Reencuentro con mi ex compañera masoterapeuta

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Palomoo, 24 May 2021.

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  1. Palomoo

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    Aqui, después de varios meses sin escribir, lo vuelvo a hacer, con esta historia que es con Consuelo, con quien ya conté una experiencia que tuve hace ya unos años y que en esta semana se volvio a repetir.

    Para poner en contexto, a ella la conocí siendo adolescente, ya que fuimos compañeros en la media en el liceo. En ese momento no me atraía en lo mas mínimo, ya que era como la tipica compañera de curso maseteada (alta y gorda) y tosca. De ese entonces pasaron cerca de 15 años sin saber de ella, hasta que un dia (hace ya unos 4 años) me agrega al facebook y a las semanas nos juntamos y me hace unos masajes (ya que habia estudiando masoterapeuta) y con suerte me hace una paja. Después nos volvimos a ver y allí ya tuvimos un round y mantuvimos una frecuencia de vernos 1 vez al mes por unos meses, hasta que se casó y dejó el tema de los masajes y nos dejamos de ver.

    Durante ese tiempo, la mayor comunicación con ella era por whatsapp y que consistía en "Hola, que tal.. Como estas? y seria" (no me nacia hablarle, por lo cual ella me escribia) y así pasaba el tiempo con conversaciones esporádicas y superficiales.

    Físicamente es bastante llamativa, es dueña de unas tetas bastante grandes (120 al ojo) con un culo hecho a mano, alta y con facciones muy lindas... Nada que ver con el ropero de 2 cuerpos que era en su época académica. Además se cuida bastante, hace mucho ejercicios (tiene un mini gimnasio en su casa) en resumen una madurita de 37 años bastante potable.

    Volviendo a la historia como tal, hace un par de semanas me habla y allí el tipico "Hola, que tal", se convirtio en una larga conversación y alli me entero que estaba soltera, que su matrimonio solo duró un par de años y que se habia vuelto a vivir con sus padres. Esta vez las conversaciones fueron extensas y quedamos en juntarnos uno de estos dias (a hacerme masajes, ya que el Home Office me esta siendo muy estresante) y a diferencia de como era hasta ahora, ahora hablabamos a diario y me daba cuenta que comenzó a haber confianza y en mi surgio la ansierdad de verla pronto. Entre dimes y diretes, acordamos en vernos el miercoles de la semana pasada (o en su momento fue decir el proximo miercoles)

    Y llegó el miercoles... alli sabia que podria pasar algo más que un simple masaje, asi que me puse un buen perfume, llevé unos condones y me dirigí a la casa de sus padres, en donde llegué a eso de las 2 de la tarde y al llegar me dice:

    - Estaciona tu auto dentro de la casa no más... (me pasó la llave de su porton) y cuando lo entres, pasa al living, ya que estoy mandando unos mails y respondiendo unos dms de Instagram (de una tienda que tiene ella)

    Entré mi auto, cerré el portón y me senté en el sofá, alli me abraza, me da un beso en la mejilla, nos sonreimos y me dice:

    - Te sirvo algo.. jugo, bebida, agua o cerveza?... dame unos 5 minutos y soy tuya..jijjijiji

    - Dame jugo no más- le respondi.

    No se demoró ni un minuto y me trajo un vaso de jugo

    Me senté en un sillón que había en el living, desde mi posición podía verla, estaba embobado de lo que veia… Estaba vestida con unos pantalones de tela celestes y llevaba un delantal escotado que dejaba entrever unos buenos pechos. Llevaba su cabello liso y tomado, lo que le daba un aspecto de un rostro más alargado. Estaba bastante maquillada y tenia sus labios pintados. Trataba de ver si llevaba sostén, pero parecía que no llevaba (no se marcaba nada de encaje en el delgado delantal que tenia puesto) y solo tenia una polera bajo su bata de masajes. Yo estaba comenzando a excitarme, cosa que no era buena antes de empezar la sesión de masajes.

    La espera duró unos minutos. Cerró su notebook y se acercó a mi.

    - ¿Pasamos?- me dice en un tono muy serio

    Me limite a asentir con la cabeza y la seguí por un pasillo, y observé el vaivén de sus nalgas y me percaté que llevaba una tanga pequeña (o colaless), la visión de ese momento era demasiado excitante como para que mi pene no comenzara a hincharse levemente. Llegamos a la habitación de masajes (en donde unos años atrás habíamos follado), me dio una toalla y unas zapatillas de goma y me dice:

    - Asi es… ahora este cuarto tiene una ducha, aquí es en donde trabajo de masajista, además tengo una tienda en Instagram en donde vendo cositas de China y artesanías que hago... de algo hay que vivir..jijijiji. Pero por mientras, puedes ducharte aquí, tómate tu tiempo, no espero a nadie en este día, mis padres están de viaje y no llegan hasta en un par de días. Asi que cuando termines de ducharte, me das un grito, te tumbas desnudo boca abajo en la camilla y te colocas la toalla en la altura de la cintura. Yo voy a prepararme y ahora vengo.

    Asentí y cuando cerró la puerta comencé a desnudarme y meterme en la ducha que había en la misma habitación. No pude más que comenzar a jugar con mi pene, yo estaba demasiado caliente y no quería ruborizarme ante ella, así que comencé a masturbarme en la ducha, pero no eyaculé. De eso, me sequé y me tumbe en la camilla como ella me había dicho, tapando mi trasero con una toalla que habia usado para secarme.

    Al rato, entró en la habitación, bajó la luz, y comenzó a sonar una música relajante.

    - Esta toalla está húmeda– Me dijo, pasó mi mano bajo mi cintura y teniéndome desnudo, me da una palmada en mi cola y me pone otra toalla seca y me sigue diciendo

    - Ahora quiero que te relajes lo mejor que puedas.

    Asentí con la cabeza metida en el agujero de la camilla y Consuelo comenzó a palpar mi espalda en busca de contracturas. Acto seguido un chorro de líquido caliente y viscoso que resbaló en mi espalda y noté que sus manos comenzarón a ejercer presión en diferentes puntos de mis lumbares.

    Estaba relajándome bastante, dejé mis brazos colgando a los lados de la camilla, ella seguía con el masaje, lento, preciso, delicioso.

    Se acercó hasta mi cabeza, y entonces ocurrió algo que me hizo despertar de mi letargo, al pasar por mi lado, sus muslos rozaron con el reverso de mi mano, allí me dí cuenta de que no llevaba los pantalones, pude sentir la suavidad de las medias y la robustez de su pierna. Fue algo casual, quizás nada premeditado (por mi parte), pero eso aún hizo que me excitara más. No podía dejar de imaginar que tipo de atuendo llevaba ahora.

    Sus manos empezaron a pasearse por mi cuello, abrí los ojos y por el agujero en el que tenía metida la cara, pude observar con detenimiento sus pies, estaba descalza, y llevaba una media brillante. Trataba de mirar un poco mas arriba y veía que llevaba un calzón pequeño rojo. No alcanzaba ver mas arriba de su ombligo. Me ponía caliente imaginar si ella estaba en topless o si llevaba sostenes, pero mi pene comenzaba a hincharse peligrosamente.

    - ¿Vamos bien? - Me preguntó.

    - Muy bien

    Pasó por el otro lado de la camilla hacia mis piernas, y nuevamente mi mano rozó su muslo, esta vez fue más lento, como si hubiera hecho una pequeña parada antes de seguir su camino.

    Sujetó con firmeza mi tobillo y lo subió hacia arriba, Mi pie estaba rozando su pecho y allí comprobé que llevaba sostén. Estaba convencido que desde su posición podía ver mi pene asomarse medio erecto entre mis piernas, ya que se había desplazado hacia atrás y me daba apuro recolocármela.

    Repitió el ejercicio con el otro pie, y de nuevo la misma situación, sólo que esta vez mi pene estaba bastante más hinchado. Ella respiraba pausadamente, expirando a cada esfuerzo que hacía. Comenzó a subir sus manos por mis muslos lentamente, llegando poco a poco a la parte inferior de mis nalgas, subió levemente hacía arriba la toalla y allí trazó círculos con sus puños y no pudo evitar que alguno de sus dedos golpeara “accidentalmente” con la dureza de mi pene, que ahora si, debía asomar bastante entre mis piernas. Realizó estos movimientos varias veces, incluso alguna de ellas un dedo travieso se había internado entre mis nalgas furtivamente, estaba claro que sabía lo que estaba haciendo.

    - Date la vuelta – me dice de pronto.

    Obedecí con la precaución de que la toalla no enseñara más de lo que debía. Consuelo volvió a situarse en mi cabeza, no sin antes realizar el ritual de frotar su pierna contra mi mano, está vez fui yo quien alargó el momento, dejando resbalar un poco mis dedos por su media. Noté sus dedos en mis sienes, abrí los ojos y tardaron unos segundos a acostumbrarse a la escasa luz de la estancia. Consuelo me observaba con una pequeña sonrisa. No llevaba la bata, sino una hermoso sostén rojo con encajes y que apretaba sus tetas, mostrándolas como 2 globos. Notaba que sus pezones estaban erectos denotaban que ella tal vez estuviera caliente como yo, mi pene daba algún respingo debido a la erección y sinceramente, ya no me daba vergüenza, lo había provocado ella.

    Se reincorporó hacia delante para llegar hasta mi abdomen, sus preciosas tetas se pasearon alegremente rozando mi cara, su pelvis golpeaba contra mi cabeza, coloqué mis brazos hacia atrás y sus piernas quedaron encajadas entre ellos. Consuelo subía y bajaba en un suave vaivén, cada vez me retiraba un poco más la toalla, tanto asi que mi pene estaba a punto de descubrirse en todo su esplendor.

    Mis manos dejaron de estar inertes para acariciar dulcemente la parte trasera de sus muslos, Consuelo, no decía nada. Subí lentamente y mis dedos llegaron hasta el borde de su tanguita y comencé a empujar esta prenda para abajo, ella se aparta un poco y se la quita y al incorporarse, sus manos resbalaron sutilmente debajo de la toalla, masajeando mis caderas, mientras me daba continuos golpecitos a mi tieso pene.

    No hablábamos, sólo nuestro respirar agitado de vez en cuando resonaban por encima de la música. Decidí que si ella podía tocar mis partes (ya estaba prácticamente masturbándome), yo también podía hacerlo con las suyas. Lo que había comenzado con movimientos esporádicos, ahora ya era un sobeteo en toda regla de sus piernas y su culo. Interné uno de mis dedos entre ss piernas y llegué a su concha desnuda, mojada, caliente, rasurada y con olor a mujer deseosa de sexo. Ella gimió y con un movimiento seco desplazó la toalla dejando mi pene desnudo ante su vista. Mi dedo enseguida encontró su clitoris y comencé a acariciarlo en círculos. Ella comenzó a masajear mi pene muy lentamente y en un movimiento rápido, se subió a horcajadas sobre mi cara, cosa que aprovechó para comerse literalmente mi pene y yo hice lo mismo con su concha y comenzamos un sesenta y nueve increíble, sus piernas contenían mis brazos mientras sus caderas luchaban contra mis labios buscando la posición más placentera. Succionaba cada vez más fuerte mi pene y yo hacía lo mismo con su clítoris, jugaba con él, lo chupaba, lo lamía despacio y luego aceleraba trazando círculos con mi lengua.

    Estuvimos un par de minutos así, hasta que Consuelo con otro movimiento rápido dio un respingo y se situó sobre mi pene y se la incrustó de un golpe en su interior. Yo exclamé de placer y muy caliente. Sentia su suave humedad y luego cambia de posición, en donde con otro agil movimiento se coloca de espaldas a mí, como si le diera vergüenza lo que estaba sucediendo, yo acariciando las plantas de sus pies mientras veía su precioso trasero saltar sobre mi. Colocó sus pequeños pies en mi boca, y comencé a lamerlos, saboreando cada recoveco de sus plantas, de sus dedos, de su talón. Al cabo de unos minutos, y ya con los dos desbocados al placer, la hice levantarse, me levanté yo también de la camilla, la coloqué de cara a la camilla, y sujetando sus muñecas sobre las sabanas, la penetré por atrás. Ahora era yo quien mandaba en las embestidas, ella gemía.

    Yo no quería correrme todavía, saqué mi pene y me arrodillé tras ella para volver a jugar con su concha y ella me decía algo bajito, ininteligible para mi, que no podía parar de lamer ese jugoso manjar, al cabo de poco tuvo un primer orgasmo y su cuerpo se irguió con mi lengua entrando en su vagina y mis dedos acariciando su clítoris, volví a colocarme en posición y la penetré de nuevo, ella movía su culo para que mi verga llegara más lejos en su interior. Sudábamos, mi respiración entrecortada en su oído y seguíamos entregándonos al placer.

    - Gabriel, hazme todo lo que quieras… - Me dijo.

    - Ya lo estoy haciendo

    - Estoy muy caliente

    Dicho eso, mis embestidas eran más y más fuertes y en eso Consuelo abrió sus nalgas con sus manos apareciendo ante mi su ano, chiquitito, arrugadito, moreno. Inmediatamente lo entendí, y comencé a masajearlo con un dedo mientras seguía bombeando su concha. Ella continuaba gimiendo.

    - Eso, eso, si, siiii

    Le pedí que me pasara el liquido de encima de la camilla. Le heché un buen chorretón entre las nalgas e introduje un dedo en su ano que dilataba muy bien, al poco introduje otro, estaba bastante apretado.

    - Basta de dedos – me dijo.

    Saqué mi pene de su cueva y apunté a su culo. Comencé a empujar firme pero tranquilo, su primer anillo se abría como una flor, mi glande es bastante ancho y eso dificultaba la tarea. Ella gemía, podría ser de dolor ahora, el segundo anillo del esfínter se resistía, empuje un poco más, y un poco más y como si hubiera una ventosa, mi pene entró en su culo y Consuelo gritó, estuve tentado de salir, pero no lo hice, me quedé quieto unos segundos, y gracias al líquido de masaes comencé a resbalar en su interior. Una sensación espectacular, su culo apretado, masajeaba todo mi tronco. Ella se acariciaba la concha mientras mis embestidas iban a más.

    Yo no iba a aguantar mucho. Me volví loco con sus gritos y bombeé con fiereza, iba a descargar allí dentro. Ella gritaba y gritaba a cada embestida, pero nada hacía pensar que quería que saliera. Mis huevos golpeaban una y otra vez contra su clítoris. Subí su pierna derecha a la camilla y la sujete fuerte por el tobillo, ella desplazó su cabeza hacia atrás y nuestras lenguas lucharon en una batalla encarnizada. Todo mi pene estaba dentro y Consuelo estaba a punto de otro orgasmo, así me lo hizo saber mientras mis dedos estimulaban ferozmente toda su vulva y clítoris.

    - Vamos Gabriel, correte dentro, córrete dentro

    - No puedo más… Voy a explotar… - Le dije.

    Ella gimió y se corrió con un buen espasmo. Noté contracciones en mi pene. Había bajado un poco el ritmo para aguantar un poco más. Golpeé sus nalgas con fuertes palmadas, parecía que le gustaba. Entonces decidí hacer realidad uno de mis sueños con ella, asi que la sujeté con firmeza y la volteé sentándola en la camilla. Introduje de nuevo fuertemente mi pene en su culo, hasta el final, Consuelo me miraba lascivamente, sus tetazas saltaban a cada embestida, me iba a correr. Bombeé con más fiereza y finalmente no pude más y tuve un gran orgasmo.

    Grité y descargué toda mi leche en su interior. Ella me decía cosas pero no alcanzaba a comprenderlas. Mi cuerpo se tensó durante unos segundos y caí rendido sobre ella. Mi pene poco a poco salió de su culo, nos besamos, locamente al principio y delicadamente después. Mientras lo hacíamos acariciaba todo su cuerpo.

    - Me encanta jugar con tu culito.- le dije entre susurros.

    - Luego tendré ganas de jugar más, te lo advierto

    Nos levantamos y fuimos hacia la ducha y allí vi como mi leche salía lentamente por su agujerito, resbalando por los muslos. Y cayendo al piso junto con el agua.
     
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  2. criss10

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    Excelente relato!!! Genial sesión de masaje....lo que uno espera nada mas jajajajaja
     
  3. bauza

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    Excelente relato muy bueno como siempre, muy buenos detalles y muy excitante, esperemos no se pierda y siga escribiendo compañero
     
  4. lord_nikon

    lord_nikon Usuario Casual nvl. 2
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    como siempre, excelente relato!! muy buen nivel de detalles, muy bueno.

    oiga cumpa y cual es el IG de la amiga? para encargarle algo digo yo :p
     
  5. jotaeme

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    uuffff...con masajes asi....quien no.....(envidia sana....)