Nuestra familia estaba compuesta por mis padres y yo. Anteriormente a mi habían tenido otro hijo pero este murió, por tanto yo era la única. Mi padre se dedicaba a la compra de casas en subastas y un día nos dijo a mi madre y a mi que había comprado una casa muy grande a las afueras de la ciudad a muy bajo precio y que nos mudaríamos pronto , que con un poco de arreglo sería una mansión maravillosa......... A mi, chica de ciudad aquello me alegró mucho pero a mi madre acostumbrada al bullicio aquello le pareció un encierro; ¿qué pasó? que al final nos mudamos. La casa era un poco triste de aspecto, pero tenía un jardín precioso contaba con la presencia hasta de un estanque con Nenúfares; era una casa un poco laberíntica en su distribución pues el piso de arriba tenía cuatro pasillos tan largos que no se llegaba a ver el final ni siquiera de día; mi padre dijo : -Tengo que poner lámparas en estos pasillos cuanto antes mejor. Había uno de los pasillos en lo que la disposición de luces urgía más pues para ir a la planta baja había que pasar forzosamente por parte de el... Cada vez que pasaba por este al final del pasillo se vislumbraba una pesada puerta, esta era diferente a las demás era como esas puertas de las películas medievales que están rematadas con clavos y reforzadas por hierro. -Oye papá, ¿has visto esa puerta del final del pasillo? -No no me he fijado, ¿qué le ocurre? -Podríamos mirar que hay dentro.-Repliqué -Claro hija vamos a ver que hay. Mi padre lo intentó pero no pudo, hasta trajo sus herramientas pero todo fue en vano -Mira desisto ya mañana la abriremos (como no rompa la dichosa puerta...). Nos acostamos, aquella era la primera noche en nuestra nueva casa, y entonces pasó lo más extraño... Estaba durmiendo tranquila pero me entró mucha sed y decidí ir a la cocina y para llegar hasta allí tuve que atravesar el pasillo, sin querer miré a la puerta del final y... ¡La puerta estaba abierta! Mi curiosidad podía más y decidí acercarme, para ver la habitación que guardaba pero escuché algo que me paró en seco... era un niño sollozando y que con voz casi ininteligible decía –Estoy pero no estoy... estoy pero no estoy y volvía a llorar. Claro me acerqué más y me dije han encerrado a un niño dentro del cuarto. Cuando estaba ya a dos pasos de mirar la habitación, la puerta se cerró de golpe, le pregunté al niño del otro lado de la puerta si estaba bien, como respuesta sólo obtuve silencio; le llamé y le manifesté que no se preocupara que mi padre le sacaría de allí. Ni que decir tiene que saqué a mi padre de la cama, el decía: -Hija eso es que has debido soñarlo date cuenta que estas impresionada por la novedad de vivir en esta antigua casa. -No papá he escuchado a un niño que lloraba desconsolado. Al oír todo esto mi madre se mostró muy nerviosa y empezó a gritarle a mi padre: -Me voy a marchar de esta casa nunca debimos mudarnos. -Cariño, tranquilízate de una vez. -Vale vamos a ver esa puerta para cerciorarnos que no hay nadie. -Verás como está la puerta abierta de par en par... Pero la puerta se mostró igual que el día anterior, inexpugnable. -¿Qué ha ocurrido?-me pregunté. ¿Todo había sido fruto de mi mente? -Ves Carmen solo fue un mal sueño. La siguiente noche ocurrió lo mismo pero esta vez fue mi padre el que tuvo la amarga visión del niño llorando al final del pasillo él corrió a sacarlo de aquella habitación pero la puerta volvió a cerrarse delante de sus narices. -¡Cáspita! Carmen tenía razón esto debe de ser algo más que una horrible pesadilla. El padre echó a correr a la alcoba a buscar a su mujer y se lo contó, pero ella no le quiso creer y además volvió a recriminarle el error del cambio de casa. Le dijo mi madre: -No vuelvas a asustarme si no quieres que coja las maletas y te abandone a ti y a la niña a vuestra suerte en esta horrible casa. Sin duda esa forma tan extraña de actuar de mi madre a mi padre le afectó y ya no volvió a mencionarle aquel fenómeno que acontecía todas las noches... Una mañana mi padre empezó a quejarse del estómago cosa que no era normal en el, vomitó todo el desayuno y después le comenzaron unos dolores tan grandes que el se retorcía por el suelo, finalmente se manifestaron unas convulsiones y le salió por la boca una saliva rosada, los ojos se le quedaron casi fuera de las órbitas estrábicos y la cara desencajada... mi madre chillaba y lloraba y yo no sabia que hacer ante aquella dantesca situación. Pronto esta se recompuso y rápidamente llamó al médico, a la funeraria a todos los familiares, muy segura y sin expresar toda la pena normal para semejante catástrofe... luego pensé que si perdió a mi hermano siendo el un niño ella estaba ya endurecida ante tan luctuosas circunstancias. Tras la salida del cuerpo sin vida de mi querido padre ella dijo: -Nos vamos de la casa esta misma noche ni una más. -Normal que no quisiera permanecer allí más tiempo, pensé. Cuando ya salíamos por el umbral de nuestra casa, de vuelta a nuestro pisito, aquel que dejamos para vivir en aquella casona, una lluvia torrencial nos sorprendió, mi madre tiró de mi para subirnos al coche pero este no arrancaba... -¡Se habrá descargado la batería! ¡Maldito coche! –exclamó mi madre dándole una patada a una de las ruedas. Ante tanta contrariedad no tuvimos más remedios que pernoctar una vez más en la casa. Mi madre estaba fuera de sí e irreconocible, se metió en su cuarto y se escuchaba desde fuera como maldecía y arrastraba muebles. -¿Qué está haciendo? ¿Es que ha perdido la razón, con la muerte de papá? Otra vez en medio de la noche tuve la acuciante necesidad de beber agua, pero tenía que atravesar aquel pasillo ¿estará abierta la puerta? Mis pasos fueron lentos y sonaban amortiguados como las saetas de un reloj, ya llegaba ALLÍ, no me atrevía pero miré de reojo a la puerta...¿¡Qué es esto¡? ... El niño no estaba solo sino que estaba acompañado por un hombre y repetían al unísono: ESTAMOS PERO NO ESTAMOS...ESTAMOS PERO NO ESTAMOS... Entonces lo comprendí todo...aquel niño era mi hermano fallecido y el hombre era mi padre. Pero ¿por qué se aparecían a mí y no a mi madre? ¿Querrían avisarme de algo? Sonó el teléfono... Lo cogí y me dijo que era de la comisaría: -Pequeña solo podemos decirte que no tomes nada que tu madre te ofrezca llegaremos en cuanto las carreteras dejen de estar cortadas y sobre todo no digas que hemos llamado di a tu madre que se han equivocado, ¿lo prometes chiquilla? -Sí, claro le contesté al policía asustada. -Hija aquí tienes un cacao caliente para que duermas bien...escuché a mi madre en la lejanía. Mi madre había asesinado a mi hermano y lo mismo hizo con mi padre, mi hermano persiguió después de muerto a mi madre atormentándola a todo lugar donde ella iba, solo lo veía ella... pero se nos hizo presente a mi padre y a mi en aquella casa para avisarnos del inminente peligro que nos acechaba...en parte fue inútil... A la mañana siguiente mientras ella preparaba el desayuno la policía irrumpió en la cocina... La detuvieron y según el informe que leí años después mi padre fue envenenado con Cicuta minor, esta planta la encontraron en los aledaños del jardín... y a mi hermano ni se sabe que mortífero ungüento preparó para acabar con su tierna vida. ¿Y preguntarán cual fue el motivo de tamaña locura? , mi madre se hacía llamar sierva de Luzbel. Y yo quedé sola en el mundo hasta que una familia me acogió en su seno y me crió e hizo que olvidara la mayor parte de aquellos horribles sucesos, ¿pero saben lo que nunca olvidaré? Lo que había al final del pasillo.
shuuuuuuuuuuuuuuuuaaaaaaa, la mina loca, pami que quería poner una fiambreria, los dejaba a todos fiambre, jejejeje, muy wena la historia, aun que todas son de minas locas