Un cura, dudoso de su sacristán debido a la disminución de las ofrendas del día domingo, piensa preguntarle directamente si ha estado robando la limosna. Para no incomodar al muchacho, decide llamarlo al confesionario para poder hacerle un pequeño e inocente "interrogatorio" y darle así la oportunidad de confesar el robo. El relato dentro del confesionario es el siguiente: - Luis.. - ¿Sí padre? - ¿Sabes tú por qué han bajado las ofrendas de los domingos en la recolección que tú realizas? - ¿Qué padre?... no lo escucho... Con tono más elevado de voz el cura vuelve a preguntar...: - Si sabes por qué falta dinero de las ofrendas de los domingos.... El sacristán insiste... - ¿Sabe padre? N![sio escucho nada....hable más fuerte, por favor... Con voz más fuerte aún, el cura vuelve a preguntar... - Mira cabro de mierda, ¿sabís vos por qué falta plata los domingos? - Padre, ¿sabe qué? ¡No oigo nada! ...¡Hábleme más fuerte por favor! Ya desesperado y gritando dentro de la iglesia vacía: - ME ESTAI CAGANDO CON LA OFRENDA ¿SÍ O NO?... El niño se asoma por la puerta del confesionario y mira al cura y le dice: - Padre, no lo oigo... El cura responde: - A ver, entra tú aquí y dime algo, yo voy por el otro lado... Cambian de lugar y el cura le indica... - Ya Luis dime algo... Y el niño le dice: - Padre, ¿es cierto que se está comiendo a la hermana Carmen? A lo que el cura contesta .... - Tenis razón Luchito no se escucha ninguna weá...!!