El ancestral secreto del valle del Mapocho en una piedra ceremonial

Tema en 'Mundo oculto, Misterios y Conspiraciones.' iniciado por DE TRANS, 14 Feb 2014.

  1. DE TRANS

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    El ancestral secreto del valle del Mapocho en una piedra ceremonial

    Enviado por Criss Salazar


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    La extraña piedra ceremonial, en el Museo Vicuña Mackenna.
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    Coordenadas: 33°26'28.44"S 70°38'1.75"W


    A pesar de guardar un secreto que podría ser esencial para el trazado más antiguo de la historia del valle del Mapocho y la ciudad de Santiago que ha crecido encima, esta pieza lítica es una de las reliquias arqueológicas más desconocidas y menos comentadas de todas las que existen en Chile, aun cuando se encuentre perfectamente a la vista e incluso al alcance de las manos de los visitantes del Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna, allí en su entrada alrededor de la fuente de mármol, en el 94 de avenida Vicuña Mackenna.

    Para un ojo fugaz y poco detallista, podría parecer sólo una pieza más de las muchas piedras tacitas que existen en territorio chileno. Sin embargo, en la misma muralla donde está incrustada la enorme roca, hay otra que es, efectivamente, de tacitas y con tres concavidades, sospechosamente parecidas por material y tipo de factura a las que existen también en el Museo Nacional de Historia Natural, por lo que salta a la vista en una comparación que la roca misteriosa de nuestra atención tiene notorias diferencias con lo que sería una tacita corriente.


    Ambas piedras están en el muro de roca canteada sobre la habitación que alguna vez fuera el despacho personal de don Benjamín Vicuña Mackenna, donde tenía su archivo y biblioteca particular. Este pabellón, a su vez, era parte de la residencia que el ex Intendente de Santiago tenía en este terreno, constituyendo lo último que queda de la quinta y por eso fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1992. Como se sabe, en esta misma residencia vivió también el ex Presidente de la Argentina Bartolomé Mitre en 1883, durante su última visita a nuestro país, el mismo donde había pasado antes sus días como exiliado de la dictadura de Rosas.


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    Acceso del Museo Vicuña Mackenna, donde se encuentra el muro rojizo con las piedras incrustadas.

    Es difícil interpretar los grabados de la piedra ceremonial del muro. La teoría más plausible dice que podría interpretar una suerte de "maqueta" del valle alrededor del río Mapocho, y las hendiduras geométricas serían campos de cultivos atravesados por desviaciones o canales del mismo, hechos en tiempos perdidos de la oscuridad de la historia de esta región. Viene a ser, por lo tanto, un intento de establecer una relación mágica y religiosa entre el cultivo en el valle y la importancia de las aguas de riego. Si las tacitas ubicadas a su lado acaso formaban parte del mismo escenario en que fuera encontrada la roca, quizás vienen a demostrar el carácter ritualista que algunos estudiosos le adjudican también a estas piezas.


    No está claro cómo fue que ambas rocas cuidadosamente talladas por expertos canteros precolombinos, llegaron a ese muro. Sí se sabe que la residencia de Vicuña Mackenna fue hecha entre 1871 y 1874, por el ingeniero y cantero experto Andrés Staimbuck, con piedras que iba retirando del Cerro Santa Lucía casi desde el mismo tiempo que allá comenzaron a realizarse los trabajos de construcción del paseo. Puede suponerse, por consiguiente, que las dos piezas líticas también fueron encontradas en el cerro, de la misma manera que otra roca intervenida por manos humanas y que se encuentra junto a la piedra inaugural del Puente de Cal y Canto colocadas por la entrada Poniente del mismo cerro, aunque en su caso se trata de un material rocoso diferente, más claro y granuloso. Para el caso de las que fueron colocadas en la casa del Intendente, ambas son basálticas, oscuras, muy sólidas y pulidas.

    El arqueólogo Luis Cornejo es uno de los que cree en la alta posibilidad de que la piedra ritual haya estado originalmente en alguna parte del Cerro Santa Lucía, según comenta en un artículo que forma parte del trabajo "Mapocho, torrente urbano". De paso, parece ser uno de los pocos autores que he encontrado, refiriéndose a la pieza en cuestión. Agrega el mismo que la presencia de la piedra en el antiguo Huelén puede ser evidencia de que los incas habían constituido en él una huaka para rituales kapacocha, de sacrificios humanos. La piedra probablemente buscaba alguna relación ceremonial con la productividad agrícola.

    Sorprendentemente, piedras como ésta se han encontrado sólo en huakas ubicadas en importantísimos centros políticos y ceremoniales del Tawantinsuyu, como el Cuzco, Apurimac, Ingapirca (Ecuador) y Samaipaca (Bolivia). También he oído la opinión de quienes suponen que la pieza es muy anterior a la pasada de las huestes incásicas por estas tierras. ¿Qué clase de valor ritual pudo tener el valle del Mapocho para la civilización que hizo la piedra, entonces? ¿Por qué y para qué la tallaron? La respuesta está oculta en la misma piedra, precisamente, que por ahora sólo podemos interpretar con legítimas incertidumbres.

    Cabe recordar que, junto al lecho del río Mapocho, los conquistadores también encontraron una serie de tambos o murallones ancestrales más o menos por el sector donde ahora está el Parque Los Reyes. El viejo camino de La Cañadilla (actual independencia) conectado al Camino del Inca, el pukará del cerro Chena, las piedras tacitas del Cerro Blanco y el cementerio descubierto en las puertas de la Quinta Normal hace pocos años, también hablan de las antiguas presencias humanas que tuvo el valle del Mapocho y que lo estimaron como un lugar de privilegio para ritos y ceremonias según se puede desprenderse de la piedra misteriosa y de otros hallazgos de enorme interés científico, como la momia del Cerro Plomo y los complejos arqueológicos del Cerro Peladeros en el Cajón del Maipo, por ejemplo. También es sabido que el peñón del Huelén era considerado un bastión de gran importancia para los indígenas locales ya en los tiempos de la llegada de don Pedro de Valdivia, quien corrió de allí a los habitantes del cerro, al clan del cacique Huelén-Huara, e hizo instalarle una ermita dedicada a Santa Lucía.

    Cuando se instaló el Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna en lo que quedaba de la casa del intelectual y los terrenos de su quinta, en 1957, ambas piedras se mantuvieron en su sitio. Se construyó la pileta con la antigua fuente de aguas que antes estuvo en el cerro, al igual que algunos jarrones decorativos de mármol y otras instalaciones decorativas e históricas. Las dos rocas forman parte del conjunto y se ven desde afuera del recinto inclusive, aunque pocos pueden sospechar el inmenso valor de ambas piezas y particularmente el misterio que encierra ese extraño diagrama o esquema del valle de Mapocho, hecho quizás por las manos del inca y conteniendo el secreto místico o ritual que tuvo este territorio donde arribara el español, después, para fundar la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo.

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    La piedra tacita que acompaña a la roca ritual, en el mismo muro del pabellón que perteneció a la residencia de Vicuña Mackenna.
     
    #1 DE TRANS, 14 Feb 2014
    Última edición por un moderador: 23 Ago 2018
  2. The Sandman

    The Sandman Moderador Ad Hoc
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    Excelente tema viejo amigo, edite el tamaño de la letra y agregue las fotos que se habían borrado