Jean-Joseph Renucci recrea escenas en que objetos y situaciones cotidianas la flama de una estufa, un par de líneas de cocaína, el doble cañón de una escopeta se convierten en el mundo de pequeñas personas que con sus acciones simulan poner en marcha nuestra realidad Sorprende y al mismo tiempo parece totalmente lógico (según esa lógica desaforada que se impone cuando admitimos participar en el juego del fantaseo) que, por ejemplo, sean leñadores los que afilen la punta de un lápiz, o pescadores quienes intenten abrir una lata de sardinas, excursionistas que exploran un mapa que es también su territorio, una mucama que aspira con aspiradora unas líneas de cocaína, etc. Al final, las fotografías parecen testimonios falsos de un mundo posible, avalados por esa certeza que somos capaces de generar cuando creemos que sobre esta realidad supuestamente absoluta e indivisa, pueden caber muchas otras visibles solo a los ojos de la imaginación y la fabulación artística. saludos cabros