Dicen que por las calles se le veia pasar, vestido de azabache y con sus cabellos teñidos de nieve por tanto tiempo frío que tuvo que enfrentar. Dicen incluso que su mirada perdida besaba sollozante el universo de sus sueños y dejaba entrever lo que durante años fue un anhelo de felicidad. El que simplemente recorrió todo lo que su cuerpo le permitía y miró todo lo que sus ojos quisieron grabar en la memoria, hoy no es más que un vagabundo errante en busca de consuelo por llenar ese espacio que por cobarde no pudo. Dicen que por las calles se le ve pasar buscando a aquella que un día quiso arriesgarse a atravesar un sendero lleno de cuchillas que llovían desde la boca de dragones y estuvo dispuesta a vivir en la sombra con tal de atreverse a amar, pero que El envió lejos para protegerla del peligro, sacrificando quizás lo que en ese momento fue su última opción para salvarse. Dicen que por las calles se le verá pasar siempre con la mirada perdida, mirando nada pero obsevando todo, escuchando al viento y buscando respuestas, mirando al cielo y tratando de descifrar entre nubes y estrellas cuand será el día que le toque partir y pueda dejar impresa su historia en la hojas del otoño que a pesar que mueren, vuelven a vivir cada año para recordar simpre la misma historia