CUENTO: Voyeur Segunda Parte

Tema en 'Cementerio De Temas' iniciado por turbioside, 28 Jul 2011.

  1. turbioside

    turbioside Usuario Nuevo nvl. 1
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    En beneficio de la comprensión , y por respeto a quienes se tomaron la molestia de comentar la vez anterior, publico la segunda parte del cuento, precedida de la primera parte... Con mucha humildad... y pido disculpas por el retraso en la entrega


    Voyeur Primera Parte​

    Desperté ya entrado el crepúsculo... aletargado, somnoliento.... casi dormido
    Los días han carecido de dinamismo, pero la fatiga es eterna, y, a veces, extrañamente duele en forma física.
    Tanto desastre me pasa la cuenta, he dañado a muchos, siempre sin querer. Claro que eso no importa, el daño producido es el mismo.
    Pero, también he cambiado muchas vidas... y comienzo a cambiar algunas más.

    Por eso y como siempre, soy una contradicción deambulante. Y hoy me apresto a darme un premio por lo bueno que he sido tantas veces. Claro que para eso actuare tan mal como lo he hecho tanta otras veces.

    Me levanto, no enciendo las luces, cierro las cortinas.

    Una ducha fría me despierta, pero no me quita el trance. Permanezco solo conmigo, desnudo, vestido de mi honestidad conmigo mismo. Así me veo entero, como soy. No solo la carne, sino también el espíritu. En realidad creo ver mi aura...

    Me afeito, pero no me seco el pelo. Las gotas de agua fría recorriendo mi espalda me darán la suficiente conciencia de que estoy despierto. Me cepillo profundamente los dientes, uso enjuague bucal, gel after shave, Una delicada ración del perfume que más me gusta. Manos y uñas limpias. Pies perfumados.

    Pongo hielo en un vaso, lo lleno de Pisco. No me gustan los licores extranjeros. También prendo un habano, aunque no fumo. Es todo parte del ritual.

    La cama a medio hacer, no se ve molesta en medio de la pulcritud del resto de la habitación. El humo, desdibujado en la contraluz de los neones azules del edificio del frente, da un aspecto onírico a la situación y al lugar. Es lo que busco. Enciendo los parlantes del PC, y busco un disco que descargue hace poco: JAZZ SEXY. El ambiente es perfecto.

    Una silla de bar me sirve de punto de observación, y un trípode alto con mi cámara digital HD de alto alcance, único lujo que puedo darme, y que me cuesta un esfuerzo para pagar mi perversión.
    Espero. Resuello. Sigo Dormido. Estoy despierto.

    Bajo los neones, dos pisos más abajo, esta mi objetivo. Y puntual como todo en su vida, llega a las 21:00 de ese día. Peinado perfecto, inmaculado, taco alto y traje dos piezas. Falda a la rodilla. Maquillaje sobrio y elegante, dominado por suaves celeste que contrastan, con su pelo negro, acentuado sus ojos café, y por su atrevimiento, corrió el riesgo de la vulgaridad, sin embargo desboca furiosa pero sigilosamente en prestancia, realzando su estampa.

    Su porte, es perfectamente proporcionado a sus formas, que se adivinan generosas bajo el uniforme azul, con botones plateados y prendedores con alas.
    Sobria, elegante, formal y marcial. Como todo en su vida, excepto que yo conozco su intimidad.
    A pesar de 39 años, es una mujer voluptuosa y sensual, de labios carnosos, y mirada coqueta, pero que se desenvuelve secreta tras un par de anteojos marcos al aire. Una dama en su trabajo… otra cosa en su habitación.

    Se sienta muy erguida y con delicadeza come algo ligero. Bebe jugos naturales… ve televisión.
    Me impacienta… espero hace horas, hace días que volviera. Logre averiguar su itinerario… Sabía que vendría hoy… rece por que viniera hoy.

    No puedo esperar más. No puedo controlar mi impaciencia, ya tome dos de Pisco con hielo, y la música solo hace que se muevan los dedos de mi mano izquierda en un seco chasquido que sigue el disco que suena nuevamente. Me bamboleo tan despacio que tardo mucho en darme cuenta que bailo al ritmo del jazz, y que estoy en trance…. como un Sumo Sacerdote que ha consumido alucinógenos, esperando a su diosa… sudo frío, me muerdo los labios, repaso mi cabello hacia atrás repetidamente solo con la mano derecha… esto se está tardando mucho.
    La imagino…. La recuerdo… la deseo… la amo…. La odio…

    De pronto, por fin la señal conocida: se quita los zapatos, al fin se quita los zapatos… ya sé lo que viene… comienzo a extasiarme… se dirige a la ducha.

    Pronto podré fotografiarla… siento espasmos en mi pelvis…. Mi recompensa, mi regalo divino… mi redención para unos minutos que disfrutare en mis fotografías por años… mi anestésico… mi droga…
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    Voyeur Segunda Parte Piso 16
    Se quita los zapatos… y deja caer su falda…quedando a la vista, a mi vista, unas hermosas, y largas piernas de color mate, enfundadas en reglamentarias pantys negras, que ya había visto antes, pero fijas a unos exquisitos portaligas que escondían la ahora desechada falda del uniforme... Una braga de encaje, sensual, pero elegante, de un púrpura profundo cubierta de bordados en hilos de un púrpura mas bien pálido, leves transparencias, sobre un derriere abundante y firme, que ve suave y se huele delicioso a cientos metros… al menos yo lo huelo, y deseo morder y jalar los cordones laterales que sostiene la piezas

    Eso es lo que me enloquece, exuda sexo, pero mantiene su elegancia… inalcanzable como una ninfa.

    Los primeros clicks plasman en la ficha magnética kbs de cada centímetro de piel.
    Espero los siguientes pasos, y mi control ya no es el mismo, porque mi trance ya no es autoinducido, ahora estoy a merced de su ritmo.

    Camina en puntillas, suavecito, casi danzando sobre la mullida alfombra, y se acerca a su laptop. Se lo que sintoniza: “Santiago Blues”… se quita el blazer…
    Camina en puntillas, suavecito… Baja la luz con el Dimmer… Ajusto la Cámara a la nueva luz, y sigo dando clicks. Clic: De puntillas a media luz me da la espalda… Clic: se afloja la corbata Clic: se quita la chaqueta… Clic: Desabotona la blusa… ya baila sensualmente, pero con sus conocimientos de alguna vez niña ballerina. Clic: se sirve un trago, amaretto quizás… comienza el baile final… regulo el zoom, y enciendo la maravilla adicional de mi cámara: Puedo fotografiar y grabar video a la vez…

    Finamente y llena de gracia va quitándose la blusa, descubriendo los hombros en forma rítmica y desesperantemente lenta. Mi respiración se entrecorta un poco. Otro Clic

    Gira bella y graciosa, dejándose la corbata y bajando la blusa por su espalda, hermosa, delicada y fuerte al vez, su maravillosa espalda. Mis genitales se alteran. Me apretujo a mi mismo, y dejo solo una mano para la cámara. Puedo debo afirmarme en la silla para mantenerme mas quieto. Pequeños espasmos en mi cuerpo.

    Al fin, cae sueva la blusa de seda, y puedo ver en su espalda el sostén, tan bello y ardiente como el calzón que le acompaña., portaligas del mismo color, y las pantys negras contrastan con total desfachatez. Trago Saliva esperando que se voltee. Clic

    Mira sobre el hombro hacia la ventana y se voltea con un semiplie, ajustado a la música blues que oye de fondo, y que yo también tengo sintonizada en mi propio PC.

    Danza un poco mas, y por fin lleva sus manos a la espalda… son demasiados días para este momento. Clic. Por fin. Clic.

    Suelta el sostén y comienza a quitarlo con la mano izquierda mientras que con la derecha cubre sus dos senos. Como puede, termina la labor, aun danzando, y como si danzara para alguien, como si fuera la prima ballerina de un ballet erótico y secreto.

    Eleva sus brazos alternadamente, y gira con suavidad para enfrentar el gran ventanal que da justo a mi depto, juntando armoniosamente las manos sobre su cabeza para, por fin, en un gesto delicadísimo revelarme su gran belleza.
    Es parte de lo que hemos esperado mi cámara y yo.

    Por fin libre de ataduras puedo ver sus senos, por fin puedo grabarlos, fotografiarlos, olerlos, imaginarlos, extendiendo mi mano hacia ellos, para palparlos a través del aire.

    Unos senos robustos, con diez años menos que ella, y con la deliciosa curvatura de la carne de mujer, provocada por su propio peso. Tersos. Lozanos. Se despliegan levemente inclinados sobre el abdomen firme y bronceado, y coronados cada uno de ellos, por dos rojizas suaves e insinuantes frutas dulces almibaradas. Pezones deseables, pezones deseosos.

    Junta los brazos bajos ellos, y eleva los dones en ofrenda. Otro clic. Continua con su concerto ballet.

    Tiene el PC programado y cambia, exacto, a un allegro. Lo se, porque en su ausencia pude entrar al departamento. Y enlace con un discreto sitio Web.

    Mimosa, se recuesta sobre el diván, y juguetona sonríe, batiendo su pierna al ritmo de la música. Sonríe constantemente, coquetea a la nada, mira entreojos mientras muerde su dedo índice, húmedo de saliva, y se quita la pantys de luna pierna extendida. Luego, y muy suavemente, aun coqueta como gata, se quita la otra. Bebe su trago mientras ejecuta su hipnótica jugarreta.

    Cambia la música otra vez, y da compases de canto gregoriano. De pie, semidesnuda, se yergue insolentemente bella y bebe un trago largo, y prepara otro.

    Por ultimo, comienza a sonar, en su equipo y en el mío, FORTUNA. Cliché para otras, pero para ella, es la única pieza digna. No pierdo detalle. Inmortalizo su belleza, intocada desde su trágica viudez hace casi 12 años.

    Mitad bruja, Mitad vedette. Medio sacerdotisa, medio puta, sigue con su ahora más vigoroso baile, mientras veo sus senos brillantes balancearse con ella. Toma un de los cordones de la braga y suelta el lado de la lencería, luego el otro, afirmando precariamente la prenda con las manos y se permita disfrutar del roce del tironeo de la pieza. Clic.

    Hasta que lo lanza lejos, y de rodillas, pero muy erguida, con la cara cubierta por el pelo suelto y revuelto afirma una mano en una lámpara y con la otra afirma con furia y éxtasis su propio, desnudo y carente de vellos monte de Venus, auto provocándose un largo y gemido orgasmo. Clic, clic, Clic….

    Clic que se detiene, porque en mi cuarto he acompañado la parte final de su danza, y enfrento yo también a la Pequeña Muerte, que grande ha de ser, si matándonos nos nace, elegía del poeta.

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    Segunda Parte Piso 14
    No puedo apenas mantenerme en pie… ha sido el orgasmo más fuerte que he sentido en años.
    El sudor corre por mi cuerpo y pinta mis senos de brillo, Sudor de sales, que aparentan dulzura.
    Camino hacia la ventana, jadeante aun, y cierro las cortinas. Estoy segura de que entregue todo, y que la anhelada recompensa vendrá pronto.
    Tomo una ducha, y aun extasiada por lo que recién sucedió, término de seducirme a mi misma en la ducha.
    El placer es reconfortante, aun cuando hace casi 12 años que no conozco hombre.

    Bajo el agua caliente recorro el jabón por mi cuerpo, especialmente mis piernas y mis nalgas y me siento como no me sentía hace tiempo: Viva… estoy viva.

    Salgo de la ducha cubierta de bata, para preparar unos bocadillos que me reconfortan del cansancio.

    Miro mi PC… la cámara esta enlazada… él, mi público ha estado aquí. Ha sido testigo de todo. Me provoca una rabia insoportable, pero me excita. Ha grabado todo. Pronto mi piel circulara en la Web, y me lleno de vergüenza, pero me complace.


    Segunda Parte La Calle, Vereda Norte
    La mañana siguiente la veo a menos de 20 metros… se lo riesgoso que es, pero me acerco por detrás para que no me vea, y poder disfrutar de su perfume. No el Channel. El de su piel. No puedo contenerme. La he seguido muchas veces, durante años, pero debo correr el riesgo. Necesito olerla. Aprovecho que esta distraída comprando y bebiendo café, y paso desapercibido....

    Dios!!! Se voltea. Me descubrió.

    -Fernando?! Eres Tú?! Grita sorprendida, haciendo después una pausa-

    Salta a mis brazos. Me ha reconocido inmediatamente, después de 12 años.
    Si supiera lo que haré con sus fotos… el salto habría sido para provocarme la muerte

    Segunda Parte La Calle, Vereda Sur
    Me expongo, tratando de tentar a mi admirador. Necesito saber quien es.
    Compro frutas y tomo un café. Se que ha estado en el edificio del frente. Podría apostar en que departamento. Lo siento cerca. Demasiado cerca. Siento su resuello en mi cuello. Volteo para sorprenderlo.

    -Fernando?! Eres Tú?! Grite sorprendida, haciendo después una pausa.

    Salte a sus brazos disimulando. No puedo creer que seas tú. Dios!!!