El Canterano (Parte 4)

Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 22 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

Después de esa noche con Juan, me levanté para vestirme y salir sin ser descubierta. Juan me dijo que iba a buscar la forma de distraer a los dueños de la pensión si es que estaban rondando por ahí. Una vez vestida, Juan revisó por la puerta si había alguien por ahí, pero nadie, ni siquiera un solo ruido.
Empezamos a salir de a poco y cuando estaba a punto de llegar a la puerta, adivinen... naaa bromita, no pasó nada jajja, salí sin ser descubierta y me fui derechito a mi depa para prepararme almuercito rico.
Más tarde recibí un mensaje de Juan, diciéndome que había estado muy rico lo de anoche y que esperaba poder repetirlo. Aunque claro, en su cama era imposible porque rechinaba un montón, la otra opción que me daba era dejar el colchón en el suelo y hacerlo ahí...Ya me había ido de su pensión y ya quería otra ronda jaja.
Durante la tarde me dediqué a estudiar y a transcribir mis cuadernos porque tenía responsabilidades con la u también jajaa. Por suerte pude estudiar lo suficiente como para volver esa misma noche donde Juan, esta vez ya no íbamos a ver películas como excusa, sino que aprovechamos de que ya era tarde como para que los dueños de la pensión estuvieran durmiendo.
Entré a la pieza de Juan y como era su propuesta, el colchón estaba en el suelo jajaja, se las ingenió para que hubiera espacio suficiente y estuviéramos cómodos ahí. ¿Para qué les voy a venir con cosas? Yo igual estaba con muchas ganas y este niño, como eran sus primeras veces, obviamente quería puro tener sexo todas las veces que se pudieran.
Cuando apenas cerró la puerta, me abrazó para besarme y ahí me dejé llevar un ratito. Nos estuvimos acariciando un buen rato y él me apretaba el trasero con las manos. Luego me dio vuelta contra el muro y quería frotarse conmigo mientras me besaba el cuello, de verdad que estaba muy exaltado y apenas estábamos empezando.
Yo le tiraba el potito para atrás, con tal de que se sintiera como si estuviéramos haciéndolo en serio. Eso lo motivó mucho más, tanto así que quería bajarme los pantalones. Dejé que lo hiciera y de pronto sentí que ya quería metérmelo, así de la nada jaja.
Lo detuve y le dije que fuéramos de a poquito, que lo disfrutáramos. Él se disculpó jaja, así que lo siguiente que hice fue dejarlo acostado en la cama, le quité los pantalones y me agaché para chuparle el pene. Empecé a juguetear un ratito con él, dándole besos, lamiéndolo y masturbándolo durante unos minutos. La idea era disfrutar la escena y mi plan era que ambos disfrutáramos de la mejor manera.
Una vez que fui metiendo su pene dentro de mi boca, fui chupándolo de a poquito mientras oía los gemidos de Juan. De pronto sentí que tomó mi cabeza con las manos y trataba de presionarme más contra él, así que le dije que no hiciera eso y lo disfrutara con calma, no era necesario forzarlo todo.
Le pregunté si estaba dispuesto a probar una posición sexual, a lo que me dijo que si. Entonces me levanté y me di vuelta frente a él. Puse mis piernas al lado de la cabeza de Juan y me agaché para seguir chupándole el pene. Muchos reconocerán la posición como el 69, fue entonces que le dije a Juan que tenía que juga ahí.
Él empezó a lamer mi vulva, a besarla y chuparla. Al principio fue medio brusco, pero luego logró entender la manera de hacerlo bien. Créanme que este chico empezó a aprender muy rápido y de lo excitada que estaba, había momentos en que no podía seguir chupándolo y me quedaba jadeando como tonta jaja.
Al rato en que seguí chupándolo y masturbándolo, me advirtió que ya estaba por venirse, así que lo hice con más velocidad y mantuve su pene dentro de mi boca.
Él intentaba lamerme la vulva mientras yo se lo chupaba, pero al parecer estaba tan ido que no prestaba atención a nada más. Simplemente se estaba dejando llevar, creo que lo había llevado a un éxtasis jiji.
Luego de un ratito, sus quejidos se hacían más notorios y entonces apreté con más fuerza hasta que empezó a salir el semen.
Lo extraño de todo fue que no había salido tanto semen como en la noche anterior, me tragué lo poco y nada que quedó en mi boca, limpié su pene y le pregunté qué había pasado jaja. Él dijo que nada. Como yo ya me manejaba un poco más, le pregunté si se había masturbado en la tarde, a lo que me asumió que si.
Le recomendé que no hiciera eso, porque para eso ya estaba yo. Eso provocó que saliera una sonrisa demasiado gigante en su cara jajaja, lo había dejado loco.
Una media hora más tarde, seguimos practicando con otras posiciones, como la vaquera invertida. Yo estaba sentada en su pene, pero le daba la espalda, así que él aprovechaba de acariciarme el trasero, la cadera y la espaldita.
Después me di vuelta y seguía cabalgándole hasta que nuevamente me avisó que se venía. Me quité de encima y otra vez partí a chupárselo. Como era de esperarse, hubo un poquito de semen nada más.
Esa noche no hicimos más, porque al parecer había dejado seco a Juan ajjaja.
Sin embargo, no sería la última vez en que le enseñaría a mi pequeño aprendiz.

Espero que estén disfrutando esta historia, es un momento de mi vida que recuerdo con cariño porque hay mucha ternura y el sexo, hay que decirlo, lo disfruté bastante
Nos vemos en la siguiente parte
Nuevamente agradezco la buena onda de aquellos que me escriben con simpatía y no se pasan para la punta, se agradece el respeto y la cortesía.