápidamente los tamaños y escogí uno de al menos unos 12 centímetros.

    -¿Estas segura? Me sonrió.

    -¡Sí! Mejor irse con cuidado.

    -Creo que exageraste un poco.

    -Sí no me agrada, lo cambiamos.

    Roma se puso el arnés, me recostó en el sofá. abrió mis piernas, y metió su lengua en mi vulva. Yo me tapé la cara, me daba pudor ver a una mujer meter su boca en mi sexo.

    Ella, experta pudo hacerme surcar por diferentes lugares. Mi cabeza viajaba incesante, y comencé a gemir, y me percibí húmeda, chorreante. Roma metió un dedo de lleno en mi embocadura, y las paredes internas de mi sexo abrazaron su dedo dichosamente. Gemí, y advertí que su boca embetunada por mis jugos se acercaba a mis labios. Me besó, tenía el sabor de mi chichi en su lengua penetrante.

    Me entregué a sus besos, y jugueteamos con nuestras lenguas. Bajó hasta mis senos, y mordisqueó mis melones.

    Sin previo aviso sentí que el dildo apuntaba a mi abertura, y me clavaba imponente y cada vez más profundo. Se me empezaron a colorear carmín las mejillas, y ella agarró mis caderas, acercó más su pelvis a la mía. Y me dijo:

    -Este dildo tiene una sorpresa. Ya luego verás.

    Comenzó a arremeter duro con el dildo, y veía saltar sus tetas glotonas. No me atreví, esa noche no me atreví a saborear una vagina. Hoy no, hoy solo aprendería.

    Roma seguía metiéndomelo fogosa, poseída, sonriente, y mis ojos se turbaban sutilmente.

    El dildo comenzó a vibrar, perdí la cabeza, gemía cada vez más alto, y sudaba copiosamente. Intenté decirle "Detente", pero no pude, y seguí alborozando.

    Chorreaba como nunca antes de mi sexo, y me escurría por los muslos.

    Mis tetas saltaban y Roma, sonreía traviesa hasta que ella comenzó a gemir. Me dio embestidas mucho más violentas y profundas, y el último orgasmo perduró al menos unos minutos.

    Ella se echó sobre mi cuerpo, tomó una de mis manos y la puso en su cabeza.


    Continuara...

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