En 1974, el folclorista viajaba con Marcelo (el de Cachureos) y Gloria Benavides cuando se les acercó una figura luminosa. No sabe si era un extraterrestre, pero luego el ser de luz se le apareció en sueños durante años, y le hizo escribir un libro de cientos de páginas que ahora comparte en el Centro Integral de Estudios Metafísicos. Reporteado por: Lissette Fossa Humberto Baeza se sienta frente a su escritorio, en una habitación que llama la isla, donde el olor a incienso está a segundos de provocar un dolor de cabeza. La pieza está repleta de libros. A unos pasos de su silla hay una mesita redonda, donde yacen más de veinte mazos de tarot, runas y una vela prendida. Siento que en cualquier momento Baeza echará las cartas para leerme el futuro. Pero no. Tito Fernández, el Temucano, aclara que no es adivino: Soy más bien un esoterista, por decirlo de alguna manera. El cantor mira fijamente cuando habla de esoterismo y del Centro Integral de Estudios Metafísicos (CIEM), el grupo que fundó y que se reúne todos los miércoles en calle Phillips para conversar de metafísica. Las charlas las lidera el mismo Tito: ahí cuenta lo que le dijo un ser extraño hace más de tres décadas. Algo no identificado Entonces, hace 34 años, en medio de una carretera en el norte de Chile el Temucano tuvo un encuentro con OVNIS. Unas luces siguieron el auto donde viajaba junto a Gloria Benavides y Marcelo, varios años antes de que animara Cachureos. El encuentro terminó cuando una figura luminosa se acercó a Tito. Luego, desapareció, y Tito cambió. ¿Hubo contacto con estos seres? No sé si eran seres. Pero tú cuentas que había algo Había una cosa, pero no sabemos si era un ser. Era una cosa luminosa. Pudo haber sido un holograma. Los entendidos dicen que estos tripulantes no pueden bajar a esta atmósfera. Tendrían que bajar con equipos especiales; entonces, ponen hologramas. Lo que nosotros vimos fue una cosa de luz no más. Con forma, no sé, de un humano con túnica, pero sólo los contornos. Hay cosas que no tienen explicación y que te producen un trauma. »¿Qué me pasó a mí? Quedé impedido de decir, hasta el día de hoy, que puede ser el último que viva, no, eso no puede ser». Bajo llave, Tito guarda un gran libro con símbolos mapuches tallados en la cubierta de madera. Lo muestra, pero rápidamente lo devuelve a su lugar. Ese es el libro que, según dice, le dictó el ser de luz en sueños. Se me aparecía a los pies de la cama y me decía cosas que yo tenía que escribir. Yo me venía a la pieza después de que él desaparecía, ¡y me acordaba de todo lo que había dicho! Lo anotaba en un libro que terminó llamándose El libro de las tapas de madera. Presintiendo la incredulidad, agrega: Vino harto tiempo; tú viste el tamaño del libro. Hasta que un día no vino más. ¿Se fue? Sí. Afortunadamente, porque me tenía hinchado de tener que levantarme a esa hora. ¿Se puede saber qué cosas te decía? No me decía nada novedoso. Pero en ese tiempo era novedoso para mí y para mucha gente. Me decía, por ejemplo, que uno es dos personas, que tiene dos mundos: uno externo y otro interno. Y el mundo real es el interno; el mundo externo es irreal, no es verdad, es una ilusión. ¿Y cómo hablaban? No sé, era como telepático dice riendo. Al comienzo me daba susto. Pero después le preguntaba cosas. ¿Cualquier cosa? Sí. Y me contestaba todo. ¿Nunca le preguntaste de dónde venía? Sí. Incluso le pregunté: ¿De qué planeta venís tú? Y me dijo: No, no, no. No me preguntes ni de qué planeta ni de qué país. La pregunta correcta sería, pero no te la voy a contestar porque no me preguntaste bien, ¿de qué dimensión vienes tú? ¿De qué dimensión vienes?, pregunté entonces. Y se rió mucho, y desapareció. No me creai nada Tito comenzó a contar en el CIEM lo que había escrito en el libro de madera. Ya lleva veinte años dictando charlas y consejos, pero aclara que no pretende ser un maestro ni sanar gente. Una señora me dijo que tú eras casi como un iluminado... Sí. Y dicen que yo sano gente y todas esas cosas. ¿Y sanas gente? No lo sé. Lo he visto, pero no he sido yo: se sanan solos. Ahora es complicado para mí. Cuando canto ponen gente enferma adelante, se meten al camarín pidiendo que los toque. Es parte de todo esto que se gesta, porque la vida me sucede así. ¿Qué voy a hacer yo? Pero si yo he visto cosas, y así va creciendo el mito. Es todo un cuento. Y remata: No me creai nada de lo que te estoy diciendo, por favor. Es un cuento, no me creai nada. Después tú lo vas a ver. Centro de estudios metafísicos: Sólo para hablar CIEM es la sigla del Centro Integral de Estudios Metafísicos, el grupo que formó el Temucano hace más de veinte años. Lo compone un número limitado de personas y sólo cada cierto tiempo reciben gente nueva en sus charlas. No es una secta ni tampoco una religión; sólo se juntan a conversar sobre esoterismo, tarot, astrología y autoayuda. Baeza inició este grupo para hablar sobre lo que escribió por años en el Libro de tapas de madera y en las otras obras que ha publicado (como El mensaje de Sirio y El mensaje terrestre), que son el material de estudio para los iniciados en el CIEM. Si quieres averiguar más sobre lo que está más allá de lo físico, como lo define Tito Fernández, puedes enviar un email a ciem7@ yahoo.com y ellos te contactarán. DICEN QUE ESTE VIEJO QUEDO RAYANDO LA PAPA DESPUES DE LO QUE LE PASO